JARTUM, miércoles 20 de abril de 2011 (ZENIT.org).- El obispo auxiliar de Jartum afirma que la violencia, que ha costado la vida a centenares de personas, no obstaculizará los planes para la independencia del Sudán del Sur.

Los informes hablan de centenares de víctimas en las últimas semanas a causa de los conflictos entre los rebeldes y el ejército del Sudán del Sur, mientras esta región se prepara para convertirse en el 54º Estado africano independiente en julio.

El obispo auxiliar Daniel Adwok Kur explicó a la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que ha hanido “una gran cantidad de hechos violentos” a raíz del referendum de enero, en el que el 98% de los electores de Sudán del Sur eligió la independencia del Norte.

El prelado observó que los enfrentamientos han sido “intensos” pero que esto no detendrá el camino hacia la independencia, y exhortó al Gobierno a afrontar “en la raíz” las causas del conflicto.

“Sería oportuno sentarse y discutir”, observó. “Debemos preguntar a la gente cuáles son los motivos de las tensiones”.

“Si no afrontamos esto, en el plazo de unos meses o años se provocará una tensión en aumento”.

Refugiados

Monseñor Adwok subrayó la necesidad de ayudar a los miles de refugiados que están viajando del norte al sur. Según AIN, se espera que 750.000 personas lleguen a Sudan del Sur antes de agosto.

La Conferencia Episcopal Sudanesa ha organizado una asamblea plenaria en Juba tras la cual los obispos se encontrarán con representantes del Gobierno para discutir el objetivo de la construcción de la paz en la región.

Monseñor Adwok subrayó también la prioridad de trabajar con la gente a través de la educación, alabando la obra de asistencia que lleva a cabo AIN.

“La Iglesia ha reconocido siempre que la formación humana y la educación están en la base de una sociedad sana, y el desarrollo de escuelas con una clara identidad cristiana es muy importante tanto para el Sur como para el Norte”, comentó.

A pesar de que muchas familias están abandonando Jartum, capital del norte, algunas se quedan en sus casas, esperando que el Gobierno no lleve adelante las políticas anticristianas con los extremistas islámicos, añadió.

Los programas de educación, concluyó, han ayudado notablemente a estas familias.