CIUDAD DEL VATICANO, martes, 26 junio 2007 (ZENIT.org).- «Dios es amor y tiene derecho a ser amado»: es la constatación que ha llevado al sacerdote Santiago Martín a fundar los Franciscanos de María (www.frmaria.org), cuya aprobación pontifica se ha hecho pública este martes.

Por ello se celebró una Santa Misa de Acción de gracias en la cripta de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Presidió la Eucaristía monseñor Héctor Luis Gutiérrez Pabón –obispo de la diócesis colombiana de Engativà-; concelebraron numeroso sacerdotes de la nueva realidad eclesial, entre ellos su fundador y presidente.

En su homilía, el prelado recalcó que poder comprender el amor de Dios y poder hacer algo por el Señor ya es algo que experimentan como don.

Y dio gracias, uniéndose a los numerosos fieles presentes –de muchos de los países donde la asociación opera-, por poder servir a Dios a través de esta fundación.

Al finalizar la Eucaristía, Santiago Martín expresó su gratitud por este nuevo paso dando gracias a la Iglesia, y a Juan Pablo II, «bajo cuyo pontificado empezaron los Franciscanos de María en la archidiócesis española de Madrid»; y «por encima de todo», dio gracias «a Dios y a la Santísima Virgen María».

«Esta obra nace como continuación de muchas otras, y fija sus ojos en la primera comunidad de cristianos, por lo tanto, en unos enamorados de Dios», manifestó.

«Vivimos en la época de los derechos humanos. Nosotros queremos señalar los derechos divinos. Dios es amor y tiene derecho a ser amado», sintetizó, expresando la vocación de la asociación.

En declaraciones a Zenit, Santiago Martín explicó por qué la asociación sigue la estela de determinados santos de la Iglesia: «Damos un paso más, continuando con esta hilera: San Francisco, que decía: "el amor no es amado"»; «Santa Margarita María de Alacoque: "Dios tiene corazón"»; «Santa Faustina Kowalska: Dios es misericordia».

«Nuestro paso es decir: "Dios tiene derecho a ser amado. Dios te ama, pero también tiene derecho a ser amado"», recalcó.

La víspera, en el marco de los actos de la aprobación pontifica de la asociación, la Embajada de España ante la Santa Sede fue anfitriona de una celebración con los miembros de la asociación que han podido trasladarse a Roma.