Catequistas para la vida del pueblo

Por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel

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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado 26 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título «Catequistas para la vida del pueblo».

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Hemos realizado el II Encuentro Diocesano de Catequistas de Adultos, responsables de la evangelización integral en las comunidades, sobre todo donde no hay diáconos, religiosas ni sacerdotes. Participaron unos 800, representando a los 8,000 que tenemos. La mayoría son indígenas varones, aunque van aumentando las mujeres. Crecen los y las catequistas de niños. Son fruto del movimiento catequístico que se inició en la década de los 50, con el obispo de entonces Lucio Torre Blanca, que fortaleció mucho Mons. Samuel Ruiz, y que ahora tratamos de consolidar y coordinar.

El objetivo del Encuentro fue «concientizarnos, desde la fe, de que la evangelización nos lleva a un compromiso de trabajar por la vida integral de nuestras comunidades y, en particular, por el cuidado de nuestra madre tierra». Previamente, en las parroquias se reflexionó sobre el tema. Los obispos y una misionera laica expusimos lo que dicen la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia al respecto.

JUZGAR

Los catequistas mismos hicieron un juicio sobre las luces y las sombras de su servicio. Valoran como positivo: El acompañamiento de los sacerdotes y religiosas; la coordinación entre catequistas, el trabajo conforme al plan parroquial, evangelizar sin esperar nada a cambio, la disponibilidad para cumplir los cargos, la constancia.

Dicen que les iluminan: El camino de Jesús como ejemplo para nuestras vidas, la Palabra de Dios, el Espíritu Santo que mora en nuestros corazones, nos anima y guía, los sacramentos, la oración, las fiestas patronales y las tradiciones que nos dan vida.

Aprecian: Cuando anunciamos la justicia y denunciamos las injusticias, la traducción de materiales a la lengua indígena, hermanos que se han apartado del alcohol, la formación integral, cuando valoramos el trabajo de las mujeres, la información de la realidad, la formación de nuestra conciencia para no dejarnos engañar, los trabajos colectivos.

Entre lo negativo, enumeran: Falta de fe en Dios, desobediencia a lo que Jesús pide, desánimo en la Palabra de Dios, la poca importancia que damos a la oración y a la Palabra de Dios, falta de compromiso, rivalidad entre servidores, falta de interés en la formación; cuando dejamos botado el cargo por cuestiones políticas o intereses personales, cuando acumulamos cargos y somos duros de corazón, cuando no se escucha ni respeta la palabra de las mujeres, cuando cometemos injusticias entre hermanos sin tomar en cuenta la Palabra de Dios o justificándonos en ella, el abuso del alcohol, la drogadicción, cuando dicen que lo que compartimos ya no es Palabra de Dios, las sectas, la migración, la pérdida de las identidades culturales, la influencia de las culturas extrañas a la nuestra.

ACTUAR

Se propusieron: Hacer vida la Palabra de Dios, que la fe vaya acompañada de obras, que ayudemos a cambiar las malas costumbres. Tomar conciencia de nuestra realidad y ser compasivos con nuestros hermanos que sufren. Hay que cuidar a los pobres, estar abiertos a las necesidades de la comunidad, a nuestros hermanos desamparados que sufren injusticias y violaciones en sus derechos. Predicar la Palabra de Dios con humildad y paciencia. No desmayar en la evangelización. No darnos por vencidos y ser firmes en el Evangelio. Fomentar la unidad; no dejarnos dividir por organizaciones y partidos. Hacer análisis de la realidad y oración constante. Fortalecer la espiritualidad, asistir a Misa, poner en práctica la Palabra de Dios. Ser honestos y amables. Promover una evangelización integral, abarcando todos los aspectos: salud, rescate de tradiciones y símbolos, derechos humanos, pastoral de la tierra, etc.; denunciar las injusticias, asumir nuestros valores y recuperar la sabiduría de los abuelos, estar dispuestos a la conversión, aceptar las críticas justas y estar serenos ante las injustas.

Un compromiso particular fue: Cuidar la madre tierra: evitar incendios forestales y la tala inmoderada, respetar las áreas protegidas, no usar fertilizantes químicos, herbicidas y pesticidas químicos, ni artículos desechables, separar los desechos, no tirar basura en los ojos de agua, arroyos y manantiales, desenzolvar y limpiar los ríos, generar bosques de leña, dejar descansar la tierra, recuperar las semillas criollas, promover hortalizas, desarrollar tecnologías alternativas (estufas ahorradoras, letrinas aboneras, compostas, captación de aguas, filtros naturales, abonos verdes, etc.), hacer oración antes de trabajar la madre tierra, capacitarnos constantemente, trabajar bien organizados y con firmeza.

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ZENIT Staff

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