– Rev.do P. Ab. Michel JORROT, O.S.B., Abad de la Abadía Benedictina de Claraval (LUXEMBURGO)
– Rev.da Hna. Janice SOLUK, S.A.M.I., Superiora General de las Siervas de la Beata Virgen María Inmaculada, Roma (ITALIA)
– Rev.da Hna. Apollinaris SHIMURA YURIKO, C.S.M., Superiora General de las Hermanas de la Caridad de Miyazaki (JAPÓN)
– Rev.da Hna. Marija Ana KUSTURA, S.M.I., Superiora General de las Siervas del Niño Jesús; Presidente de la Unión de las Superioras Mayores de Croacia (CROACIA)
– Sr. Francisco José GÓMEZ ARGÜELLO WIRTZ, Cofundador del Camino Neocatecumenal (ESPAÑA)
– Rev. D. Ponpuzhakottayil Cherian ANIYANKUNJU, Portavoz de la Archidiócesis de Changanacherry de los Siro-Malabareses (INDIA)
Publicamos a continuación los resúmenes de las intervenciones:
– Rev.do P. Ab. Michel JORROT, O.S.B., Abad de la Abadía Benedictina de Claraval (LUXEMBURGO)
Santo Padre, padres del Sínodo, hermanos y hermanas:
Es inmensa mi gratitud por poder participar en este Sínodo. Se la debo a vuestra consideración por los sesenta años dedicados a la edición crítica de la Vulgata elaborada por los monjes benedictinos de Clervaux (entre otros), en la Abadía de San Jerónimo, fundada por Pío XI en 1933. A esta gratitud se añade el reconocimiento de mi comunidad (hacia vosotros), ya que habéis querido citar 4 veces a dom Jean Leclerq (+ 1993), monje de Clervaux, en vuestro discurso a los bernardos, en París. El título de su libro sobre la cultura y la espiritualidad monásticas en la Edad Media es significativo: «Cultura humanista y deseo de Dios». Gracias, Santo Padre «gratia Benedictus et nomine» (San Gregorio Magno).
La acogida de la Palabra de Dios
«Cultura humanista y deseo de Dios» ya se encuentra en la regla de San Benito. Más concretamente, en la recomendación central hecha a los monjes cenobitas: «no preferir nada a la obra de Dios», es decir, a la oración litúrgica.
IL nº 34: «¡Somos lo que escuchamos!»
Afirmación importante respecto a la actitud de la escucha. El que escucha se deja modelar interiormente por el pensamiento de Dios. Esta disposición a la escucha podría considerarse como la aceptación a priori de todo lo que viene de Dios contrariamente a la recriminación presente en el Evangelio. Permitidme que resuma en las cuatro letras de la palabra AMÉN esta aceptación a priori.
4 puntos de reflexión
A como Abba (IL nº 9). Con este nuevo apelativo referido a Dios, Jesús quiso decirnos todo sobre su Padre y sobre sí mismo. Este Abba es el que quiere que todos los hombres sean salvados, haciéndolos una sola familia de hijos e hijas en su Hijo unigénito. Este Padre actúa continuamente mediante una gracia procedente del corazón de cada hombre para disponerlo a la acogida de su verbo hecho carne. La Inmaculada Concepción es la gracia más preveniente que exista y las más santificante al mismo tiempo, que hizo que la Virgen María dijera Fiat. Amén.
M (2ª letra) como Memorial. Hemos recodado la sacramentalidad de la Palabra. La proclamación devuelve a la Escritura la fuerza de lo que se ha dicho. Además, la Escritura está redactada a menudo de una forma destinada a la memorización. A través de la memoria es como penetra y actúa la Palabra en las personas. Como María, es necesario recordar también lo que no se entiende y meditarlo en nuestro corazón.
E (3ª letra) como Explicación. La palabra se dirige a la inteligencia en la fe. Tiene que ser explicada. Esta explicación, necesaria en todas las épocas, se basa en el carácter de diálogo de la Revelación. Esta explicación de la Palabra ¿no debería hacerse de manera gradual, ya que la LG habla de una presentación jerárquica de los dogmas?
N (4ª letra) como Alimento (Nourriture) (IL nº 38 sobre todo). La Lectio divina no está reservada a los monjes. Este alimento permite realmente que seamos «lo que se escucha» y de aquí el radicalismo de la vida monástica. Además, quien reza ya está cumpliendo la Palabra, que es una llamada a la oración. Cuando esta oración es cantada, invade el alma, porque el canto (sobre todo el gregoriano) dilata los términos de la Palabra de Dios hasta el punto de transformarse en un espacio inmenso en el que la escucha se convierte en una sola cosa con la vida.
