ROMA, miércoles, 31octubre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI reza y pide oración «para que cuantos se dedican a la investigación médica y cuantos están implicados en la actividad legislativa respeten profundamente la vida humana, desde su comienzo hasta su terminación natural».
Así se desprende de la intención general para el mes de noviembre, contenida en la carta pontificia junto a todas las intenciones que el Santo Padre ha confiado al «Apostolado de la oración» para este año.
Iniciativa que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes, el «Apostolado de la oración» (AdP) propone profundizar en esta intención retomando el discurso que el Papa dirigió al Congreso organizado por la Academia Pontificia para la Vida el 27 de febrero de 2006.
En aquella ocasión se reflexionó, con especialistas de todo el mundo, sobre «el embrión humano en la fase de pre-implantación», «es decir, en los primeros días que siguen a la concepción», «una cuestión sumamente importante hoy», entre otros ámbitos, «por sus perspectivas de aplicación en el ámbito de las ciencias biomédicas y jurídicas», constató entonces el Papa.
«El amor de Dios –advirtió Benedicto XVI– no hace diferencia entre el recién concebido, aún en el seno de su madre, y el niño o el joven o el hombre maduro o el anciano. No hace diferencia, porque en cada uno de ellos ve la huella de su imagen y semejanza», «porque en todos ve reflejado el rostro de su Hijo unigénito».
«Este amor ilimitado y casi incomprensible de Dios al hombre revela hasta qué punto la persona humana es digna de ser amada por sí misma, independientemente de cualquier otra consideración», recalcó.
«En el hombre, en todo hombre, en cualquier fase o condición de su vida, resplandece un reflejo de la misma realidad de Dios. Por eso –añadió el Santo Padre– el Magisterio de la Iglesia ha proclamado constantemente el carácter sagrado e inviolable de toda vida humana, desde su concepción hasta su fin natural».
Todos los meses también se ora además por una intención misionera. La de noviembre dice así: «Para que en la Península Coreana crezca el espíritu de reconciliación y de paz».