ROMA, lunes 10 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Del 11 al 14 de mayo, Benedicto XVI realiza una visita apostólica a Lisboa, Oporto y Fátima con motivo del décimo aniversario de la beatificación de los tres pastorcillos testigos de las apariciones de María.
En la víspera, ZENIT ha entrevistado al embajador portugués ante la Santa Sede, João da Rocha Páris, quien explica la importancia para su país y gobierno de esta visita.
–¿Con qué sentimientos se prepara a dar la bienvenida al Papa en Portugal?
–Embajador João da Rocha Páris: Para un embajador, la visita a su país del jefe de Estado ante el que está acreditado es siempre un motivo de gran orgullo y satisfacción. En general, estas visitas requieren gran responsabilidad y representan la cumbre de un largo y complejo proceso de preparación, en el que hay que conjugar muchos factores, y precisamente por este motivo constituyen siempre un momento elevado de la misión que se le ha confiado.
La visita del Papa a Portugal reviste un significado especial, consideradas las relaciones cordiales y óptimas de la Santa Sede con Portugal.
Considero que la visita del Papa es uno de los momentos más importantes de mi misión ante la Santa Sede y creo que, al desarrollarse en el contexto de la primera de las dos grandes peregrinaciones anuales a Fátima, tendrá un impacto muy especial para los católicos portugueses, que recuerdan siempre con gran emoción y afecto el lazo muy especial que Juan Pablo II tenía con ese lugar de peregrinación, y su especial devoción a la Virgen de Fátima.
–¿Estará con el Papa en esos días?
–Embajador João da Rocha Páris: Espero poder estar presente en la ceremonia de bienvenida de Benedicto XVI a Lisboa, además de acompañarle en los diferentes momentos que constituyen el programa de la visita, ya sea en lo que afecta a la parte oficial ya sea a la parte pastoral.
–¿Cómo son las raíces cristianas de Portugal?
–Embajador João da Rocha Páris: Las raíces cristianas de Portugal son muy antiguas. Hay que recordar que el Papa Alejandro III, en la bula «Manifesti Probatum», reconoció a Portugal como país independiente en el año 1179 y que desde entonces las relaciones de mi país con la Santa Sede fueron siempre intensas. Relaciones que pasaron a través de diferentes fases, pero que si examinamos la historia fácilmente se llega a la conclusión de que han quedado caracterizadas sobre todo por una fecunda integración, de la que resulta el importante papel que tuvo la Iglesia en los diferentes sectores de la sociedad portuguesa, por ejemplo, en la enseñanza y en la asistencia caritativa. Creo que tantos puntos de referencia en la educación de gran parte de los portugueses se basan en muchos de los valores universales de la religión católica.
–¿Cómo es la fe en su país?
–Embajador João da Rocha Páris: Portugal es hoy una democracia pluralista y una sociedad abierta, tanto a nivel político-cultural, como religioso. Como tal, el país tiene que cumplir con la obligación que tiene de respetar integralmente los derechos humanos y, en este ámbito, dar garantías a todas las religiones, incluida la católica, es decir, la plena libertad de culto y de práctica.
–¿Y cómo son las relaciones entre la Santa Sede y Portugal?
–Embajador João da Rocha Páris: Las relaciones entre la Santa Sede y Portugal se caracterizan, como ya decía, por una gran cordialidad. Hay un Concordato, revisado y actualizado en 2004, que se aplica en un marco de mutuo respeto y diálogo. Todo esto me permite decir que no se da ninguna dificultad substancial. La relación entre Portugal y la Santa Sede quedará reforzada con la visita de Benedicto XVI a Portugal. Tanto la Santa Sede como Portugal, además, comparten idénticas posiciones en lo que se refiere a muchos problemas que son motivo hoy de debate en el escenario internacional, como por ejemplo todo lo que tiene que ver con los derechos fundamentales del hombre y de los pueblos.
–¿Podría ofrecernos un juicio sobre el pontificado de Benedicto XVI en un momento delicado?
–Embajador João da Rocha Páris: Acompañó el pontificado de Su Santidad Benedicto XVI con gran admiración y respeto, viendo en el Papa a un pastor muy sólido, valiente, determinado, y al mismo tiempo de grandes miras. Me impresionan su enorme cultura, su claridad y la consistencia de su razonamiento, y al mismo tiempo, su grandísima sensibilidad humana y artística.
Por Silvia Ghattas