La Iglesia, a favor de los derechos de los migrantes en América

Reunión de los obispos del continente en Washington

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WASHINGTON, martes, 15 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Los obispos participantes en la Consulta Regional sobre Migración de las conferencias episcopales de América, que tuvo lugar en Washington, emitieron un comunicado conjunto en el que hicieron una llamada a la protección, la hospitalidad, el servicio y la justicia para los inmigrantes en todo el hemisferio, según informa este martes la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

Los obispos reunidos hicieron hincapié en varios asuntos que, a su entender, deberían tratarse a nivel regional, incluyendo el fomento del desarrollo sostenible en el hemisferio, la violencia y el tráfico de drogas así como de personas, la protección de los inmigrantes, refugiados y otras poblaciones vulnerables, y la ayuda especial a Haití.

También hicieron un llamamiento al Congreso estadounidense y a la Administración del presidente Obama para que hagan valer la tradición de Estados Unidos como nación de inmigrantes y  “reformen la ley de inmigración de los Estados Unidos y de esta forma permitir que los migrantes que trabajan arduamente en la economía de los Estados Unidos disfruten de protección legal”.

Aseguran en clara referencia a la ley aprobada en Arizona, que “esta reforma eliminaría la necesidad de crear leyes estatales y locales que criminalicen a los inmigrantes que no hayan sido admitidos de manera legal”. “También pondría fin a las deportaciones que separan a las familias.”

La reunión congregó a obispos de Estados Unidos, México, Canadá, Guatemala, Honduras, Panamá, Nicaragua, Costa Rica, Cuba, República Dominicana y Haití. También contó con la presencia de monseñor Antonio María Veglió, presidente del Consejo Pontificio de Migrantes e Itinerantes, y representantes del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y del Secretariado Latinoamericano y Caribeño de Caritas (SELACC).

En su declaración de 4 de junio, los obispos participantes afirman también: “Nos hacemos portadores de la llamada del Santo Padre a organismos internacionales y naciones a ‘resolver los problemas cruciales de seguridad y desarrollo para el beneficio de todos’. La falta de seguridad y desarrollo son precisamente algunos de los factores que contribuyen a la decisión de emigrar en algunas personas”.

“Es una realidad que en este hemisferio –añaden–, la dignidad humana de las personas migrantes sigue siendo violada por sistemas gubernamentales y no gubernamentales en las naciones de origen, tránsito, llegada y retorno”.

“Personas migrantes, refugiadas y en busca de asilo encuentran un calvario; son maltratadas y explotadas tanto por funcionarios del gobierno y autoridades policiales, como por contrabandistas y delincuentes, hecho que resulta paradójico si consideramos que estos hermanos/as vienen huyendo de la pobreza, desastres naturales, violencia o persecución”.

“El aumento de la trata de personas en esta región es un terrible mal que va en aumento convirtiendo en víctimas a hombres, como a mujeres, niños/as y adolescentes”, añaden.

“Es importante reconocer que, al mismo tiempo muchos miembros de la Iglesia y otras personas de buena voluntad trabajan arduamente para proteger los derechos de las personas migrantes y se dedican a incidir en el cambio de leyes para asegurar la protección de los derechos humanos más elementales”.

“Como Pastores, unidos a ellos/as, tratamos de sensibilizar a los gobiernos, a la sociedad civil, a los feligreses sobre la dura realidad de la migración y de la necesidad de mostrar compasión y justicia hacia aquéllos menos afortunados”, afirman los prelados americanos.

Así mismo, reconocen y defienden “el derecho de nuestros gobiernos de asegurar la integridad de sus fronteras y el bienestar común de sus ciudadanos”. No obstante, creen “firmemente que se pueden lograr esas metas y mantener el estado de derecho sin atentar contra los derechos humanos fundamentales de la persona. Los gobiernos pueden y deben colaborar de manera efectiva y coordinada para lograr el desarrollo y la estabilidad regional”.

Teniendo en cuenta lo anterior, los obispos destacan temas que deben abordarse a nivel regional con la cooperación de todos los gobiernos: el fomento del desarrollo económico sostenible en este hemisferio; los factores económicos que promueven la violencia; la protección de migrantes, refugiados y otras personas vulnerables en tránsito; el estrago de la trata de personas; ayuda a Haití.

“Como pastores de millones de católicos de este hemisferio, tenemos la obligación de defender los derechos de todos los miembros de nuestro rebaño, particularmente de los más vulnerables”, subrayan.

Y concluyen: “Instamos a todos los fieles de la comunidad católica de nuestras naciones a que se solidaricen con las personas migrantes y a que trabajen por un trato más justo y humano de las mismas”.

Para ver el texto de la declaración en español: http://www.usccb.org/comm/archives/2010/10-118sp.shtml.

Por Nieves San Martín

 

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ZENIT Staff

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