ROMA, miércoles 22 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha publicado hoy miércoles el programa detallado de la visita pastoral que Benedicto XVI realizará el próximo domingo 3 de octubre a Palermo (Sicilia), con ocasión del encuentro eclesial regional de familias y jóvenes.
El Papa partirá a las 8:15 en avión, desde el aeropuerto de Roma Ciampino, y aterrizará una hora después en el aeropuerto palermitano “Falcone e Borsellino”. A las 10 está previsto el saludo a la ciudad en el Foro Itálico de Palermo, donde a las 10:30 el Pontífice presidirá la Misa concluida por el rezo del Ángelus.
Tras la comida con los obispos de Sicilia, Benedicto XVI se encontrará a las 17 horas con los sacerdotes, los religiosos, las religiosas y los seminaristas en la catedral, y después – a las 18 horas – será el turno del encuentro con los jóvenes en la plaza Politeama. Concluidos los actos, a las 19:15 el avión papal volverá a Roma Ciampino, previsiblemente a las 20:45.
En un comunicado, los obispos de Sicilia hacen saber que “se quiere dar a conocer de esta tierra al Sucesor de Pedro no sólo su historia, sino también el actual compromiso de las dieciocho diócesis para la construcción del Reino de Dios y para un servicio concreto a favor del hombre, arraigado en el tejido vital del entero territorio de la Isla”.
Respecto a la pastoral de familias y jóvenes, prosigue el comunicado, “las Iglesias de Sicilia están ya fuertemente comprometidas en reafirmar la dignidad y el valor único e insustituible de la familia, fundada en el matrimonio y abierta a la vida”.
También lo están en cuanto a “la suerte de las jóvenes generaciones, a menudo dejadas a merced de sí mismas y necesitadas de una atención educativa específica”.
“Los obispos, interpretando las esperanzas de los fieles de las Iglesias de Sicilia, son claramente conscientes de que la Visita del Santo Padre y su luminosa enseñanza podrán ayudar a dar un empuje misionero renovado a las comunidades cristianas”.
La visita del Papa contribuirá a impulsar “la dura tarea de la evangelización y de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones, en un tiempo tan complejo y difícil, en el que los propios creyentes sienten fuertemente la necesidad de ser confirmados en su fe para renovar con gozo su testimonio del Señor resucitado”.