CASTEL GANDOLFO, lunes, 18 agosto 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI, quien se ha mantenido informado muy de cerca sobre la guerra en Georgia, ha exigido el compromiso de todos los implicados y la comunidad internacional para que la tregua alcanzada pueda concluir en paz estable.

Desde que empezó el conflicto, el Papa ha alzado su voz en dos ocasiones en las que ha pedido el cese de las actividades militares y atender a las víctimas, sobre todo civiles, del conflicto.

El 17 de agosto, al rezar el Ángelus junto a varios miles de peregrinos en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo, el Santo Padre reconoció que sigue "con atención y preocupación la situación en Georgia, y me siento particularmente cerca de las víctimas del conflicto".

Elevando "una especial oración de sufragio por los difuntos", expresó su "sincero pésame a cuantos están en luto", e hizo "un llamamiento para que se alivien con generosidad los graves perjuicios que sufren los refugiados, sobre todo las mujeres y los niños, a quienes les falta incluso lo necesario para sobrevivir".

El obispo de Roma pidió la apertura, sin tardanza, de pasillos humanitarios entre la región de Osetia del Sur y el resto de Georgia, de manera que los muertos, que todavía están abandonados, puedan recibir digna sepultura, que los heridos sean curados adecuadamente y que se permita a quien lo desea volver a unirse con sus seres queridos".

Según el pontífice, "deben garantizarse a las minorías étnicas involucradas en el conflicto la incolumidad y los derechos fundamentales que no pueden ser violados".

El Santo Padre deseó que "la tregua en acto, alcanzada gracias a la contribución de la Unión Europea, pueda consolidarse y transformarse en paz estable".

Por último, invitó "a la comunidad internacional a seguir ofreciendo su apoyo para alcanzar una solución duradera, a través del diálogo y de la buena voluntad de todos".

La primera intervención pública del Papa sobre el conflicto en el Cáucaso la pronunció el domingo 10 de agosto, en la plaza de Bresanona, en el Tirol italiano, donde este año trascurrió el período de vacaciones del verano.

"Son motivo de profunda angustia las noticias, cada vez más dramáticas, de los trágicos acontecimientos que se están verificando en Georgia y que, partiendo de la región de Osetia del Sur, ya han causado muchas víctimas inocentes y obligado a un gran número de civiles a dejar sus casas", confesó.


El Papa manifestó su "profundo deseo" de "que cesen inmediatamente las acciones militares y que se abstengan, incluso en nombre de la herencia común cristiana, de ulteriores confrontaciones y retorsiones violentas, que pueden degenerar en un conflicto de proporciones aún más amplias". 

"Reanúdese en cambio, decididamente el camino del negociado y del diálogo respetuoso y constructivo, evitando así ulteriores lacerantes sufrimientos a aquellas queridas poblaciones", exigió.

Invitó asimismo "a la comunidad internacional y a los países más influyentes en la situación actual a poner por obra todo esfuerzo para sostener y promover iniciativas encaminadas a lograr una solución pacífica y duradera, en favor de una convivencia abierta y respetuosa".
Por último, dijo, "junto con nuestros hermanos ortodoxos, oramos intensamente por estas intenciones, que encomendamos confiados a la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Jesús y de todos los cristianos".