AMMÁN, domingo, 10 mayo 2009 (ZENIT.org).- La misa que Benedicto XVI presidió este domingo en la mañana en el Estadio Internacional de Ammán se convirtió en una histórica fiesta del fe para el catolicismo jordano: estaban presentes más de 30 mil personas en un país en el que los católicos son 109 mil.
El Santo Padre, que podía ver enarboladas banderas de Jordania, la Santa Sede, Irak, el Líbano y otros países cercanos, les alentó a permanecer en Tierra Santa para dar testimonio de Jesús en la tierra en que vivió. El gobierno decretó que este domingo, que aquí es día de trabajo, fuera una jornada festiva para los cristianos y tiendas o empresas del sector privado se unieron a la iniciativa.
«Que el valor de Cristo nuestro pastor os inspire y sostenga diariamente en vuestros esfuerzos por dar testimonio de la fe cristiana y mantener la presencia de la Iglesia en el cambio del tejido social de estas antiguas tierras».
En pocas palabras, el Papa les exigió «una valentía particular»: «la valentía para comprometerse en el diálogo y trabajar codo a codo con los demás cristianos en el servicio del Evangelio y en la solidaridad con el pobre, el refugiado y las víctimas de profundas tragedias humanas».
«La valentía –siguió diciendo– de construir nuevos puentes para hacer posible un fecundo encuentro de personas de diferentes religiones y culturas y así enriquecer el tejido de la sociedad».
En el acto más multitudinario en este país, al que había llegado el 8 de mayo, asistió a la celebración eucarística en representación del rey Abdalá II el príncipe Ghazi Bin Mohammad, primo y consejero del monarca, presidente de Instituto al-Bayt para el Pensamiento Islámico y una de las figuras más destacadas a nivel mundial del diálogo interreligioso.
Una gran imagen de Jesús, Buen Pastor, presidió la eucaristía, pues la Iglesia católica de rito latino celebraba en Tierra Santa el domingo dedicado a esta advocación de Jesús, el cuarto de Pascua, a diferencia del resto de la Iglesia latina, que celebraba el quinto (el Papa celebró la misma liturgia que había presidido el domingo anterior). A los lados se podía ver la imagen de María y la de Juan el Bautista, el patrón de Jordania.
El Santo Padre recibió la bienvenida del patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal, nacido en Jordania, quien mostró al Papa «la hospitalidad árabe y jordana», y explicó que en ese día la Iglesia en Tierra Santa celebraba la Jornada de Oración por las Vocaciones.
Bromeando, el patriarca añadió que en Tierra Santa hay un problema con los seminaristas, pues el seminario de Beit Jala, por primera vez se ha llenado.
Asimismo el patriarca Twal recordó que Jordania, país de menos de seis millones de habitantes, afronta el desafío de acoger a un enorme número de inmigrantes. No sólo a los millones de palestinos acogidos en años pasados, sino que ahora han llegado más o menos un millón de iraquíes, entre los cuales unos 40 mil son cristianos, a quienes la Iglesia junto a la Cáritas ofrece asistencia material y espiritual. Entre los presentes se encontraba el cardenal Emmanuel III Delly, patriarca de Bagdad.
La fiesta católica jordana culminó cuando unos dos mil niños jordanos recibieron la Primera Comunión.
El Papa se despedirá en la mañana de este lunes de Jordania en una ceremonia en el aeropuerto internacional de Ammán en la que participará el rey Abdalá II con gesto que se sale totalmente de protocolo.
El Santo Padre llegará poco después a Israel donde será acogido por el presidente Shimon Peres y los representantes del gobierno.