ROMA, domingo, 24 abril 2011 (ZENIT.org).- La Cruz Roja se asocia con el cuidado de los enfermos gracias a una santo italiano del siglo XVII llamado Camilo. El fundador de los Ministros de los Enfermos es patrono de los enfermos y de las enfermeras.
Ahora su primer hijo espiritual en Sri Lanka espera seguir con su legado con la fundación algún día de un centro asistencial para pacientes de Sida en su país natal.
El padre camilo Maximiliano Ranatunga nació en Ragama, cerca de Colombo. Young Nihal (Maximiliano es su nombre de bautismo) era budista cingalés. Pero las dificultades económicas tras la muerte de su padre provocaron una cadena de acontecimientos que le llevaron a la conversión y, finalmente, a su vocación religiosa.
El padre Ranatunga ha hablado con el programa de televisión «Dios llora en la Tierra» de la Catholic Radio and Television Network (CRTN) en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada.
–Por desgracia, Sri Lanka es noticia por su guerra civil.
–Padre Ranatunga: Sí, hemos sufrido durante 30 años debido a la guerra civil que ha causado muchas muertes. Esto ha creado problemas económicos, sobre todo en el turismo.
–¿Qué causa este conflicto?
–Padre Ranatunga: El problema está entre los tamiles y la mayoría cingalesa. Los cingaleses pretenden poseer Sri Lanka, y los tamiles, cuyos antepasados llegaron a Sri Lanka, se han establecido en el norte y quieren dividir Sri Lanka.
–¿Qué afiliación religiosa tienen los tamiles?
–Padre Ranatunga: Son o hindúes o católicos, pero no budistas.
–¿Sri Lanka es un país predominantemente budista?
–Padre Ranatunga: Sí, el 80% son budistas y el resto son católicos, hindúes, musulmanes y de otras religiones.
–¿Se trata por tanto de una cuestión religiosa?
–Padre Ranatunga: Se trata de una cuestión étnica y no religiosa. Estos dos grupos étnicos, tamiles y cingaleses, no son capaces de coexistir.
–¿Cuáles son las dificultades que hay entre ellos?
–Padre Ranatunga: Hay diferencias culturales y de lenguaje. Los cingaleses son budistas, hablan sinhala y tienen el monopolio del poder político. Está plasmado en la ley que el presidente deber cingalés y debe ser budista. Los tamiles se sienten discriminados y este es el problema.
–Usted se crió de niño como budista. ¿Cómo fue su educación budista?
–Padre Ranatunga: Es una filosofía. El budismo no tiene un dios como el cristianismo. No hay sacramentos con normas y regulaciones; el budismo no es así. Tuve el deseo de ser un monje budista.
–¿Es común que chicos jóvenes quieran llegar a ser monjes budistas?
–Padre Ranatunga: Normalmente suele ocurrir que muchos chicos jóvenes entren como novicios. Afortunadamente para mí, seguí el otro camino. Aunque quería ser un monje, no entré. Es un misterio. Dios siempre obra milagros en nuestras vidas y, como San Pablo, no quería tener nada que ver con los cristianos. Vengo de una familia budista muy pobre. Mi padre murió cuando yo tenía 12 años. Tuvimos que afrontar problemas económicos. Mi madre no podía sacar adelante a seis hijos pequeños. Decía: «Te vas con esa familia para estar con ella y te darán un trabajo». Me fui a vivir con una familia católica.
–¿Así que de joven tuvo que trabajar para esa familia católica?
–Padre Ranatunga: Sí, tuve que trabajar duro y hacer el trabajo doméstico. Se me daba de todo. Allí, en el pueblo, estaba la Iglesia de San Maximiliano. Solía ir allí y me hice amigo de las familias, de los sacerdotes y hermanas, y de los niños de mi edad. Esto fue lo que me atrajo a la Iglesia católica.
–¿Cómo reconciliaba esto? Usted ha mencionado antes que quería convertirse en un monje budista.
–Padre Ranatunga: Había cerca muchas familias budistas, pero, de alguna manera, mi deseo de ser un monje budista disminuyó. Antes de mi bautismo, solía seguir a la gente que iba a Misa. Era en aquellos momentos cuando Dios obraba en mi vida, como en la conversión de santos como San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier e incluso San Camilo. El iba actuando en mi vida.
–¿Sólo por entrar en aquella Iglesia decidió hacerse cristiano?
–Padre Ranatunga: No, iba a misa, rezaba novenas, asistía a las celebraciones de Navidad con villancicos, pero no pensaba en hacerme católico. Entonces, al volver a la familia católica me sugirieron que me bautizara. No sabía nada del cristianismo, así que tuve que aprender algo sobre la Iglesia católica antes de aprender catecismo.
–¿Quién le preguntó sobre su fe?
–Padre Ranatunga: Al volver a casa, en mi pueblo estaba la Iglesia de San Judas Tadeo. Fui a esta iglesia y los parroquianos se hicieron mis amigos y se me invitó a varias actividades parroquiales. Incluso me enviaron a estudiar al convento de las Hermanas de la Sagrada Familia durante seis o siete meses. No sabía nada del cristianismo pero recibí la posibilidad de comprender claramente la fe, el misterio del cristianismo. Ahora enseño a 10 budistas la fe.
–¿Es difícil para un budista convertirse al cristianismo?
–Padre Ranatunga: Sí, es difícil. Al inicio mi familia no me aceptó – sobre todo mi hermano – pero ahora hay comprensión y respeto mutuo. En los pueblos los católicos y budistas viven ahora juntos. Es difícil, pero hay respeto. No dicen nada. Sin embargo me siento solo y envidio a las familias católicas que son capaces de acoger a un sacerdote. Están presentes en los actos y celebraciones como familia. Yo no tengo esa oportunidad.
–¿Cómo son las relaciones entre budistas y católicos?
–Padre Ranatunga: Tenemos una buena relación, pero hay problemas con algunos evangélicos norteamericanos. La población local está confusa y no son capaces de distinguir a unos de otros porque Jesucristo es común a todos los cristianos. A veces son muy agresivos e intentan convertir a todos. Ofrecen ayuda y, así, atraen a la gente.
–Usted trabaja en un hospital en Roma. ¿Cuáles son sus planes ahora que vuelve a Sri Lanka?
–Padre Ranatunga: Me gusta trabajar con los enfermos. Mi sueño, que puede que no se cumpla, es construir un hospital y un centro para el Sida. Ya tenemos a las hermanas que he invitado. También he hablado con el obispo y la madre superiora. No sé qué ocurrirá. Creo que si se está unido a Dios se pueden hacer muchas cosas. «Yo soy la vida, vosotros los sarmientos». Si estoy unido a él, los «sarmientos» darán fruto. Quiero estar unido a él y perderme en él.
Esta entrevista fue realizada por Marie-Pauline Meyer para «Dios llora en la Tierra», un programa semana producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización asistencial católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Más información en: www.ain-es.org, www.aischile.cl