Anunciadores del Evangelio en el mundo digital

Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española

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MADRID, sábado, 15 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha escrito la Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebra este domingo, 16 de mayo.

* * *

1. Celebrando el Año Sacerdotal, con motivo del 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Papa Benedicto XVI ha querido dedicar la 44ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del próximo día 16 de mayo de 2010, a reflexionar sobre «El sacerdote y la pastoral en el mundo digital. Los nuevos medios al servicio de la Palabra«. Con este lema el Santo Padre quiere destacar la gran misión que tiene el sacerdote en el nuevo mundo de las comunicaciones sociales que han surgido de las modernas tecnologías, hasta el punto de crear un nuevo ámbito para las relaciones humanas, con una influencia muy importante en la vida de las personas y de la entera sociedad contemporánea.

Los nuevos medios, al servicio de la Palabra

2. Se trata de un nuevo escenario donde el sacerdote está llamado a ejercer su ministerio, cuya principal tarea es «anunciar a Cristo, la Palabra de Dios hecha carne, y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva mediante los Sacramentos». En la actualidad los sacerdotes han de llevar a cabo esta tarea pastoral con la ayuda de las nuevas tecnologías digitales, especialmente Internet, considerando estos modernos recursos como nuevas oportunidades para la misión evangelizadora que constituye la propia razón de ser de la Iglesia[01]. Así lo entiende también el Papa Benedicto XVI cuando afirma en su Mensaje que el mundo digital constituye una gran oportunidad en el que los «sacerdotes deben anunciar el Evangelio valiéndose no sólo de los medios tradicionales, sino también de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales (foto, vídeo, animaciones, blogs, sitios web), ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles para la evangelización y la catequesis».

3. En esta misma línea y deseando que los medios de comunicación gocen de la mayor consideración en nuestra tarea pastoral ordinaria en las diócesis, parroquias y demás comunidades, animamos a los sacerdotes y a los fieles, especialmente a los padres, educadores y catequistas, en particular a los más jóvenes y «nativos» de la Red, a que se adentren por estos nuevos caminos del «mundo digital», poniendo con creatividad y audacia apostólica, todas las nuevas tecnologías de la comunicación al servicio del anuncio de Jesucristo. «La Palabra podrá así -como señala el Papa- navegar mar adentro hacia las numerosas encrucijadas que crea la tupida red de autopistas del ciberespacio, y afirmar el derecho de ciudadanía de Dios en cada época, para que Él pueda avanzar a través de las nuevas formas de comunicación por las calles de las ciudades y detenerse ante los umbrales de las casas y de los corazones y decir de nuevo: «Estoy a la puerta llamando. Si alguien oye y me abre, entraré y cenaremos juntos» (Ap 3, 20)».

4. Para lograr este objetivo apostólico de un mayor espacio para Dios en la sociedad actual, trabajemos también para alcanzar, a su vez, un mayor espacio para los medios en la propia Iglesia, a escala nacional, diocesana y parroquial. La evangelización de la cultura actual, esencialmente mediática, pasa por esta necesaria exigencia a la que no basta responder sólo con encomiables consideraciones teóricas sobre los medios, sino sobre todo con un mayor esfuerzo práctico en proyectos y realizaciones, con la imprescindible y generosa aportación económica de los fieles, que han de ver también en esta tarea pastoral su deber de «ayudar a la Iglesia en sus necesidades».

5. Este empeño exige entre nosotros más atención a la dimensión formativa en comunicación social de aquellos que han de ser o son ya predicadores de la Palabra de Dios, y lo mismo habría que decir de los educadores y catequistas, cuyo bagaje formativo debería incluir esta materia específica con entidad propia. A todos se nos pide hoy una nueva oratoria para transmitir adecuadamente Palabra de Dios a los hombres y mujeres de nuestra cultura mediática, además de la imprescindible ayuda del Espíritu Santo y una sólida espiritualidad y formación teológica. Alentamos a participar en los cursos y medios formativos en comunicación que la Iglesia ofrece a sacerdotes, seminaristas y fieles.

Poner «alma» en  el mundo digital

6. Esta visión positiva del mundo de las comunicaciones, heredera y deudora del Concilio Vaticano II, no significa, según el mismo espíritu del Decreto Inter Mirifica, renunciar a la necesaria responsabilidad y sentido crítico que, como usuarios -destinatarios y emisores-, han de tener los propios sacerdotes y se ha de inculcar también al resto de los fieles mediante la debida formación moral de la doctrina de la Iglesia.

Hemos de ser conscientes de que las innovaciones tecnológicas suponen también cambios de valores. Esto ha ocurrido siempre, y ahora se nota en componentes esenciales de lo humano. Así una de las paradojas de la actual sociedad de la información es que es precisamente la propia verdad la que se le ha tornado para muchos imposible con lo que esto supone de carencias para la transmisión de la fe cristiana. Es más, constatamos que un inadecuado y abusivo uso de los modernos medios está produciendo, especialmente en los más jóvenes, la pérdida de interioridad que lleva a ignorar la dimensión espiritual y trascendente de la persona, así como la propagación del contacto superficial que dificulta el encuentro personal y relacional, sobre todo en la familia, con una predominante tendencia al anonimato, al espectáculo y a la excitación de los sentimientos, así como a la sustitución de la verdad por la opinión en un creciente relativismo.

7. Valoramos los efectos benéficos y los recursos que las nuevas tecnologías de la comunicación suponen para la pastoral de la Iglesia y el progreso humano, y alentamos su uso personal y pastoral en las comunidades cristianas, como hacen los documentos Iglesia e Internet[02] y Ética en Internet[03], pero a la vez hemos de poner en guardia frente a los efectos negativos que se puedan producir desde el punto de vista antropológico, ético y educativo, por parte de las nuevas tecnologías de la comunicación si no se usan adecuadamente por emisores y receptores.

