El Papa viajará a un Chipre políticamente inestable

Entrevista al experto Alfred-Maurice de Zayas

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GINEBRA, jueves 3 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La próxima visita apostólica de Benedicto XVI a Chipre, que comienza mañana viernes, será uno de sus viajes con mayor carga política, dice un experto en la historia de la nación isleña, así como en derecho internacional.

ZENIT entrevistó a Alfred-Maurice de Zayas, profesor de derecho internacional en la Geneva School of Diplomacy and International Relations, que es también experto en la cuestión de Chipre, sobre las repercusiones políticas de la próxima visita apostólica.

A pesar de que el padre Federico Lombardi, director de la Sala Stampa vaticana, ha explicado que el Papa va a Chipre ante todo como un visitante y un peregrino, muchos medios de comunicación están especulando con el impacto de la visita del Papa sobre la situación política de la Isla.

El Santo Padre tiene previsto reunirse con el arzobispo Crisóstomo II, líder de la Iglesia Ortodoxa chipriota, en esta isla de mayoría ortodoxa.

Otro obispo ortodoxo, el metropolita Atanasio de Limassol, expresó, en el periódico chipriota Phileleftheros, la expectativa de que la visita de Benedicto XVI estuviera relacionada con las cuestiones nacionales.

La Iglesia Ortodoxa de Chipre ha sido autocéfala, o autogobernada, desde el siglo V, cuando se independizó del Patriarcado de Antioquía después del Concilio de Éfeso.

Su fundación se menciona en la Biblia, en los Hechos de los Apóstoles (13,4-13). En el año 45, el apóstol Pablo, acompañado por Bernabé y Marcos el Evangelista, llegó a Salamina y viajó a Paphos, un lugar que Benedicto XVI también visitará.

El éxito de esta misión hizo de Chipre el primer país con un gobierno cristiano, pues el procónsul, Sergio Paulo, fue el primer funcionario romano en convertirse al cristianismo.

Mucho más tarde, cuando reyes católicos asumieron el trono de Chipre, la jerarquía ortodoxa fue oprimida, hasta 1571, cuando el Imperio Otomano conquistó la isla e hizo de la Iglesia Ortodoxa la única iglesia cristiana legal.

Desde el siglo XVII en adelante, la jerarquía ortodoxa ha tenido también el liderazgo político del pueblo cristiano en Chipre, recaudando impuestos para el imperio y resolviendo otros asuntos. El arzobispo de Chipre también ocupaba el cargo de “etnarca», el líder del pueblo.

En el siglo XX la iglesia de esta isla del Mediterráneo oriental todavía estaba fuertemente implicada en la política laica del país.

El primer presidente de la República de Chipre fue el arzobispo Makarios III, uno de los predecesores de la actual líder de la Iglesia de Chipre, Crisóstomo II. Fue su diplomacia la que abrió el camino a la independencia. Resistió al régimen militar griego (1967-1974), que pretendía extenderse a Chipre. Después de esto, Atenas instigó una revuelta en su contra, que fue tomada por Turquía como un pretexto para la invasión.

En esta entrevista concedida a ZENIT, De Zayas se explica cómo la situación con Turquía aún no ha sido resuelta, y sigue siendo causa de inestabilidad política en el país que Benedicto XVI se dispone a visitar.

-Benedicto XVI viajará a Chipre el viernes y permanecerá allí hasta el domingo por la noche. De acuerdo con el programa publicado, no está prevista una visita a la parte norte de la isla. ¿Cómo ve usted esta decisión desde el punto de vista del derecho internacional?

De Zayas: El Papa Benedicto XVI daría una señal equivocada si fuese a visitar el Norte de Chipre.

Turquía invadió ilegalmente la República de Chipre en 1974 y ocupó el 37% de su territorio.

Ahora, 36 años más tarde, Turquía sigue ocupando el Norte de Chipre, violando la Carta de las Naciones Unidas y numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General, mientras pretende evadir su responsabilidad mediante la creación de un Estado títere y marioneta del gobierno, la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre (RTNC), una entidad que no está reconocida por ningún Estado excepto Turquía, y que ha sido declarado ilegal por el Consejo de Seguridad.

En 1974 Turquía expulsó a 200.000 cristianos chipriotas del norte de Chipre, una violación del Cuarto Convenio de Ginebra de 1949 y del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH), por el cual ha sido condenada en repetidas ocasiones.

