ARÁNZAZU, viernes 10 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Diversos obispos españoles han pedido acoger con prudencia el alto el fuego anunciado el pasado domingo por la banda terrorista ETA y orar especialmente en estos momentos por la paz.
El obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, exhortó «a que esta tregua sea definitiva e incondicional», en la homilía de la misa de la fiesta de la Virgen de Aránzazu celebrada este jueves en el Santuario de la patrona de Guipúzcoa.
«Uniéndonos a nuestro pueblo, exigimos a ETA su disolución», afirmó y «pedimos a Dios que ilumine a todos cuantos están llamados -mejor dicho, estamos llamados- a ser constructores de la paz».
«Quiero unirme a la oración que tradicionalmente hemos elevado al Señor desde este santuario -dijo-, y os invito a todos a pedir a Dios con confianza y perseverancia, por intercesión de nuestra Madre de Aránzazu, la paz definitiva para nuestro pueblo».
El prelado destacó que «la creciente esperanza de nuestro pueblo por la paz es ya un proceso imparable, y no tienen sentido alguno las resistencias que lo impiden».
Afirmó que la paz no puede ser utilizada como un medio, sino que ha de ser buscada como un fin. «La paz no puede convertirse en ‘instrumento’ al servicio de nuestras ‘estrategias’, subrayó.
Ante diversas autoridades civiles del País Vasco y numerosos peregrinos, monseñor Munilla recordó que «la vida es un derecho inviolable de cada ser humano, que no depende del momento, ni de las ideologías, ni de estrategia alguna, sino de Dios, autor de la vida, en quien vivimos, nos movemos y existimos».
En su homilía destacó la humildad de la Virgen María e insistió: «no habrá posibilidad de paz si no crecemos en humildad».
«Un paso»
Tres días antes, el obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta también se refirió al comunicado en el que la banda terrorista anunciaba la tregua.
«En el momento actual, aunque dicho comunicado pueda considerarse como un paso, aún es necesaria la decisión definitiva que nosotros y la sociedad reclamamos -dijo-. Por tanto, auguramos y hacemos votos para que pronto podamos recibir esta noticia».
En unas declaraciones publicadas en la web del obispado un día después del anuncio de ETA, monseñor Iceta auspició «que la vida de nuestro pueblo esté presidida por la paz y que el quehacer político y social discurra siempre por los cauces democráticos y el respeto escrupuloso a la dignidad de las personas».
«En una sociedad democrática no hay lugar para el terrorismo que siempre hiere profundamente la dignidad de las personas y causa muerte y violencia», declaró.
Y destacó que «la Iglesia siempre ha condenado toda acción terrorista o violenta y reiteramos una vez más la petición de la desaparición de ETA».
También el obispo de Urgel, monseñor Joan Enric Vives, se refirió al cese de las acciones violentas por parte de la banda, el mismo día en que fueron anunciadas, al final de una misa que presidió el domingo en la catedral de La Seu d’Urgell con motivo del 17º aniversario de su ordenación episcopal.
El arzobispo se mostró cauteloso ante la noticia, aunque destacó su importancia, y pidió a los fieles que intensifiquen sus oraciones para que llegue la tan deseada paz.