CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 19 octubre 2007 (ZENIT.org).- La misión necesita testigos creíbles de Cristo, afirmó Benedicto XVI este viernes, dos días antes del Domingo Mundial de las Misiones, al recibir a los obispos de la República del Congo-Brazzaville.
Tras haber leído los informes quinquenales, y de haberse encontrado en días pasados personalmente con los obispos de ese país africano, en visita «ad limina apostolorum», el Papa constató «la urgencia de desarrollar un auténtico dinamismo misionero» en esas Iglesias locales.
«La Iglesia no puede privarse de esta misión primordial, que invita a una exigencia fundamental de coherencia y de armonía entre fe y normas éticas», afirmó el Papa en su discurso pronunciado en francés.
«Para evangelizar verdadera y profundamente, es necesario convertirse en testigos cada vez más fieles y creíbles de Cristo», insistió.
Hacen falta «hombres de Dios», sobre todo entre los obispos, «preocupados ante todo del anuncio del Evangelio, sacando de la intimidad con Cristo la fuerza para tejer lazos cada vez más intensos de fraternidad y de unidad entre vosotros y con todos», señaló el obispo de Roma a sus huéspedes.
Evangelizado hace más de cien años por los Misioneros del Espíritu Santo, Congo-Brazzaville ha experimentado, sobre todo en la primera mitad del siglo pasado, un extraordinario número de bautizados. Hoy, el 58 por ciento de sus 3 millones de habitantes es católico. Los sacerdotes son unos 400.
Después de más de veinte años de gobiernos de carácter marxista, la Iglesia se comprometió en el proceso de reconstrucción de la sociedad civil congoleña, apoyando la transición al multipartidismo, en la primera mitad de los años noventa.
En los últimos años, el episcopado no ha dejado de denunciar los males que afligen al país, desde la miseria y el sida hasta la disgregación de las familias y el aborto, así como la mala gestión de las riquezas del subsuelo.
Benedicto XVI también lanzó en sus discurso a los prelados de ese país un llamamiento a «los cristianos y a toda la población del país a abrir caminos de reconciliación para que las diferencias étnica y sociales, vividas en el respeto y en el amor mutuos, se conviertan en una riqueza común y no en un motivo de división».