ROMA, jueves 30 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Por estos días, romanos y turistas de todo el mundo, en particular latinoamericanos, acuden a la Galería «L’Agostiniana», ubicada en la Plaza del Popolo, uno de los lugares más turísticos de Roma, para ver la exposición denominada «Vírgenes Latinoamericanas, una sola madre».
La exposición tiene lugar por iniciativa de la embajada de Colombia ante la Santa Sede en el marco de la visita que este jueves realizó a Benedicto XVI el presidente de este país, Álvaro Uribe.
Se trata de una muestra en la que se pueden apreciar los rostros de 21 advocaciones de la Virgen en el llamado «Continente de la esperanza», pintadas sobre piedra por la artista italiana Chiara Ripamonti, quien vive y trabaja en la pequeña población de Cassano d’Adda, en el norte de ese país.
Presenta imágenes como la bien conocida Virgen de Guadalupe, patrona de México y de América, hasta la Virgen de Suyapa de Honduras, cuya obra de arte original mide 6,5 centímetros de alto.
El arte narra historias como la de Nuestra Señora de Aparecida de Brasil, que fue rescatada de las aguas por unos pescadores. Cada advocación muestra su país de procedencia y una breve reseña que puede leerse en español e italiano.
Una italiana que pinta vírgenes latinoamericanas
Después de recibir la invitación de Juan Gómez Martínez, embajador de Colombia ante la Santa Sede, Chiara comenzó a estudiar los rostros y la historia de las advocaciones latinoamericanas para lograr plasmarlas y exhibirlas en esta muestra.
«En todas las imágenes he visto la mirada de la Madre que es tan dulce», explica a ZENIT la artista. «Me he enamorado de la devoción que tienen los latinoamericanos, es una fe que se describe sin palabras».
«Cada una de las vírgenes tiene una belleza única que refleja y refuerza la fe de los seres humanos», señaló Chiara.
Según el embajador de Colombia ante la Santa Sede, Chiara Ripamonti es capaz de pintar en cualquier material «desde un lienzo hasta una teja o un pedazo de piedra. Cada rostro parece un pedazo de fresco caído de alguna iglesia o de algún rincón italiano».
«Le enviamos a Chiara las fotos de todas las vírgenes y cada vez que terminaba una de las piedras nos dejaba sin palabras por la perfección en las sombras, en los velos, en los ojos y en cada detalle; por eso es un homenaje también a todos los países latinoamericanos», aseguró el embajador.
Por su parte el presidente de la Comisión Pontificia de América Latina, el arzobispo Octavio Ruiz Arenas, indicó durante la inauguración de la muestra que «María es en quien se encarna el Salvador y ella se encarna en cada una de las culturas. Por eso tenemos la Virgen Morena, la Virgen negra, la virgen rubia del norte».
El prelado señaló que «ella acompaña a la humanidad porque Jesús en la cruz nos la entregó cuando dijo ‘Mujer he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre’. Es uno de los elementos fundamentales de nuestra fe».
El embajador de Honduras ante la Santa Sede, Alejandro Valladares Lanza, decano del Decano del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, confesó que al principio se mostró escéptico ante el hecho de que una italiana que nunca ha visitado su país pudiera representar de manera adecuada la Virgen de Suyapa, «pero lo hizo muy bien».
«Nuestra señora de Suyapa es un símbolo nacional para Honduras. Este año en Tegucigalpa unos dos millones de personas fueron en peregrinación a su santuario en su día. A pesar de las sectas, tan presentes en nuestro continente, la Virgen siempre está ahí alentando la fe», agregó el diplomático.
Los rostros dulces y maternales de la Virgen han sido pintados sobre piedra gentil, una roca calcárea típica de la región salernitana, en el sur de Italia que se caracteriza por ser muy maleable.
Una vez finalizada esta muestra, el 10 de mayo, se trasladará a la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, con motivo del Encuentro de los Pueblos, del 11 al 22 de mayo. Tras un recorrido por diferentes lugares de Italia, estas obras de arte que representan a María se expondrán de manera permanente en la Iglesia María Madre de Dios, que está comenzando a construirse en la ciudad de Medellín, Colombia.
Por Carmen Elena Villa