CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI mostró en la tarde de este jueves cómo «la música se convierte verdaderamente en oración, abandono del corazón a Dios», en el discurso de agradecimiento que pronunció al concluir un concierto celebrado en el Vaticano con motivo del cuarto aniversario de su pontificado.
Las composiciones musicales, ofrecidas al Papa por el presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, en el Aula Pablo VI, fueron interpretadas por la Orquesta Sinfónica y el Coro Sinfónico de Milán «Giuseppe Verdi», dirigidos respectivamente por las maestras Xian Zhang y Erina Gambarini.
Sentado en el centro del Aula, junto al presidente italiano y su esposa, el Papa escuchó la «Sinfonía número 95» de Franz Joseph Haydn –de quien se celebran los doscientos años de su muerte–; la «Haffner» de Wolfgang Amadeus Mozart; el «Magnificat en sol menor» de Antonio Vivaldi; y el famoso «Ave Verum Corpus», también de Mozart, que suscitó el comentario conclusivo del Santo Padre.
En esta composición musical, dijo en el discurso de agradecimiento el Papa Joseph Ratzinger, gran admirador de Mozart, «la meditación deja paso a la contemplación: la mirada del alma se detiene sobre el Santísimo Sacramento para reconocer al Cuerpo del Señor, el Cuerpo que fue verdaderamente inmolado en la cruz y del que surgió el manantial de la salvación universal».
«Mozart compuso este motete poco antes de morir, y en él se puede decir que la música se convierte verdaderamente en oración, abandono del corazón a Dios, con un sentido profundo de paz», aseguró el obispo de Roma.
El Papa dio las gracias al presidente Napolitano por este homenaje que «ha logrado ampliamente no sólo gratificar el sentido estético, sino al mismo tiempo alimentar nuestro espíritu y, por tanto, le estoy doblemente agradecido».
Al comenzar el quinto año de pontificado, el Papa pidió a los presentes: «Acordaos de mí en vuestras oraciones para que pueda cumplir siempre con mi ministerio como quiere el Señor».