ROMA, miércoles 15 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El filósofo suizo Martin Rhonheimer había desarrollado, en el año 2004, una tesis que ahora ha sido retomada por Benedicto XVI, en su libro-entrevista con Peter Seewald, al afrontar el tema de la sexualidad. Lo explica en esta entrevista concedida a ZENIT el padre Arturo Cattaneo, docente en la Facultad de Derecho Canónico de Venecia y en la Facultad de Teología de Lugano (Suiza).
Entre los temas abordados por el Papa en «Luz del mundo» (Herder), los focos de los medios de comunicación se han concentrado en el pasaje definido por muchos como la «apertura al preservativo». Es sabido que la Iglesia siempre ha condenado la anticoncepción, de manera que una «apertura» o «giro» de este calibre en su enseñanza no podía pasar sin llamar la atención. Ha suscitado entusiasmo, así como perplejidad, especialmente entre quienes la han percibido como un replanteamiento, o incluso una revocación, de esa condena que hasta hoy parecía definitiva.
–La afirmación de Benedicto XVI sobre el preservativo, ¿supone un «giro» en la enseñanza de la Iglesia?
–Padre Cattaneo: No hablaría de giro, sino de desarrollo, una contribución valiente, en el sentido de que se expresa sobre una cuestión en la que la Iglesia hasta ahora había preferido callar. En este sentido, me parece decisivo distinguir entre la condena de la anticoncepción (que el Papa no ha querido modificar) y la utilización del preservativo, que en «algunos casos» puede significar «un primer acto de moralización». El mismo Papa ha confirmado en su libro entrevista que «las perspectivas de Humanae Vitae siguen siendo correctas».
–En un reciente artículo publicado en el periódico suizo «Il Giornale del Popolo» (11 de diciembre de 2010), usted afirma que, en este desarrollo, el Papa se ha dejado inspirar por una tesis avanzada hace ya unos años por el filósofo suizo Martin Rhonheimer, profesor en la Universidad de la Santa Cruz, en Roma. ¿Puede explicarnos cómo?
–Padre Cattaneo: El mismo padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, explicó en una nota (Cf. ZENIT, 21 de noviembre de 2010), publicada inmediatamente después de la anticipación de pasajes del libro por parte de «L’Osservatore Romano», que «numerosos teólogos moralistas y autorizadas personalidades eclesiásticas han afirmado y afirman posiciones análogas; sin embargo, es verdad que no las habíamos escuchado aún con tanta claridad de los labios de un Papa». Según algunos expertos, entre ellos el periodista vaticanista Sandro Magister y un artículo del Neue Zürcher Zeitung</i>, Rhonheimer es quien ha abierto de manera más decisiva el camino para la apertura que hoy ha hecho el Papa.
–Pero, ¿de qué camino se trata?
–Padre Cattaneo: En la nota citada, el padre Lombardi decía que el Papa ha ofrecido «una contribución importante para aclarar y profundizar una cuestión debatida desde hace tiempo». Para comprender de qué estamos hablando, creo que es necesario recordar lo que escribió Rhonheimer, por ejemplo, en The Tablet, el 10 de julio de 2004: «¿Qué les digo, como sacerdote católico, a personas promiscuas, o a homosexuales infectados por el sida, que utilizan el preservativo? Trataré de ayudarles a vivir una vida sexual moral y bien ordenada. Pero no les diré que no utilicen el preservativo. Simplemente, no hablaré de ello y daré por entendido que, si deciden tener relaciones sexuales, al menos mantendrán un cierto sentido de responsabilidad. Con una actitud de este tipo, respeto totalmente la enseñanza de la Iglesia católica sobre la anticoncepción. Esto no es un llamamiento a favor de ‘excepciones’ a la norma que prohíbe la anticoncepción. Esa norma tiene valor sin excepciones: la opción anticonceptiva es intrínsecamente mala. Pero, como es obvio, la norma sólo es válida para los actos anticonceptivos, como son definidos en Humanae Vitae«.
–¿Y cómo se definen estos actos?
–Padre Cattaneo: Según Humanae Vitae por acto anticonceptivo se entiende «toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación»; esto ha sido retomado por el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 2370. De este modo, se comprende el motivo por el cual, en ciertos casos, como el mencionado por el Papa, la utilización del preservativo no es un acto anticonceptivo, sino, como dice el Papa, puede ser «un primer acto de moralización, un primer tramo de responsabilidad». En este sentido, hay que tener en cuenta la contribución de Rhonheimer en la aclaración del objeto moral de toda acción humana, contribución que encontró plena acogida en la encíclica Veritatis splendor.
¿Qué importancia puede tener la declaración del Papa sobre el uso del preservativo en la lucha contra el sida?
–Padre Cattaneo: Considero que la aclaración del Papa es oportuna en la medida en que se estaba difundiendo la falsa impresión de que la Iglesia condenaba cualquier tipo de utilización del preservativo, enfrentándose por tanto con todas las campañas con las que se trata de contener la difusión del sida. La cuestión había estallado tras algunas palabras pronunciadas por el Papa en su viaje a África, en 2009. En este contexto, el Papa ha intervenido ahora con su aclaración, confirmando de todos modos que el preservativo no puede ser «la» solución; hace falta de hecho hacer mucho más: prevenir, educar, ayudar, aconsejar, estar cerca de las personas, tanto para que no se enfermen como en el caso de las que se han enfermado. El preservativo por sí solo, sigue diciendo el Papa, «no resuelve la cuestión», pues tendería a «una banalización de la sexualidad», mientras que en cambio es necesario promover su «humanización».
Por Jesús Colina