Los cristianos redescubren Roma como símbolo de comunión

El portavoz de la Santa Sede y la fiesta de los Santos Pedro y Pablo

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 27 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Al igual que hace dos mil años, Roma es redescubierta por católicos y cristianos de otras confesiones como signo de comunión, constata el portavoz vaticano.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha comentado el significado de «la fiesta más romana», en el editorial del último número de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director.

«Efectivamente, Roma es lo que es para la Iglesia universal, precisamente, porque es el lugar del martirio y de las tumbas de los dos grandes apóstoles», reconoce.

En esta fiesta vienen a Roma los nuevos arzobispos, nombrados durante el año, para recibir de las manos del Papa el «palio», que llevarán a hombros en las celebraciones litúrgicas, como símbolo de su unión con él, en la guía de sus Iglesias y en la atención por la comunión de la Iglesia universal.

Los palios se conservan en la hornacina más cercana a la tumba de Pedro, bajo el altar central de la Basílica, perpendicular al vértice de la gran cúpula, que indica precisamente el corazón de la comunión de la Iglesia.

En esta fiesta, viene a Roma también, una delegación del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bertolomé I, para manifestar la fraternidad entre las Iglesias ortodoxas y la católica, con la esperanza de una comunión más plena. 

«Hacia Roma mira pues, desde hace dos mil años, quien reza, espera y trabaja por la unidad de la comunidad de los creyentes en Cristo», reconoce el padre Lombardi.

«A Roma viene el peregrino para encontrar los testimonios de esta historia de vicisitudes y de pasiones por la unidad. Nos acompaña en el camino, la mirada de los apóstoles, aquí venerados y presentes desde los tiempos más antiguos, como testimonian también los recientes descubrimientos de las catacumbas de Santa Tecla».

«La intensa fe del Sucesor de Pedro, su visión de los acontecimientos guiada por el Espíritu, permanece como punto de referencia seguro para quien quiere seguir a Jesucristo, junto a otros creyentes, en el acontecer concreto de nuestra historia», concluye el portavoz vaticano. 

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ZENIT Staff

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