CIUDAD DEL VATICANO, jueves 16 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a una delegación de la Federación Luterana Mundial, encabezada por su presidente, Munib A. Younan.
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Querido obispo Younan, queridos amigos luteranos,
Estoy contento de saludar a los representantes de la Federación Luterana Mundial con ocasión de vuestra visita oficial a Roma. Ofrezco mis más cordiales deseos al obispo Munib Younan y al reverendo Martin Junge por sus respectivas elecciones como presidente y secretario general, junto con mis oraciones mientras duren sus servicios.
Hace cinco años, al principio de mi pontificado, tuve la alegría de recibir a vuestros predecesores y de expresarles mi esperanza de que los contactos estrechos y el diálogo intensivo que habían caracterizado las relaciones ecuménicas entre católicos y luteranos continuasen producienro ricos frutos. Hoy podemos con gratitud hacer recuento de los muchos frutos significativos producidos en estas décadas de discusiones bilaterales. Con la ayuda de Dios ha sido posible, despacio y tranquilamente, quitar barreras y fomentar lazos visibles de unidad a través del diálogo teológico y la cooperación práctica, especialmente a nivel de comunidades locales.
El año pasado tuvo lugar el décimo aniversario de la firma de la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación, que ha supuesto un paso significativo en el difícil camino hacia el restablecimiento de la unidad plena entre los cristianos y un estímulo para una nueva discusión ecuménica. En estos años previos a la celebración del quinto centenario de los acontecimientos de 1517, los católicos y los luteranos estamos llamados a reflexionar nuevamente sobre adónde nos ha llevado nuestro camino hacia la unidad, y a implorar la guía y la ayuda del Señor para el futuro. Me complace señalar que, para la ocasión, la Comisión Internacional sobre la Unidad Luterana – Católico Romana está preparando un texto conjunto que documentará lo que los luteranos y los católicos son capaces de decir juntos en este momento respecto a nuestras cada vez más estrechas relaciones después de casi cinco siglos de separación.
Con el fin de aclarar aún más la comprensión sobre la Iglesia, que es el punto de atención principal del diálogo ecuménico hoy, la Comisión está estudiando el tema: el Bautismo y la creciente comunión eclesial.Es mi esperanza de que estas actividades ecuménicas proporcionen nuevas oportunidades para que los católicos y los luteranos sean cada vez más cercanos en sus vidas, su testimonio del Evangelio, y sus esfuerzos para llevar la luz de Cristo a todas las dimensiones de la sociedad.
En estos días de gozosa preparación para la celebración de la Navidad, confiémonos unos a otros, y nuestra búsqueda común de la unidad entre los cristianos al Señor, que es la verdadera novedad que sobrepasa todas nuestras expectativas humanas (cf. Ireneo, Adv. Haer., IV, 34, 1).
¡Que la paz y el gozo de este tiempo de Navidad esté con todos vosotros!
[Traducción del original en inglés por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]