La Lectura de san Pablo por parte de Santa Teresa del Niño Jesús demuestra hasta qué punto ella se transformó en lo que leyó. «En el corazón de la Iglesia yo seré el amor» escribe, y también «Oh, faro luminoso del amor, yo sé cómo llegar hasta ti. He encontrado el secreto para apropiarme de tu llama». Amén. Muchas gracias.
– Rev.da Hna. Janice SOLUK, S.A.M.I., Superiora General de las Siervas de la Beata Virgen María Inmaculada, Roma (ITALIA)
Nuestra congregación, con derecho pontificio, fue fundada en Ucrania en 1892 y es la primera congregación apostólica de la tradición bizantina oriental, la Iglesia greco-católica ucraniana. Como congregación católica ucraniana estamos muy cerca del corazón de nuestra gente. Tampoco durante el periodo comunista las hermanas han abandonado a la gente. Como Iglesia clandestina y corriendo grandes riesgos personales, han seguido catequizando, animando y fortaleciendo a los creyentes, además de hacer posible que los sacerdotes visitaran a los enfermos y a los moribundos en los hospitales.
La mentalidad oriental es una mentalidad del corazón más que del intelecto, y por tanto los cinco sentidos están profundamente implicados y en el centro en nuestras celebraciones. La lectura de la Sagrada Escritura en todos los servicios es muy importante.
Antes del Concilio Vaticano II no teníamos a disposición Biblias en lengua vernácula, el ucraniano. Estaban sólo en eslavónico antiguo, que la mayor parte de las personas no entendía. Si alguien poseía una Biblia, la ponía en un sitio especial, la besaba y la guardaba como un objeto de gran devoción, pero no se la leía como alimento cotidiano. En Ucrania, bajo el comunismo, se quitaron y se prohibieron las Biblias. Sólo desde 1990 las Biblias y los libros religiosos han empezado a reaparecer, y a ser buscados y a tener influencia. Hoy la Sagrada Escritura es la regla de vida más importante para las monjas.
Tres tradiciones muestran la importancia y el valor que la gente ha atribuido a la lectura de la Biblia desde los tiempos pasados hasta hoy.1) Las personas se arrodillan bajo el Evangelio mientras se lee la Escritura. Luego besan el libro y regresan a su sitio.
2) Durante la lectura del Evangelio, los adultos, las familias o los niños son invitados a ponerse delante para sujetar las velas. Es un gran privilegio. Al final todos besan las Escrituras.
3) Las mujeres del lugar adornan el altar, los iconos y el púlpito desde el que se lee el Evangelio, con telas embellecidas con elaborados bordados en las que se apoya la Biblia.
En Ucrania nuestras monjas están enseñando de nuevo a los niños, a los jóvenes y a los adultos cómo usar la Escritura, cómo leerla y cómo rezarla para encontrar a Jesús, Palabra viva.
Nosotras, las religiosas, al pertenecer a una congregación consagrada a María madre de Dios, la tenemos a ella como modelo. Tratamos de encarnar en nosotras mismas la palabra de Dios, con el fin de seguir transmitiendo a Jesús que vive en nosotros a los demás en nuestro ministerio, para que Cristo pueda ser siempre la luz del mundo para todos.
– Rev.da Hna. Apollinaris SHIMURA YURIKO, C.S.M., Superiora General de las Hermanas de la Caridad de Miyazaki (JAPÓN)
Mi tierra natal es Japón, donde solamente el 0,4% de los 120 millones de habitantes son católicos. Sin embargo, también en Japón la Biblia es uno de los libros más leídos y apreciados incluso por los no cristianos, en especial entre las personas de cultura. Para los más pequeños no falta la Biblia en dibujos animados (MANGA) y para los aficionados a la música sacra existe un ópt
imo repertorio con excelentes composiciones musicales.
No obstante tanta admiración y simpatía por la cultura y la ética cristianas, Japón sigue siendo una «tierra de misión» donde muchos nunca han escuchado el Evangelio y están a la espera del primer Anuncio (Documento de trabajo nº 43).
La primer tarea de los religiosos y religiosas que viven y trabajan en Japón es la del Primer Anuncio de la Palabra de Dios. Esto se hace a través del testimonio de la vida, las diversas Obras de Caridad, entre las cuales la educación posee una eficacia particular. Es conmovedor, por ejemplo, ver el impacto que los niños de la escuela materna producen en sus padres cuando les cuentan la historia de Dios aprendida en la escuela.