Mientras Turquía siga haciendo caso omiso de las resoluciones de la ONU y de las sentencias del TEDH, sería un error conceder un reconocimiento indirecto al RTNC a través de una visita oficial por parte del Vaticano. Esta discreción diplomática es apreciada por la población cristiana de Chipre.

-El 24 de abril de 2004, tres cuartas partes de la población de la República de Chipre reconocida por el derecho internacional votó en contra del llamado plan Annan, con el que las Naciones Unidas trataban de resolver el conflicto de Chipre. ¿Los chipriotas griegos tenían buenas razones para ello?

De Zayas: Annan tenía muy poco que ver con el plan que lleva su nombre. Este plan, fundamentalmente defectuoso, no fue producto de negociaciones democráticas con el pueblo chipriota, sino una imposición de arriba hacia abajo que reflejaba los intereses de algunos países, especialmente de Gran Bretaña y Turquía.

A la luz del derecho internacional, el plan violaba el principio de la libre determinación y las innumerables resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Asamblea General.

Habría sido verdaderamente sorprendente que los chipriotas griegos hubiesen aceptado un plan que esencialmente anulaba las anteriores resoluciones de la ONU y aceptaba la invasión ilegal de Turquía en 1974, permitiendo la impunidad de los crímenes y las injusticias que la siguieron.

Más aún, el «plan» no preveía la plena aplicación de sentencias del TEDH, el derecho de los chipriotas griegos expulsados a regresar, el derecho a la plena restitución y la compensación, sino que habría permitido que una gran parte de los 130.000 colonos ilegales de Turquía permanecieran en Chipre, violando el artículo 49 (6) de la Cuarta Convención de Ginebra de 1949.

-Monumentos eclesiales, cementerios y monasterios en la parte norte de la isla fueron destruidos por los ocupantes turcos, y valiosos tesoros sagrados fueron vendidos ilegalmente. ¿Hay posibilidades de reparación?

De Zayas: Gracias a la Interpol, una serie de mosaicos y otros objetos sagrados robados de iglesias y monasterios en el norte de Chipre se han encontrado y devuelto a la República de Chipre.

Según el derecho internacional humanitario y numerosas convenciones y declaraciones de la UNESCO, el patrimonio cultural de un pueblo debe ser protegidos de la destrucción y, si es destruido o dañado, debe pagarse una reparación.

Es triste lo poco que el Consejo de Europa y la Unión Europea han hecho con el fin de persuadir a las autoridades turcas a que restablezcan las propiedades del Patriarcado chipriota.

-¿La pertenencia a la Unión Europea desde el 1 de mayo 2004 ha llevado a una relajación de la situación?

De Zayas: No lo creo. Si bien Chipre es miembro de la Unión Europea, aún está sujeta a considerables presiones políticas de Gran Bretaña y otros Estados con intereses en Chipre.

Es desconcertante que la Unión Europea haya iniciado negociaciones con Turquía sobre su potencial adhesión, sin exigirle que aplique plenamente las sentencias del TEDH, que devuelva las propiedades greco-chipriotas, que restaure iglesias y monasterios, y que retire su presencia ilegal en Chipre y su reconocimiento del títere RTNC.

No estoy seguro de que el tiempo juegue a favor de la República de Chipre, porque la Unión Europea es una entidad económica y política que aplica el derecho internacional “a la carta” y, como lo demuestra el caso de Chipre, sólo sirve de palabr
a a los principios del artículo 6 del Tratado de la Unión Europea: libertad, democracia, respeto de los derechos humanos e imperio de la ley.

-Usted también tiene experiencia en cuestiones de la protección de las minorías y grupos étnicos. Benedicto XVI se encontrará con algunos de los pocos miles de maronitas que hay. Su identidad cultural y su idioma, el árabe chipriota, está en grave peligro. El pueblo de Kormakitis, en la parte norte de la isla, de la que la mayoría de los maronitas fueron expulsados, era un centro de este dialecto. ¿Cómo puede ser rescatado?

De Zayas: el artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 garantiza los derechos de las minorías e impone la obligación a los Estados de garantizar que las minorías puedan disfrutar de su cultura.

Esto implica la necesidad de una acción afirmativa. Si se aplica adecuadamente, la Convención de la UNESCO sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de 2005 y la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias de 1992 proporcionaría la protección necesaria.

En última instancia se trata de una cuestión de voluntad política y mecanismos de ejecución.

La Iglesia puede desempeñar un papel en dar voz a la minoría maronita.

[Por Michaela Koller, traducción por ZENIT]

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ZENIT Staff

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