El lienzo de Manoppello: el rostro maravillosamente humano de Dios

Entrevista a Paul Badde, autor de “L’autre suaire”

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ROMA, lunes 17 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Además de la Sábana Santa que se exhibe en Turín hasta el 23 de mayo, otro lienzo, más pequeño, que representa el rostro de Cristo, se conserva en el santuario de Manoppello, pequeña localidad italiana de los Abruzzos.

El periodista alemán Paul Badde, corresponsal en Roma del periódico Die Welt desde el año 2000, ha investigado durante varios meses sobre el “secreto de Manoppello”.

Se ha preguntado de dónde procede este lienzo, cómo se formó esa imagen, si podría ser el velo de la Verónica y sus vínculos con la Sábana Santa.

Y ha publicado el resultado de sus investigaciones en un libro titulado L’autre suaire (El otro lienzo, n.d.t.), publicado en francés por Editions de l’EmmanuelEditions du Jubilé.

El mismo Benedicto XVI peregrinó a Manoppello en septiembre de 2006, realizando la primera visita de un papa a este santuario.

Recientemente, en el editorial dedicado a la visita de Benedicto XVI a Turín para la ostensión de la Sábana Santa, el director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, SI, evocó estas “imágenes que la tradición acredita como vías preciosas para entrever” el rostro de Cristo, “en Manoppello o en Turín”.

ZENIT entrevistó a Paul Badde sobre la investigación que ha llevado a cabo y sobre las conclusiones a las que ha llegado.

– Brevemente, ¿qué es el lienzo de Manoppello?

Paul Badde: Se trata de un velo hecho de un lino extremadamente fino, fabricado con byssus en el que aparece el rostro de Cristo.

Sin embargo, es técnicamente imposible pintar este tipo de tejido, realizado a partir de filamentos de Pinna nobilis.

No se encuentra ningún otro pigmento de pintura en el velo. La aparición del rostro en el velo sigue siendo un misterio que destaca lo inexplicable.

– ¿Por qué merece ser conocido?

Paul Badde: Sobre todo por la majestad del rostro de Cristo en esta tela. Se trata del icono por excelencia de Cristo, la antigua Vera Ikon, el tesoro más precioso de la cristiandad, considerado desaparecido durante siglos y ahora redescubierto: el rostro maravillosamente humano de Dios.

– En su opinión, ¿qué podría probar que se trata del rostro de Cristo?

Paul Badde: Es fácil demostrar que se trata del velo llamado de la Verónica, que fue durante mucho tiempo venerado y mostrado en San Pedro, en Roma.

Como prueba: las muy numerosas mujeres de esa época que aportaron un testimonio convincente.

Sin embargo, lo más sorprendente es la constatación de que este velo debe ser idéntico al soudarion, es decir, la Sábana Santa a la que el apóstol Juan se refiere en el momento en que descubre, con el apóstol Pedro, que Cristo ha resucitado de entre los muertos. Muchos indicios apoyan también esta constatación.

– ¿Se pude imaginar un vínculo con la Sábana Santa?

Paul Badde: Sí, el velo representa la misma cara, la de Jesús de Nazaret. Pero la Sábana Santa lo representa muerto, mientras que el velo lo representa vivo, ¡con las mismas heridas en el rostro pero curadas!

Los matemáticos han calculado una probabilidad de 200.000.000.000/1 que el Sudario de Turín provenga del Santo Sepulcro de Jerusalén.

En otras palabras, se trata realmente de uno de los “lienzos” encontrados en la tumba y descritos por un testigo, el apóstol Juan.

Pero en este pasaje de extrema importancia, Juan se refiere expresamente a un pequeño velo “a parte” de los otros lienzos, colocado en un lugar particular de la tumba.

Éste no puede ser otro que este pequeño velo que se encuentra hoy en Manoppello.

– ¿Qué le ha fascinado tanto de este lienzo como para llevar a cabo una investigación así?

Paul Badde: Este velo ejerce una fascinación única. No hay nada parecido en esta tierra. Como periodista, no me he podido resistir a esta fascinación.

Los periodistas siempre buscan una primicia. Están a la búsqueda de lo increíble. Yo mismo había hecho muchos descubrimientos, en los países más diversos, tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra. Pero nunca había visto nada comparable al velo, ni antes ni después.

– ¿Por qué ha dado forma de thriller a su obra?

Paul Badde: Es exactamente así como realicé mis investigaciones. No me he inventado ninguna frase, no había nada planificado. Los acontecimientos se han producido tal como los he escrito.

– ¿Cómo interpreta la visita de Benedicto XVI a Manoppello ?

Paul Badde: Éste puede ser el último de esta serie de milagros. El Papa leyó mi reportaje y decidió -a pesar de las resistencias en el interior de la Iglesia y del Vaticano- ir a Manoppello.

Fue el primer viaje del Papa dedicido por él mismo. Él conocía, por supuesto, la tradición de la Santa Faz calificada como acheiropoieta (que no ha sido hecha por la mano del hombre).

Rezando en silencio ante el velo el 1 de septiembre de 2006, él reintrodujo esta imagen en la historia y hasta los confines del mundo.

Y desde ese momento, no deja de hablar del “rostro humano de Dios”. Se trata de la marca de su pontificado.

[Por Marine Soreau, traducción del francés por Patricia Navas]

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ZENIT Staff

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