Benedicto XVI a la Guardia Suiza: participáis del ministerio de Pedro

Discurso a los nuevos reclutas

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 7 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa dirigió hoy a los nuevos reclutas del Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia, con ocasión de su entrada en esta institución militar.

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Estimado señor Comandante, Reverendo Sr. capellán,

Queridos Guardias, queridos familiares

Con alegría os doy la bienvenida a todos, y saludo en particular a los nuevos reclutas, que están acompañados por sus familiares y amigos aquí reunidos.

Podéis estar orgullosos, y con razón, ya que por el juramento que acabáis de hacer, os habéis unido a un Cuerpo de la Guardia con una larga historia. No bien vestís el familiar uniforme, sois inmediatamente conocidos por todos como la Guardia Suiza, y así se os reconoce y respeta. A partir de ahora, también os beneficiaréis de la experiencia acumulada a lo largo de los siglos, y de todos los recursos que os permitirán desempeñar vuestra tarea. A partir de hoy, os convertís en guardianes de una tradición y de las un conocimiento práctico que se os ha encomendado. Vuestra tarea es contribuir a que esta tradición continúe. Con ello será medida vuestra responsabilidad, y pedirá de vosotros una entrega generosa. El Sucesor de Pedro ve en vosotros un apoyo verdadero y os confía su salvaguarda. Es mi sincero deseo de que a través de vuestro servicio en la Guardia mantengáis el legado recibido de sus predecesores y os haga madurar como hombres y como cristianos.

Al entrar en la Guardia Suiza Pontificia, os asociáis, indirecta pero realmente, al servicio de Pedro en la Iglesia. A partir de hoy, en vuestra meditación de la Palabra de Dios, os invito a prestar mucha atención al apóstol Pedro cuando éste, después de la resurrección de Cristo, se compromete a cumplir la misión que Señor le ha confiado.

Estos pasajes de la Escritura aclaran el significado de vuestro noble compromiso, y esto de una forma singular en los posibles momentos de cansancio o fatiga. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, leemos que Pedro recorría toda Judea, para visitar a los fieles (cf. Hch 9, 32). El primero de los apóstoles manifiesta así concretamente su solicitud por todos. El Papa quiere prestar la misma atención a todas las Iglesias y a cada fiel, así como a todo aquel que espera algo de la Iglesia. Con el Sucesor de Pedro, la caridad que anima vuestra alma debe hacerse universal. Vuestro corazón está llamado a ampliarse. Vuestro servicio os inspirará para descubrir en el rostro de cada hombre y cada mujer un peregrino que, en su camino, espera encontrar otro rostro a través del cual se le dé un signo vivo del Señor, dueño de toda vida y de todas la gracias.

Sabemos que todo lo que hacemos por el Nombre de Jesús, aunque sea humilde, nos transforma y nos configura un poco más al hombre nuevo regenerado en Cristo. Así vuestro servicio a favor del ministerio petrino os dará un sentido más vivo de la catolicidad, junto con una percepción más profunda de la dignidad del hombre que pasa junto a vosotros y que busca en lo íntimo de sí mismo el camino de la vida eterna. Vivido con conciencia profesional y con sentido sobrenatural, vuestro deber os preparará también para los compromisos futuros, personales y públicos, que emprenderéis cuando dejéis el servicio, y que os permitirá asumirlos como verdaderos discípulos del Señor.

Invocando la intercesión de la Beata Virgen María y de vuestros santos Patronos Sebastián, Martín y Nicolás de Flüe, os imparto de corazón una afectuosa Bendición Apostólica a vosotros, a vuestras familias, a los amigos y a todas las personas venidas a acompañaros en el momento de vuestro juramento.

[Traducción del original en alemán, francés e italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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