ROMA, lunes 13 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- “Todos deben poder encontrar en la parroquia caminos adecuados de formación y hacer experiencia de esa dimensión comunitaria que es una característica fundamental de la vida cristiana”.
Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI ayer domingo, durante su visita pastoral a la parroquia de San Massimiliano Kolbe a via Prenestina, en la diócesis de Roma.
El templo, que ha sido estrenado recientemente, fue diseñado por el arquitecto italiano Mattia del Prete, según la síntesis estética que propone el Camino Neocatecumenal.
El Papa constató la heterogeneidad de la comunidad parroquial de San Massimiliano, con miembros procedentes del sur de Italia y de países de Europa del Este, fundamentalmente, y exhortó a los fieles a “crecer cada vez más en la comunión con todos”.
“Es importante crear ocasiones de diálogo y favorecer la comprensión recíproca entre personas procedentes de culturas, modelos de vida y condiciones sociales diferentes. Pero es oportuno sobre todo intentar implicarles en la vida cristiana, mediante una pastoral atenta a las necesidades reales de cada uno”.
En la homilía, explicó también que “ninguna comunidad puede vivir como una célula aislada del contexto diocesano”.
“Debe ser en cambio expresión viva de la belleza de la Iglesia que, bajo la guía del obispo – y, en la parroquia, bajo la guía del párroco que hace las veces de él –, camina en comunión hacia el Reino de Dios”.
Familia y jóvenes
El Obispo de Roma dirigió “un pensamiento especial a las familias”, con “el deseo de que estas puedan llevar a cabo su propia vocación al amor con generosidad y perseverancia”.
“Incluso cuando se presentasen las dificultades en la vida conyugal o en la relación con los hijos, que los esposos no dejen nunca de permanecer fieles a ese “sí” fundamental que pronunciaron ante Dios y mutuamente en el día del matrimonio, recordando que la fidelidad a la propia vocación exige valor, generosidad y sacrificio”, afirmó.
También quiso dirigir “ una palabra especial de afecto y de amistad” a los adolescentes y jóvenes presentes.
“La Iglesia espera mucho de vosotros, de vuestro entusiasmo, de vuestra capacidad de mirar adelante y de vuestro deseo de radicalidad en las decisiones de vida”, confesó.
Por ello les recomendó sentirse “verdaderos protagonistas en la parroquia, poniendo vuestras energías frescas y toda vuestra vida al servicio de Dios y de los hermanos”.
¿Eres tu?
Recordando el Evangelio del día, en el que Juan Bautista manda a preguntar a Jesús si era él el Mesías, el Papa observó que “han venido muchos profetas, ideólogos y dictadores, que han dicho: ¡No es él! ¡No ha cambiado el mundo! ¡Somos nosotros!».
Estos “han creado sus imperios, sus dictaduras, su totalitarismo que habría cambiado el mundo. Y lo ha cambiado, pero de forma destructiva. Hoy sabemos que de estas grandes promesas no ha quedado sino un gran vacío y una gran destrucción”, recordó Benedicto XVI a los presentes.
Sin embargo, el Señor, “de la forma silenciosa que le es propia”, no hizo “una revolución cruenta” ni cambió “el mundo con la fuerza”, sino que encendió “muchas luces que forman, mientras tanto, un gran camino de luz a través de los milenios».
“No es la revolución violenta del mundo, no son las grandes promesas las que cambian al mundo, sino que es la silenciosa luz de la verdad, de la bondad de Dios que es el signo de Su presencia y nos da la certeza de que hemos sido amados hasta el final y que no hemos sido olvidados”, concluyó el Papa.