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Queridos amigos,
He apreciado la viva y numerosa participación de los jóvenes en la Eucaristía de esta tarde en el Terreiro do Paço, dando prueba de su fe y de su voluntad de construir el futuro sobre el Evangelio de Jesucristo. Gracias por el alegre testimonio que ofrecéis a Cristo, el eternamente joven, y por la solicitud manifestada a su pobre Vicario en la tierra con este encuentro nocturno. Habéis venido a desearme buenas noches, y os lo agradezco de corazón; pero ahora debéis dejarme ir a dormir, si no la noche no sería buena, y nos espera el día de mañana.
Siento una gran alegría al poderme unir a la multitud de los peregrinos de Fátima con ocasión del décimo aniversario de la Beatificación de Francisco y de Jacinta. Éstos, con ayuda de la Virgen, aprendieron a ver la luz de Dios en lo íntimo de sus corazones y a adorarla en su vida. ¡Que la Virgen María os obtenga la misma gracia y os proteja! Sigo contando con vosotros y con vuestras oraciones, para que esta Visita a Portugal se llene de frutos. Y ahora con gran afecto os imparto mi Bendición, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Buenas noches! Hasta mañana.
¡Muchas gracias!
[Traducción del original portugués por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]