La búsqueda del bien común, un remedio contra el cinismo

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El arzobispo de Westminster, doctor honorario por la Universidad de Birmingham

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BIRMINGHAM, martes, 16 febrero 2010 (ZENIT.org).- En un clima de desconfianza hacia la política y las finanzas, el arzobispo Vincent Nichols de Westminster dijo que se necesita un nuevo “proyecto” o “visión” al que cada uno pueda comprometerse. Sugirió que la prosecución del bien común podría ser tal proyecto.

El arzobispo Nichols hizo esta reflexión este lunes al recibir un doctorado honoris causa por la Universidad de la Ciudad de Birmingham.

El prelado de Londres fue arzobispo de Birmingham desde el año 2000 al 2009.

“Muchos hoy nos dicen que hay una crisis de confianza en algunas de las instituciones de este país –observó el arzobispo–. Señalan primero a las Casas del Parlamento y al proceso político en sí. Después pueden también incluir a las instituciones financieras, cuya crisis trajo tales dificultades y austeridad a la gente de todo el mundo”.

“En términos políticos –señaló el arzobispo Nichols–, esto significa que tenemos que remodelar un proyecto, una visión a la que todos puedan comprometerse y que pueda ayudar a superar algo el cinismo corrosivo de hoy”.

Trabajar por el bien común, en lugar de perseguir un “interés sectorial o individual”, dijo, puede ser “una expresión de tal proyecto”.

“No somos individuos aislados, que viven por casualidad unos juntos a otros, sino personas realmente dependientes unas de las otras, cuya plenitud reside en la calidad de nuestras relaciones –afirmó el arzobispo Nichols–. Promover el bien común entonces, no puede ser perseguido tratando a cada individuo separadamente y buscando el más alto beneficio neto, en algún tipo de añadido utilitario”.

“La prosecución del bien común es un proyecto exigente pero también apasionante: Es el genuino servicio de todos en la sociedad, hasta no excluir a nadie, independientemente de sus capacidades o circunstancias. Si este fuera nuestro objetivo declarado, nuestro claro compromiso, podría producirse un restablecimiento de la confianza pública”.

El arzobispo de Westminster explicó que ver la “innata e irreducible dignidad” de cada persona está en la base de este esfuerzo.

“Esta dignidad de la persona humana sola es el fundamento de los derechos humanos. Por esto son tan importantes los derechos humanos. Somos iguales en dignidad, incluso si somos diferentes de muchos modos, lo que también tiene que ser reconocido”, dijo.

El arzobispo Nichols indicó que los derechos van siempre acompañados de deberes, y afirmó que estos derechos tienen que “ser tratados y desarrollados con los complejos procedimientos de la ley, como vemos en el presente, y no sin grandes dificultades, en nuestra sociedad”.

La libertad religiosa, añadió, es esencial entre estos derechos.

“Esto es así porque la persona humana es esencialmente un ser espiritual, con un anhelo por el amor, la verdad, la belleza, la felicidad –explicó el arzobispo–. Una reducción del fin y papel en nuestras vidas de lo espiritual y religioso, que es la cumbre de los espiritual, sirve poco al bien común, del que son, de hecho, partes esenciales y contribuyentes”.

Traducido del inglés por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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