Cardenal Naguib: cristianos y musulmanes, unidos por el cambio en Egipto

Comenta en un comunicado la nueva situación política del país

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EL CAIRO, lunes 14 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La protesta de estas semanas en Egipto ha visto unida a la ciudadanía con independencia de sus diferencias, incluso religiosas.

Lo subraya el cardenal Antonios Naguib, patriarca católico de Alejandría de los Coptos (Egipto), en un comunicado enviado a la edición de ZENIT en árabe, en el que comenta la nueva situación política en el país a raíz de la dimisión del Presidente Hosni Mubarak.

En el texto, el patriarca afirma que “la Iglesia católica egipcia se une a todos los ciudadanos leales de Egipto al dar gracias al Dios Omnipotente por el maravilloso éxito que ha concedido a los valientes jóvenes del movimiento “25 de enero”, en el que han participado todos los ciudadanos leales, con la presencia personal, la participación emotiva o la oración al Omnipotente por el bien del amado Egipto, o siguiendo las noticias con ansia, temblor y esperanza”.

El prelado subraya que se esperaba “un cambio gradual en base a las disposiciones constitucionales”, pero que “la voluntad de los jóvenes y de la gente ha determinado el curso de los acontecimientos”.

“Estamos seguros de que todas las expectativas serán satisfechas, Dios mediante”, añade. “Egipto escribe su historia desde hace 7.000 años con letras de luz y de fuego, y ahora está brillando con nuevo esplendor”.

La experiencia de estos últimos días, explica, “ha producido una realidad que ha estado ausente durante mucho tiempo, es decir, la unidad de los ciudadanos, jóvenes y ancianos, cristianos y musulmanes, sin distinción ni discriminación alguna”, en la acción “por el bien de Egipto y la seguridad del país”.

“Estamos seguros de que estos sentimientos que han reinado en los corazones durarán para el futuro próximo y lejano”, añade.

Reconocimiento

El patriarca Naguib afirma que es necesario dar las gracias “a las muchedumbres de jóvenes patriotas que han proporcionado la chispa de la que ha partido este movimiento, que se ha convertido en un volcán y una erupción que no puede detenerse y que ha reunido a todas las fuerzas que rechazan la situación negativa que ha controlado el país durante tanto tiempo, anhelando un futuro mejor y más optimista para los egipcios, uniéndose en torno a una única causa, que es el amor por Egipto y la dignidad de sus ciudadanos”.

Rinde después homenaje a “las almas de los mártires que ofrecieron su propia vida por el alba de este día histórico”, augurando que Dios “tenga piedad de ellos, los una a los justos y de consuelo y paz a sus familias y las defienda”.

“Oramos también para que los heridos puedan recuperarse, y para que las víctimas de la violencia y del vandalismo puedan reconstruir lo que se ha perdido o destruido”, añade.

De la misma forma, agradece “a todos aquellos que hayan contribuido a la defensa de las personas y de la propiedad privada y publica en este momento crítico: los comités populares, las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad”.

Perspectivas futuras

Para el patriarca, “ha llegado el momento de una actuación seria, comprometida y decisiva para que Egipto esté en la vanguardia a nivel social, económico y político y brille de nuevo su civilización profundamente arraigada que ha iluminado al mundo durante siglos”.

“Con todos los egipcios, anhelamos que pongan en marcha en rápidos pasos lo que ha sido declarado por el Consejo Supremo de las fuerzas armadas, es decir, la reconstrucción de la Nación sobre bases constitucionales justas”.

“Queremos que Egipto encuentre su lugar entre los países modernos”, subraya, pidiendo “un país democrático basado en las leyes, la igualdad y la justicia, que respete la libertad y la dignidad basada sólo en la ciudadanía y permita la participación a todas las categorías”.

El patriarca augura también que el país “alcance lo que los analistas, los políticos y los intelectuales han pedido para evitar divisiones”.

“Los egipcios leales están dispuestos a realizar cualquier esfuerzo por el bien de la amada nación. La Iglesia católica, con todas sus instituciones, trabajará con ellos en la reconstrucción y para proceder por este camino hacia un futuro mejor”.

“Que Dios defienda a Egipto y a sus gobernantes, y pueda inspirarles para el bien del país, para el presente y para el futuro”, concluye.

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ZENIT Staff

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