CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 octubre 2007 (ZENIT.org–El Observador).- Benedicto XVI anunció este miércoles que creará cardenal el próximo 24 de noviembre al arzobispo de Monterrey, monseñor Francisco Robles Ortega.
México es el segundo país del mundo en número de católicos y Monterrey es una de las arquidiócesis más grandes del mundo, con casi 7 millones de habitantes, de los cuales el 75.5% es católico.
Monseñor Robles Ortega nació en Mascota, Jalisco (Diócesis de Tepic), el 2 de marzo de 1949, fue el tercero de los dieciséis hijos nacidos en el hogar cristiano, formado por los señores Francisco Robles Arreola y Teresa Ortega de Robles.
Realizó sus estudios de Humanidades en el Seminario Menor de Autlán; de Filosofía en el Seminario de Guadalajara y de Teología en el Seminario de Zamora.
Fue ordenado presbítero el 20 de julio de 1976, en la Parroquia de Mascota, para la Diócesis de Autlán, por monseñor Maclovio Vázquez, obispo de Autlán.
Después de su ordenación sacerdotal completó sus estudios en Roma donde obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana (1976-1979).
En su ministerio sacerdotal, fue vicario general de Autlán y profesor de Filosofía y Teología en el Seminario de esa diócesis.
A la muerte de su obispo, monseñor Maclovio Vázquez Silos, en julio de 1990, fue nombrado administrador diocesano.
El 30 de abril de 1991, fue nombrado por Juan Pablo II, obispo Titular de Bossa y auxiliar de Toluca. El 5 de junio de 1991 fue consagrado obispo por monseñor Alfredo Torres Romero, segundo obispo de Toluca.
A la muerte de monseñor Alfredo Torres (15 de octubre de 1995), fue nombrado administrador diocesano.
Posteriormente, Juan Pablo II lo designó obispo de Toluca y tomó posesión de su cargo el 15 de julio de 1996, donde se ha testimoniado su caridad pastoral.
Fue uno de los doce elegidos, por sus hermanos del episcopado mexicano, para que participara en el Sínodo de los Obispos para América, celebrada en el Vaticano del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997.
El 25 de enero del 2003, Juan Pablo II, lo nombra XI Arzobispo de Monterrey, al aceptar la renuncia del Cardenal Adolfo A. Suárez Rivera.
