El papa da esperanza respondiendo a preguntas en televisión

Iniciativa sin precedentes emitida este Viernes Santo

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 22 abril 2011 (ZENIT.org).- Respondiendo a siete preguntas planteadas por seis cristianos y una musulmana, Benedicto XVI ha querido lanzar un mensaje de esperanza y confianza en el amor de Dios por la humanidad en un programa televisivo emitido este Viernes Santo.

Por primera vez en la historia, un pontífice respondió en televisión a las preguntas procedentes del público. A la redacción del programa religioso del primer canal de la televisión pública italiana (RAI), habían llegado miles de preguntas de varios continentes. En un primer momento se habían escogido tres, pero el papa acabó respondiendo a siete.

En sus respuestas, reconoció la necesidad de encomendarse a Dios ante realidades tan duras como son el terremoto de Japón o un hijo en estado vegetativo.

En el drama del terremoto

De hecho, la primera pregunta fue planteada por una niña japonesa de siete años, Elena, quien compartió su tristeza «porque muchos niños de mi edad han muerto» tras el terrible seísmo del 11 de marzo.

«También yo me pregunto: ¿por qué es así?», confesó el pontífice. «No tenemos respuesta, pero sabemos que Jesús ha sufrido como vosotros, inocentes, que Dios verdadero se muestra en Jesús, está a vuestro lado».  

Al mismo tiempo, es necesario «ser conscientes de que, un día, yo comprenderé que este sufrimiento no era algo vacío, no era inútil, sino que detrás del sufrimiento hay un proyecto bueno, un proyecto de amor».

Estado vegetativo

La esperanza fue también la característica de la segunda respuesta a una madre, María Teresa, que preguntó si el alma de su hijo, Francesco, en estado vegetativo desde Pascua de 2009 «ha abandonado su cuerpo, dado que ya no es consciente, o está todavía en él».

«Ciertamente el alma está todavía presente en el cuerpo. La situación es algo así como la de una guitarra que tiene las cuerdas rotas y que no se puede tocar. Así también el instrumento del cuerpo es frágil, vulnerable, y el alma no puede ‘tocar’, por decirlo en algún modo, pero sigue presente», dijo el obispo de Roma.

Y añadió que «este alma escondida siente en profundidad vuestro amor, a pesar de que no comprende los detalles, las palabras, etc., pero siente la presencia del amor».

Irak

Su mensaje de esperanza alcanzó también al grupo de jóvenes cristianos iraquíes de Bagdad, que le pidieron cómo es posible ayudar a los miembros de su comunidad, «perseguidos como Jesús», «para que se replanteen el deseo de emigrar a otros países».

«Rezo cada día por los cristianos de Irak –aseguró Benedicto XVI–. Son nuestros hermanos que sufren, como también en otras tierras del mundo, y por esto los siento especialmente cercanos a mi corazón y, en la medida de nuestras posibilidades, tenemos que hacer todo lo posible para que puedan resistir a la tentación de emigrar, que –en las condiciones en las que viven– resulta muy comprensible».

«Es importante que estemos cerca de vosotros, queridos hermanos de Irak, que queramos ayudaros y cuando vengáis, recibiros realmente como hermanos», admitió.

La Santa Sede, explicó, «está en permanente contacto con las distintas comunidades, no sólo con las comunidades católicas, sino también con las demás comunidades cristianas, con los hermanos musulmanes, sean chiíes o sunníes».

Aseguró su compromiso para «hacer un trabajo de reconciliación, de comprensión, también con el gobierno, ayudarle en este difícil camino de recomponer una sociedad desgarrada».

Para el papa, el problema de la sociedad iraquí es que a causa de estas divisiones ya no tiene conciencia de su pertenencia

«Y nosotros queremos, en diálogo precisamente con los distintos grupos, ayudar al proceso de reconstrucción y animaros a vosotros, queridos hermanos cristianos de Irak, a tener confianza, a tener paciencia, a tener confianza en Dios, a colaborar en este difícil proceso».

Diálogo

El papa se dirigió también a una mujer musulmana de Costa de Marfil, Bintù, viuda con cuatro hijos, quien recordó cómo, en su país, cristianos y musulmanes siempre han vivido en armonía, mientras que «ahora todo ha cambiado», con la guerra civil.

«Jesús es un hombre de paz. Usted, en cuanto embajador de Jesús, ¿qué aconsejaría a nuestro país?», preguntó.

«La violencia no viene nunca de Dios, nunca ayuda a producir cosas buenas, sino que es un medio destructivo y no es el camino para salir de las dificultades», aseguró el sucesor del apóstol Pedro.

«El único camino es la renuncia a la violencia, volver a entablar el diálogo, tratar de encontrar juntos la paz, una nueva atención de los unos a los otros, la nueva disponibilidad para abrirse el uno al otro».

«El verdadero mensaje de Jesús» lo sintetizó en estas palabras: «buscad la paz con los medios de la paz y abandonad la violencia».

Pueden leerse las respuestas del papa a las siete preguntas en http://www.zenit.org/article-39048?l=spanish

Por Roberta Sciamplicotti

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ZENIT Staff

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