El Papa pide a los obispos de Argentina una evangelización basada en el testimonio

No se trata de “transmitir o enseñar una doctrina”, sino de “anunciar a Cristo”

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 2 de abril de 2009 (ZENIT.org).- El Papa insistió hoy sobre la importancia de la misión de evangelización puesta en marcha desde el año pasado en todo el continente latinoamericano. Para un “renacimiento espiritual y moral de la sociedad”, al recibir hoy al segundo grupo de obispos argentinos, encabezados por monseñor Alfonso Delgado Evers, Arzobispo de San Juan de Cuyo, que se encuentran en Roma para la visita ad limina.

En su discurso, el Papa afirmó que también en Argentina es urgente “llevar a cabo una extensa e incisiva acción evangelizadora”, pero que no debe consistir “solamente en transmitir o enseñar una doctrina, sino en anunciar a Cristo, el misterio de su Persona y su amor”.

Les recordó la Evangelii nuntiandi de Pablo VI, explicando que evangelizar “es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo”.

“Se ha de tener siempre muy presente que la primera forma de evangelización es el testimonio de la propia vida. La santidad de vida es un don precioso que podéis ofrecer a vuestras comunidades en el camino de la verdadera renovación de la Iglesia”.

Benedicto XVI afirmó que hoy, “más que nunca” la santidad “es una exigencia de perenne actualidad, ya que el hombre de nuestro tiempo siente necesidad urgente del testimonio claro y atrayente de una vida coherente y ejemplar”.

“Nada hay más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con Él”, añadió.

Este anuncio “nítido y explícito de Cristo como Salvador de los hombres”, añadió el Papa, “se inserta en esa búsqueda apasionante de la verdad, la belleza y el bien que caracteriza al ser humano”.

Además, este anuncio “no debe ser impuesto”, sino que debe brotar “de un triple amor: a la Palabra de Dios, a la Iglesia y al mundo”.

Como indicaciones precisas en esta tarea, el Pontífice pidió a los obispos presentes que “faciliten el acceso de todos los fieles a la Sagrada Escritura”, por un lado, y que “fomenten el espíritu de comunión y de fidelidad al Magisterio, especialmente en los que tienen la misión de transmitir íntegro el mensaje del Evangelio”.

También les pidió que presten “una atención especial a los presbíteros”, pues “los retos de la época actual requieren más que nunca sacerdotes virtuosos, llenos de espíritu de oración y sacrificio, con una sólida formación y entregados al servicio de Cristo y de la Iglesia mediante el ejercicio de la caridad”.

“El sacerdote tiene la gran responsabilidad de aparecer ante los fieles irreprochable en su conducta, siguiendo de cerca a Cristo y con el apoyo y aliento de los fieles, sobre todo con su oración, comprensión y afecto espiritual”.

Por otro lado, subrayó el Papa, es importante el reconocimiento del papel que los laicos están llamados a desempeñar en esta tarea: los seglares “deben ser cada vez más conscientes de su vocación, como miembros vivos de la Iglesia y auténticos discípulos y misioneros de Cristo en todas las cosas”.

“Cuántos beneficios cabe esperar, también para la sociedad civil, del resurgir de un laicado maduro, que busque la santidad en sus quehaceres temporales, en plena comunión con sus Pastores, y firme en su vocación apostólica de ser fermento evangélico en el mundo”, añadió.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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