Tras la audiencia, que se celebró en un ambiente de gran cordialidad en la biblioteca privada del Papa, la presidenta se reunió con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, acompañado por el arzobispo Dominique Mamberti, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados.
Según informa un comunicado emitido por la Santa Sede, «los cordiales coloquios permitieron un intercambio de información y reflexiones sobre la situación socio-política del país y sobre su país en América Latina».
«Se afrontaron temas de común interés, como la vida humana y la familia, la educación y los derechos humanos, la justicia y la paz, y otras cuestiones relevantes de la agenda internacional», explica la nota.
«Se ha reconocido la contribución positiva ofrecida por la Iglesia católica a la sociedad chilena, especialmente en los ámbitos social y educativo», concluye el comunicado.
La presidenta Bachelet regaló al Papa una escultura que representa la fiesta Cuasimodo, una de las más típicas y sentidas de Chile, así como un libro sobre cuarenta iglesias chilenas.
El Papa, por su parte, regaló a Bachelet la medalla del pontificado.
Acompañaban en su visita al Vaticano a la presidenta los presidentes del Senado, Eduardo Frei, de la Corte Suprema, Enrique Tapia, y de la Cámara de Diputados, Patrcia Walker, así como el ministro de Exteriores chileno, Alejandro Foxley.