CIUDAD DEL VATICANO, domingo 27 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó hoy a dirigir la mirada al Sagrado Corazón de Jesús para estar dispuesto a un seguimiento radical del Señor.
Al rezar a mediodía la oración del Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro este último domingo del mes de junio, el Papa retomó el tema de la llamada de Cristo y de sus exigencias.
“Hoy querría invitar a todos a contemplar el misterio del Corazón divino-humano del Señor Jesús, para sacar agua de la fuente misma del Amor de Dios”, dijo.
“Quien fija su mirada en ese Corazón atravesado y siempre abierto por amor a nosotros, siente la verdad de esta invocación: ‘Sé tú, Señor, mi único bien’”, y está listo para dejarlo todo por seguir al Señor”, añadió.
El Pontífice destacó que “un joven o una chica que deja su familia de origen, los estudios o el trabajo para consagrarse a Dios” es “un ejemplo vivo de respuesta radical a la vocación divina”.
Y aseguró que “ésta es una de las experiencias más bellas que se hacen en la Iglesia: ver, tocar con la mano la acción del Señor en la vida de las personas; experimentar que Dios no es una entidad abstracta, sino una Realidad tan grande y fuerte como para llenar de una manera superabundante el corazón del hombre, une Persona viva y cercana, que nos ama y pide ser amada”.
También se refirió a “la novedad y la prioridad absoluta del Reino de Dios que se hace presente en la Persona misma de Jesucristo” y a la “radicalidad que le es debida al Amor de Dios, al cual Jesús mismo obedece primero”.
Benedicto XVI continuó hablando del seguimiento radical de la vocación divina indicando que “quien renuncia a todo, incluso a sí mismo, para seguir a Jesús, entra en una nueva dimensión de la libertad”.
“¡Libertad y amor coinciden!”, exclamó, y añadió que “al contrario, obedecer al propio egoísmo conduce a rivalidades y conflictos”.
Tras rezar el Ángelus, en su saludo a los peregrinos en lengua española, el Papa destacó que “Jesús mismo nos invita a un seguimiento más radical de su Persona, basado en el amor y el servicio”.
Y finalmente invitó a suplicar “la gracia de entender cada día más esta paradoja evangélica: que sólo el que pierde la vida por Cristo, la gana realmente”.