VERONA, jueves, 11 octubre 2007 (ZENIT.org).- Las consecuencias del relativismo se están haciendo sentir también negativamente en el proceso ecuménico, en cuyo seno se perciben diferencias en conceptos cruciales como el derecho a la vida, advierte el director del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân ( www.vanthuanobservatory.org), foco de promoción de la doctrina social de la Iglesia.
Stefano Fontana firmó el martes pasado una nota bajo el título: «¿Los cristianos se ponen de acuerdo más fácilmente sobre los cambios climáticos que sobre el derecho a la vida? Ecumenismo y ampliación de la razón».
El comentario de Fontana parte de la III Asamblea Ecuménica de Sibiu (Rumanía), que reunió recientemente a más de 2.500 delegados católicos, ortodoxos y evangélicos de Europa.
Sucedió en ese contexto algo que «puede ser significativo» –recuerda–: «Los representantes de las diversas confesiones cristianas parece que no se pusieron de acuerdo sobre una frase del Mensaje final en que hablaba de «derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural»».
Siempre se mencionan en estos casos «motivos de forma», comenta Fontana, pues la frase en cuestión no había sido aprobada en asamblea, sino introducida a continuación, de manera que había otra que hablaba sólo de «derecho a la vida» omitiendo «desde la concepción hasta la muerte natural».
«Es conocido, de hecho, que las comunidades protestantes tienen posturas muy diferentes sobre el aborto y la eutanasia respecto a la Iglesia católica. ¿Se trata de un motivo de fe o de razón? De razón –recalca–, o sea, de una desconfianza en la capacidad de la razón de conocer la verdad sobre el hombre».
«El movimiento ecuménico ha emprendido desde hace tiempo el camino del encuentro entre confesiones diversas sobre temas de la justicia, la paz y la protección de la creación Pero para proseguir en este itinerario no puede decaer una razón «ampliada» y capaz de conocer el bien en el campo de la ética», advierte el director Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân.
Y es que «el relativismo produce siempre una oleada negativa de retorno sobre el proceso ecuménico», denuncia.
De este problema «como es sabido la ciencia no tiene una palabra clara y definitiva», «pero a pesar de ello parece tratarse de una certeza mayor respecto al derecho del embrión humano a ser respetado», lamenta.