CIUDAD DEL VATICANO, domingo 27 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI envió este domingo un mensaje de cercanía y solidaridad al arzobispo de Malinas-Bruselas, monseñor André Joseph Léonard, tras el brutal registro de las autoridades belgas al arzobispado y la catedral de la diócesis primada belga este jueves, en el marco de una investigación por abusos sexuales por parte del clero.

El Papa expresó a todos los obispos de Bélgica su “proximidad” y “solidaridad en este momento de tristeza, en el que, con ciertas maneras sorprendentes y deplorables, se han realizado las investigaciones incluso en la catedral de Malinas y en los locales donde el episcopado belga estaba reunido en sesión plenaria”.

En su mensaje, el Pontífice recordó que durante esa reunión interrumpida por las autoridades “debían tratarse, entre otros, aspectos relacionados con el abuso a menores por parte de miembros del clero”.

También pidió respeto a la autonomía del orden canónico, destacando: “Yo mismo he repetido en numerosas ocasiones que estos graves hechos deben ser tratados por el orden civil y por el orden canónico en el respeto recíproco de la especificidad y de la autonomía de cada uno”.

“En este sentido -continuó-, deseo que la justicia siga su curso garantizando el derecho de las personas y las instituciones, en el respeto a las víctimas, en el reconocimiento sin prejuicios de los que se comprometen a colaborar con ella y en el rechazo de todo lo que pudiera oscurecer los nobles deberes que le son asignados”.

Benedicto XVI concluyó su mensaje garantizando que acompaña “cada día en la oración el camino de la Iglesia en Bélgica” y envió al arzobispo Léonard “una afectuosa Bendición apostólica”.

La Secretaría de Estado de la Santa Sede ya había expresado su “vivo estupor” por la manera como la justicia belga ha llevado a cabo algunas investigaciones (Cf. ZENIT, 25 de junio de 2010).

Entre otras cosas, manifestó su indignación por el irrespetuoso registro al arzobispado y a la catedral de Malinas-Bruselas este jueves, que incluyó la profanación de dos tumbas de anteriores arzobispos de la diócesis.