CIUDAD DE VATICANO, miércoles 28 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los miembros del Comité Vox Clara, con quienes almorzó hoy en el Vaticano. Este Comité ha sido encargado de asesorar a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en la nueva traducción al inglés del Misal Romano, que se publicará próximamente.



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Queridos cardenales,

Queridos hermanos obispos y sacerdotes,

miembros y consultores del Comité Vox Clara,

Les doy las gracias por el trabajo que Vox Clara ha realizado durante los últimos ocho años, asistiendo y asesorando a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el cumplimiento de sus responsabilidades con respecto a las traducciones en inglés de los textos litúrgicos. Esta ha sido una empresa verdaderamente colegial. No sólo están representados los cinco continentes en la composición de la Comisión, sino que asiduamente también han puesto en común las contribuciones de las conferencias episcopales de los territorios de habla inglesa en todo el mundo. Les agradezco el gran trabajo que han dedicado en su estudio de las traducciones y en el procesamiento de los resultados de las numerosas consultas que se han realizado. Doy las gracias a los asesores expertos por ofrecer los frutos de su investigación con el fin de prestar un servicio a la Iglesia universal. Y doy gracias a los Superiores y Oficiales de la Congregación por su trabajo diario y minucioso de supervisar la preparación y traducción de los textos que proclaman la verdad de nuestra redención en Cristo, el Verbo de Dios encarnado.

San Agustín habló bellamente de la relación entre Juan el Bautista, la vox clara que resonó en las orillas del Jordán, y la Palabra que hablaba. Una voz, dijo, sirve para compartir con el oyente el mensaje de que ya está en el corazón del que habla. Una vez que la palabra se ha hablado, está presente en los corazones de ambos, por lo que la voz, una vez se ha completado su tarea, puede desvanecer (cf. Sermón 293). Acojo con satisfacción la noticia de que la traducción al inglés del Misal Romano pronto estará lista para su publicación, para que los textos que han trabajado tan duramente para preparar puedan ser proclamados en la liturgia que se celebra en todo el mundo anglófono. A través de estos textos sagrados y las acciones que los acompañan, Cristo se hace presente y activo en medio de su pueblo. La voz que ayudó a llevar estas palabras a surgir habrá completado su tarea.

A continuación comenzará una nueva tarea, una que cae fuera de la competencia directa de Vox Clara, pero que de una forma u otra les implica a todos ustedes – la tarea de preparar la acogida de la nueva traducción por parte del clero y de los fieles laicos. Muchos tendrán dificultades para adaptarse a textos no familiares después de casi cuarenta años de uso continuado de la traducción anterior. El cambio tendrá que ser introducido con la debida sensibilidad, y debe aprovecharse firmemente la oportunidad que se presenta para la catequesis. Rezo para que de esta manera se evite cualquier riesgo de confusión o desconcierto, y que, al contrario, el cambio sirva como trampolín para una renovación y una profundización de la devoción eucarística en todo el mundo de habla inglesa.

Queridos Hermanos en el Episcopado, Reverendos Padres, Amigos, quiero que sepan lo mucho que aprecio el gran esfuerzo de colaboración al que han contribuido. Muy pronto los frutos de tu trabajo serán puestos a disposición de las congregaciones de habla inglesa en todas partes. Como las oraciones del pueblo de Dios suben ante Él como incienso (cf. Salmo 140, 2), que la bendición del Señor descienda sobre todos los que han contribuido, con su tiempo y experiencia, en redactar el texto en el que las oraciones se expresan. Gracias, que puedan ser abundantemente recompensados por su servicio generoso al pueblo de Dios.

[Traducción del inglés por Inma Álvarez]