8. Ya que estamos en el Año Sacerdotal y en esta Jornada de las Comunicaciones Sociales tiene un protagonismo especial el sacerdote, no podemos dejar de hacer una clara denuncia de la parcialidad con la que es tratada con frecuencia la figura y misión del sacerdote en muchos medios de comunicación en los que, faltando a la verdad y tan injustamente, se generaliza sobre la inmensa mayoría del clero la sospecha de comportamientos inmorales y delictivos de una minoría infiel de sacerdotes y religiosos. Todos lamentamos con mucho dolor el daño producido, a la vez que nos solidarizamos con las víctimas a quienes hay que acompañar con más caridad y justicia.

La heroica y fiel trayectoria de santidad y entrega a los demás de la inmensa mayoría de los más de cuatrocientos mil sacerdotes de hoy, así como de los que les han precedido, muchos de los cuales están en la gloria de los altares, no puede quedar oscurecida y relegada hoy a las páginas de sucesos por algunos medios, cuando no ridiculizada en series de ficción. No queremos un trato privilegiado o de favor, sino la verdad y la justicia: la de dar a cada uno lo suyo también en la información.

9. Se trata de salvaguardar en todo la dignidad y los derechos del ser humano y la búsqueda del bien común. Para ello el Papa Benedicto XVI nos inv
ita a llevar a cabo en el mundo digital de la comunicación una verdadera diaconía de la cultura: «Sin temores queremos adentrarnos en el mar digital, afrontando la navegación abierta con la misma pasión que desde hace dos mil años gobierna la barca de la Iglesia. Más que por los recursos técnicos, aún necesarios, queremos cualificarnos habitando este universo con un corazón creyente, que contribuya a dar un alma al ininterrumpido flujo comunicativo de la red. Esta es nuestra misión, la misión irrenunciable de la Iglesia: la tarea de cada creyente que trabaja en los medios de comunicación es allanar el camino a nuevos encuentros, asegurando siempre la calidad del contacto humano y la atención a las personas y a sus verdaderas necesidades espirituales; ofreciendo a los hombres que viven en este tiempo ‘digital’ los signos necesarios para reconocer al Señor» [04].

Pedimos a los comunicadores cristianos que sigan poniendo «alma» en el mundo de los medios con su vocación y trabajo, realizados con profesionalidad y espíritu de servicio a favor de las personas y de la entera sociedad, a la vez que con coherencia a su identidad cristiana. A ellos va de manera especial nuestra cercanía, agradecimiento y aprecio por la labor que desarrollan junto con sus compañeros de profesión, para quienes también tenemos en esta Jornada un recuerdo agradecido.

Un periodista en los altares: el nuevo beato Manuel Lozano «Lolo»

10. A todos os ponemos bajo la protección y ejemplo del periodista español Manuel Lozano Garrido, primer Premio ¡Bravo! de Prensa en 1971, quien será beatificado, Dios mediante, en la tarde del próximo día 12 de junio en Linares (Jaén), en una solemne celebración religiosa a la que invitamos especialmente a los periodistas españoles.

«Lolo», como era conocido Manuel Lozano, destacó como un gran comunicador cristiano, anunciando a Jesucristo a través de los medios. Su obligada postración por la enfermedad en el lecho del dolor no le impidió realizar este empeño, sino que lo reforzó con la credibilidad que para el anuncio cristiano aporta su vivencia personal de la identificación con Cristo sufriente. A ello unió el nuevo beato una extraordinaria capacidad de vida contemplativa que hacía que en sus escritos periodísticos y libros siempre reflejara no sólo la verdad de los hechos, sino también la verdad del hombre, a imagen de Jesucristo. Se empeñó también en la fundación de iniciativas apostólicas para ayudar, con la oración y el sacrificio, a la evangelización los medios de comunicación y a sus profesionales, a cada uno de los cuales aconsejaba: «Trabaja el pan de la limpia información, con la sal del estilo y la levadura de lo eterno y sírvela troceada por el interés, pero no le usurpes al hombre el gozo de saborear, juzgar y asimilar»[05].

En definitiva, su trayectoria santa ejemplifica el logro de los retos que nos marcamos y por los que oramos en esta Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, y en la que invocamos de corazón para todos la ayuda y bendición del Buen Dios.

 

+ Joan Piris Frígola, Obispo de Lleida y Presidente+ Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España+ Joan-Enric Vives Sicilia, Arzobispo de Urgell+ Antonio Montero MorenoArzobispo emérito de Mérida-Badajoz+ Ginés García Beltrán, Obispo de Guadix+ Raúl Berzosa Martínez, Obispo auxiliar de Oviedo+ Sebastià Taltavull AngladaObispo auxiliar de Barcelona

 

[01] PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, n. 40-48 (08.12.1975), AAS 58 (1976), n. 14: «Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar».

[02] Cf. CONSEJO PONTIFICIO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Iglesia e Internet. Editrice Vaticana. Roma, 2002.

[03] Cf. CONSEJO PONTIFICIO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Ética en Internet,  Editrice Vaticana. Roma, 2002.

[04] BENEDICTO XVI. Discurso a los participantes en el congreso nacional Testigos digitales. Rostros y lenguajes en la era crossmediática, promovido por la Conferencia Episcopal Italiana. Roma 24.04.2010. Ed. semanal de L´Osservatore Romano en español, p. 5 (2 de mayo de 2010).

[05] MANUEL LOZANO GARRIDO. Decálogo para el periodista católico. Revista Imágenes de la fe. Nº. 428. Diciembre 2008. p. 26-27.  Ed. PPC. Madrid.

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ZENIT Staff

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