La comprensión judía de la Biblia puede ayudar al entendimiento y al estudio de las Escrituras por los cristianos.
La interpretación bíblica cristiana se funda en la unidad de los dos Testamentos en Jesús, Palabra hecha carne. En su Persona, se cumple el sentido pleno de las Escrituras con continuidad y discontinuidad respecto a los libros inspirados del pueblo judío.
Se sugiere a las conferencias episcopales que promuevan encuentros y diálogos entre judíos y cristianos.
Proposición 53
Diálogo entre cristianos y musulmanes
«La Iglesia mira también con estima a los musulmanes que adoran al único Dios» (NA 3). Estos se refieren a Abraham y rinden culto a Dios sobre todo con la oración, la limosna y el ayuno. El diálogo con ellos permite conocerse mejor y colaborar en la promoción de valores éticos y espirituales.
En este diálogo, el Sínodo insiste en la importancia del respeto a la vida, los derechos humanos y los derechos de la mujer, así como de la distinción entre orden sociopolítico y orden religioso en la promoción de la justicia y la paz en el mundo. Tema importante en este diálogo será también la reciprocidad y la libertad de conciencia y de religión.
Se sugiere a las conferencias episcopales de países donde resulte provechoso promover círculos de diálogo entre cristianos y musulmanes.
Proposición 54
Dimensiones cósmicas de la Palabra de Dios y custodia de la creación
La Palabra de Dios nos comunica la belleza de Dios a través de la belleza de la creación y también mediante las imágenes sagradas, como iconos del Verbo encarnado. Son modalidades con las que el misterio invisible de Dios se hace de alguna manera visible y perceptible a nuestros sentidos. Los Padres de la Iglesia, por lo demás, afirmaron siempre las dimensiones cósmicas de la Palabra de Dios que se hace carne; cada criatura lleva en cierto sentido una señal de la Palabra de Dios. En Jesucristo, muerto y resucitado, todas las cosas creadas encuentran definitiva recapitulación (cf. Ef 1, 10). Todas las cosas y las personas, por tanto, están llamadas a ser buenas y bellas en Cristo.
Lamentablemente, el hombre de nuestro tiempo ha perdido el hábito de contemplar la palabra de Dios en el mundo que habita y que ha sido regalado por Dios. Por esto, el redescubrimiento de la Palabra de Dios, en todas sus dimensiones, nos impulsa a denunciar todas las acciones del hombre contemporáneo que no respetan la naturaleza como creación.
Acoger la Palabra de Dios atestiguada en la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia genera un nuevo modo de ver las cosas, promoviendo una ecología auténtica, que tiene su raíz más profunda en la obediencia de la fe que acoje la Palabra de Dios. Por tanto, deseamos que, en la acción pastoral de la Iglesia, se intensifique el compromiso en favor de la salvaguarda de la creación, desarrollando una renovada sensibilidad teológica sobre la bondad de todas las cosas creadas en Cristo, Palabra de Dios encarnada.
Conclusión
Proposición 55
Maria Mater Dei et Mater fidei
El Sínodo, que se propone sobre todo renovar la fe de la Iglesia en la Palabra de Dios, mira a María, la Virgen Madre del Verbo Encarnado, que con su sí a la Palabra de la Alianza y a su misión, cumple perfectamente la vocación divina de la humanidad. Los Padres sinodales sugieren difundir entre los fieles la oración del Ángelus, memoria cotidiana del Verbo Encarnado y del Rosario.
La Iglesia del Nuevo Testamento vive allí donde la Palabra encarnada es acogida, amada y servida en plena disponibilidad al Espíritu Santo. La fe de María se desarrolla luego en el amor con el que acompaña el crecimiento y la misión del Verbo Encarnado. Bajo la Cruz del Hijo, la fe y el amor se convierten en la esperanza con la que María acepta convertirse en la Madre del discípulo amado y de la humanidad redimida.
La atención devota y amorosa a la figura de María, como modelo y arquetipo de la fe de la Iglesia, es de importancia capital para realizar también hoy un cambio concreto de paradigma en la relación de la Iglesia con la Palabra, tanto en la postura de escucha orante como en la generosidad del empeño por la misión y el anuncio. Los Padres sinodales, unidos al Santo Padre en la oración para que el Sínodo «pueda llevar frutos de auténtica renovación a cada comunidad cristiana» (Benedicto XVI, Ángelus en Pompeya, 19 de octubre de 2008), invitan a pastores y fieles a dirigir la mirada a María y pedir al Espíritu Santo la gracia de una fe viva en la Palabra de Dios hecha carne.
[Secretaría General del Sínodo de los Obispos]