La primera evangelización, sin embargo, implica un paso lento, una espera paciente y la certeza de que Dios hace crecer su Reino en silencio, sin que nos demos cuenta y a pesar de nuestros límites.
La sociedad japonesa en estos sesenta años después de la Segunda Guerra Mundial ha emprendido una marcha imparable hacia el desarrollo económico, a costa de grandes heridas, entre ellas la de ser la décima nación en el mundo por la cantidad de suicidios, sobre todo entre los jóvenes. «Si se presta atención, se puede oír por parte de las familias y en los lugares de trabajo, el grito de gente en continuo dolor, porque se siente aplastada por la estructura utilitarista de una sociedad que persigue sólo el bienestar económico» (cfr. Mensaje de los Obispos japoneses, 2001).
Frente a los desafíos de esta sociedad, nosotras las religiosas, nos sentimos inadecuadas y débiles, pero no podemos tapar nuestros oídos ante el grito de quienes sufren y ante la llamada de Dios para anunciar a nuestro pueblo el Evangelio de vida y de fraternidad universal, para oponernos a la violencia, que además de destruir los recursos de la naturaleza, es causa de discriminaciones y de eliminación de personas.
Como dice el Documento de trabajo nº 43, muchas son las dificultades que hoy obstaculizan el anuncio del Evangelio. En Asia y en Japón, para seguir a Cristo como verdaderas discípulas, sentimos la necesidad de abrirnos cada vez más a Su Amistad a través de la interiorización de la Palabra de Dios.
El 24 del mes próximo (noviembre) en Nagasaki, Japón, 188 mártires japoneses serán beatificados. También la Iglesia de Japón, como la de otras naciones de Asia, tiene como fundamento de su fe el testimonio de muchos mártires. Siguiendo su ejemplo y con su intercesión, también nosotras lograremos afrontar las dificultades sin desanimarnos y lograremos cumplir la misión de profecía que nos ha sido confiada. Por ello os pido a todos vosotros una oración especial.
– Rev.da Hna. Marija Ana KUSTURA, S.M.I., Superiora General de las Siervas del Niño Jesús; Presidente de la Unión de las Superioras Mayores de Croacia (CROACIA)
Tomando como punto de partida el Documento de Trabajo (III, capítulo 7), me referiré aquí a la vida consagrada apostólica. Con demasiada frecuencia, en la vida de nuestras comunidades y congregaciones, la Palabra de Dios no es suficientemente Palabra de Vida que debe traducirse en compromiso en la vida concreta de la Iglesia.
A menudo, pensamos antes que nada en comunidades, constituciones, congregaciones, sin tener en cuenta las necesidades concretas y los problemas de la Iglesia local. La tendencia general es a replegarse sobre sí mismo y esto nos impide comprender las necesidades de la Iglesia. De tal situación pueden nacer derivaciones sectarias que nos impiden escuchar la Palabra de Dios y los diversos llamados del Magisterio de la Iglesia. La Palabra de Dios debería llevarnos a tener más en cuenta las enseñanzas del Santo Padre en sus diferentes intervenciones, el Magisterio como así también de los pastores de nuestras Iglesias locales que para nosotros, religiosos y religiosas, deben ser una guía y un punto de referencia en nuestra vida como consagrados. Es tarea de los Superiores responsables velar para que esta dimensión del vínculo se viva correctamente en espíritu de caridad.
En este mes de octubre, Santa Teresa de Avila nos puede introducir en esta vida mística de la comunicación con Jesús y su enseñanza a través de su Palabra y su amor por la Iglesia. Y la pequeña Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz nos enseña de qué modo nosotros, personas consagradas, podemos ser misioneras y con su ejemplo, ser el amor en el corazón de la Iglesia nuestra Madre.
– Sr. Francisco José GÓMEZ ARGÜELLO WIRTZ, Cofundador del Camino Neocatecumenal (ESPAÑA)
Agradecemos al Santo Padre la invitación a participar en este Sínodo, y sobre todo estamos profundamente agradecidos por la aprobación definitiva de los Estatutos del Camino Neocatecumenal, que lo reconoce como fruto del Concilio, lo define como una modalidad de actuación diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente de la fe, lo dota de personería jurídica pública y lo ofrece a los Obispos como instrumento al servicio de su misión de evangelización.
