El Papa presenta a un mundo dolorido la esperanza de la resurrección

En su mensaje pascual antes de impartir la bendición “urbi et orbi”

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 4 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pasó revista al dolor de un mundo, que en sus continentes sufre por la injusticia, la violencia, la crisis económica, o catástrofes naturales, para presentar la esperanza de la resurrección de Cristo en su mensaje de Pascua.

Las palabras del Papa fueron acogidas por las decenas de miles de peregrinos, que con paraguas para protegerse de la lluvia, se congregaron en la plaza de San Pedro para escuchar la felicitación del Papa en 65 idiomas por la resurrección de Jesús y recibir su bendición «urbi et orbi».

En su mensaje, el Papa reconoció que, en plena crisis, la humanidad «necesita un ‘éxodo’, que consista no sólo en retoques superficiales, sino en una conversión espiritual y moral. Necesita la salvación del Evangelio para salir de una crisis profunda y que, por consiguiente, pide cambios profundos, comenzando por las conciencias».

«Le pido al Señor Jesús que en Oriente Medio, y en particular en la Tierra santificada con su muerte y resurrección, los Pueblos lleven a cabo un ‘éxodo’ verdadero y definitivo de la guerra y la violencia a la paz y la concordia», confesó tras haber presidido en esa misma plaza, adornada de flores holandesas, la misa del Domingo de Resurrección.

Y deseó: «Que el Resucitado se dirija a las comunidades cristianas que sufren y son probadas, especialmente en Iraq, dirigiéndoles las palabras de consuelo y de ánimo con que saludó a los Apóstoles en el Cenáculo: ‘Paz a vosotros'».

Su mirada se detuvo también en el drama de los países latinoamericanos y del Caribe «que sufren un peligroso recrudecimiento de los crímenes relacionados con el narcotráfico, la victoria de la convivencia pacífica y del respeto del bien común».

Las catástrofes naturales también son motivo de sufrimiento atroz para cientos de miles de personas en estos momentos. El Papa, se refirió en particular a «la querida población de Haití, devastada por la terrible tragedia del terremoto», para que «lleve a cabo su ‘éxodo’ del luto y la desesperación a una nueva esperanza, con la ayuda de la solidaridad internacional».

«Que los amados ciudadanos chilenos, asolados por otra grave catástrofe, afronten con tenacidad, y sostenidos por la fe, los trabajos de reconstrucción», deseó.

El obispo de Roma exigió «que se ponga fin, con la fuerza de Jesús resucitado, a los conflictos que siguen provocando en África destrucción y sufrimiento, y se alcance la paz y la reconciliación imprescindibles para el desarrollo».

De modo particular, hizo referencia a la violencia que ensangrienta la República Democrática del Congo, Guinea y Nigeria.

Sus palabras, transmitidas en directo por canales de televisión y radio de todo el mundo, así como por la Santa Sede a través de Internet, se convirtieron también en consuelo para aquellos cristianos que, «como en Pakistán, sufren persecución e incluso la muerte por su fe».

Asimismo pidió «caminos de diálogo y de convivencia serena a los países afligidos por el terrorismo y las discriminaciones sociales o religiosas».

Afrontando las causas de la crisis económica, deseó que «la Pascua de Cristo traiga luz y fortaleza a los responsables de todas las Naciones, para que la actividad económica y financiera se rija finalmente por criterios de verdad, de justicia y de ayuda fraterna».

Por último deseó «que la potencia salvadora de la resurrección de Cristo colme a toda la humanidad, para que superando las múltiples y trágicas expresiones de una ‘cultura de la muerte’ que se va difundiendo, pueda construir un futuro de amor y de verdad, en el que toda vida humana sea respetada y acogida».

El Papa provocó un entusiasmo particular entre los peregrinos, cuando dijo en español: «Os deseo a todos una buena y feliz fiesta de Pascua, con la paz y la alegría, la esperanza y el amor de Jesucristo resucitado».

Concluye así Benedicto XVI una Semana Santa, en la que ha presidido todas las celebraciones litúrgicas principales, profundizando en esa renovación espiritual que está impulsando en la Iglesia con estos cinco años de pontificado, que se celebrarán el 19 de abril.

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ZENIT Staff

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