El Papa pide que prosiga el camino hacia el desarme nuclear

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Llamamiento ante la octava Conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 5 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI lanzó hoy al mundo un llamamiento para que prosiga el camino hacia un mundo sin armas nucleares.

Al término de la Audiencia general, en la plaza de San Pedro, el Papa se dirigió a los participantes en la conferencia quinquenal de revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear, que comenzó el lunes en Nueva York ante las Naciones Unidas y que durará hasta el próximo 28 de mayo, invocando iniciativas concretas de paz.

“El proceso hacia un desarme nuclear concertado y seguro está estrechamente conectado con el pleno y solícito cumplimiento de los compromisos internacionales – afirmó –. La paz, de hecho, reposa sobre la confianza y sobre el respeto de las obligaciones asumidas, y no sólo sobre el equilibrio de las fuerzas”.

“Con este espíritu – prosiguió –, animo las iniciativas que persiguen un progresivo desarme y la creación de zonas libres de armas nucleares, en la perspectiva de su completa eliminación del planeta”.

“Exhorto, finalmente, a todos los participantes en la reunión de Nueva York a superar los condicionamientos de la historia y a tejer pacientemente la trama política y económica de la paz, para ayudar al desarrollo humano integral y a las auténticas aspiraciones de los pueblos”, concluyó.

El Tratado de No Proliferación de Armamento Nuclear, que se firmó el 1 de julio de 1968 en Londres, Moscú y Washington y entró en vigor el 5 de marzo de 1970, surgió con el objetivo de limitar la difusión indiscriminada de las armas nucleares, limitando su posesión a los Estados reconocidos como “militarmente nucleares”: Estados Unidos, Unión Soviética (luego Rusia), Gran Bretaña, Francia y China, que se adhirieron en 1992.

Sustancialmente, el tratado prohibe a los Estados firmantes que no disponen de armamento nuclear, recibir o fabricar estos armamentos o procurarse tecnologías y material utilizable para la construcción de armamento nuclear; y prohíbe a los “Estados nucleares” firmantes ceder a los otros armas nucleares o tecnología para construirlas.

El Tratado prevé la transferencia de material y teconología nuclear con usos pacíficos, bajo el control estricto de la IAEA (Agencia Internacional para la Energía Atómica).

En 2000 se dio un importante paso adelante al aprobarse un documento, los “Trece Puntos”, que preveía entre otras cosas la prohibición completa de los test nucleares y el compromiso de los Estados nucleares de desarmarse unilateralmente.

Sin embargo, la revisión de 2005 tuvo rsultados desastrosos, y los Estados nucleares no aceptaron este documento como base para las discusiones.

Actualmente el Tratado ha sido firmado por 188 Paesi. No lo han firmado India, Paquistán e Israel.

Gareth Evans, Copresidente de la Comisión Internacional para la No Proliferación y el Desarme Nuclear, subraya en un artículo de la edicion de hoy de L’Osservatore Romano que “este año tendrá crucial importancia también la ratificación, por parte del Senado estadounidense, del nuevo tratado entre Estados Unidos y Rusia para limitar el despliegue de las armas nucleares estratégicas”.

“No porque los beneficios de este acuerdo sean muy relevantes – añadió – sino porque se trata del fundamento de toda la reducción de los armamentos por parte de ambas superpotencias”. De hcho, “éstas poseen el 95 % del stock mundial de 23.000 cabezas nucleares, que equivalen a 150.000 bombas de Hiroshima y que potencialmente pueden destruir el mundo varias veces”.

Además, subrayó, según el Informe publicado recientemente por la Comisión internacional sobre la no proliferación nuclear y sobre el desarme, Eliminating Nuclear Threats: A Practical Agenda for Global Policymaker, “las amenazas planteadas por las armas nucleares tanto por Gobiernos como por terroristas, son muy reales, más grandes ahora que antes”; y “mientras que un solo país tenga armas nucleares, otros también las querrán”.

“Si estas armas siguen existiendo, antes o después se usarán, por equivocación, por error de cálculo o intencionalmente, cualquier uso que se haga de ellas será catastrófico para la vida de este planeta como la conocemos”, afirma Gareth Evans.

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ZENIT Staff

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