El anuncio del Kerygma: que Dios ha resucitado de la muerte a Jesús y lo ha constituido Kyrios, para que se pueda anuncia a todos los hombres la conversión y la vida eterna: Dios nos lo hizo vivir y experimentar con gran sorpresa y maravilla en medio de los pobres de las barracas de Palomeras Altas en Madrid, donde hemos descubierto el trípode sobre el cual se basa la vida cristiana: palabra de Dios, liturgia y comunidad.
De este modo, uno de los tres pilares del Camino es la Palabra de Dios, celebrada en pequeñas comunidades. En las catequesis iniciales los neocatecumenales escuchan la predicación del Keygma y reciben las llaves hermenéuticas necesarias para la escucha de la Palabra: ver en Jesucristo el centro y el cumplimiento de las Escrituras y poner bajo la luz de Su Palabra los hechos de nuestra propia vida.
Se sella esta iniciación a la Escritura en una celebración de la Palabra, en la que los participantes reciben la Biblia de manos del Obispo, garante de su interpretación auténtica.
Inician así un camino de redescubrimiento de la fe a la luz de la Palabra que ilumina la propia historia como historia de salvación.
El Camino Neocatecumenal, ahora aprobado definitivamente por la Santa Sede es, de este modo, un instrumento ofrecido a los pastores de la Iglesia para la actuación de la nueva evangelización, que abre un camino de iniciación cristiana para los lejanos en las parroquias.
– Rev. D. Ponpuzhakottayil Cherian ANIYANKUNJU, Portavoz de la Archidiócesis de Changanacherry de los Siro-Malabareses (INDIA)
Muchos Padres han hablado de un hambre espiritual en medio de una abundancia de alimento. ¿El problema no afecta tal vez al modo en que lo servimos? Cada proclamación, ya se produzca a través del silencio, las palabras o los hechos, produce frutos cuando el predicador es consciente, está dispuesto y preparado a encarnar. Nos dirigimos a las personas en el contexto particular de su vida, sus sentimientos, etc. Para que el mensaje evangélico sea bien comprendido, debemos esforzarnos por «descender» al nivel de quien escucha. Un «descender» auténtico comporta sufrimiento en su verdadero significado, como también dejar de lado nuestro ego y comprometernos a fondo para comprender a las personas. Aumentar nuestra credibilidad como servidores de la Palabra de Dios.
Encarnación, tal como yo la entiendo, significa también «subir» al nivel del grupo a quien nos dirigimos. A veces subestimamos a las personas en nuestra predicación. Esto influye a su vez en el modo en que es recibida. Debemos actualizarnos en las asuntos relativos a los diferentes ámbitos de conocimiento relativos al tema abordado. Esto es particularmente importante en la homilía.
El principio de la encarnación se aplica igualmente a los progenitores y a los maestros. De ello deriva el sentido cristiano
de la humildad. El Concilio enseña que los padres son los primeros educadores en la fe de sus hijos (AA 11). Son ellos los primeros en hacer que sus hijos conozcan la Palabra de Dios. Es necesario en primer lugar, y especialmente, desarrollar un sentido de reverencia hacia la Palabra de Dios. En la frase de apertura de la Constitución Dei Verbum (1) el Concilio exhorta a acercarse a la Palabra de Dios con religiosa atención. Esto se debe enseñar durante la infancia y sólo los padres pueden hacerlo. Su deber principal es transmitir este sentido a través de la manera de tratar la Biblia. Tienen que desmenuzar la Palabra de Dios para que sus hijos puedan asimilarla. Cuando los niños crecen, desarrollan su apego hacia la Biblia. En efecto, nuestro Señor habita en la familia a través de las Sagradas Escrituras y ayuda a los cónyuges a vivir el sacramento del matrimonio. ¿Pero los padres tratan de dar testimonio de la Palabra de Dios en la familia y en el trabajo? Para ello es necesario dar una orientación adecuada a los fieles con objeto de que la mayoría pasiva se transforme en una mayoría activa en la proclamación de la Palabra de Dios.
Según mi experiencia personal como jefe de familia, la Liturgia de las Horas es un modo eficaz para aprender a conocer las Escrituras y un instrumento sencillo para rezar utilizando la Palabra de Dios. Cuando un niño no quiere tomar la leche, a menudo la madre se la mezcla con otras cosas para que, de este modo, el niño la tome. La Iglesia, nuestra madre, a través de la Liturgia de las Horas puede hacer lo mismo con la Palabra de Dios. Aquí también es muy importante que se dé a los laicos una especial formación teológica, litúrgica y bíblica (AA 28). En India, algunas diócesis han tomado la iniciativa de instituir centros teológicos para los laicos.