El Islam en Europa, entre la convivencia y la intolerancia

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Encuentro de los delegados para las relaciones con los musulmanes en Europa

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ROMA, miércoles 1 de junio de 2011 (ZENIT.org).- “Son 11 millones los musulmanes en Europa: su presencia es un hecho en la vida de los países y de las parroquias, así como muchas experiencias de diálogo que se comparten para encontrar una línea común de guía”. De este modo ha explicado monseñor Duarte da Cunha, secretario del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, los motivos del segundo encuentro de los delegados de las conferencias episcopales para las relaciones con los musulmanes en Europa, que se ha realizado en Turín el 31 de mayo.

“El CCEE -añadió monseñor Da Cunha en la conferencia de prensa que precedió el inició de las ponencias- ha elegido afrontar dos temas, el de las relaciones entre la Iglesia, el Estado y el Islam en Europa y el de la islamofobia, es decir el peligro de la difusión entre los europeos de una sensación de miedo y de intolerancia hacia el Islam”.

El encuentro, precisó el secretario del CCEE, “tiene un carácter puramente pastoral, en cuanto a que el diálogo teológico ha sido llevado por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y con el objetivo de una reflexión intraeclesial, diferenciándose de muchos otros encuentros organizados en el pasado junto a representante de otras confesiones cristianas y comunidades musulmanas”.

“Es necesario acoger este proceso en desarrollo -afirmó el secretario de la Comisión para el ecumenismo y el diálogo interreligioso de la Conferencia Espicopal del Piamonte-Valle de Aosta, don Andrea Pacini, que intervino en la conferencia de prensa- que es el de la inserción de manera madura de las comunidades musulmanas en el contexto europeo”.

Europa representa “una gran ocasión para que el Islam se enriquezca y vuelva a expresar su identidad puramente religiosa, más allá de la política, jurídica y social”. Las comunidades musulmanas, de hecho, “se encuentran viviendo en un contexto en el que no tiene que expresar, como sucede en los países de mayoría islámica, una dimensión política pero se enfrentan, en el interior de espacios institucionalmente definidos, al poderse expresar como religión”.

Esto “constituye un reto para el Islam pero interesa mucho también los distintos componentes de las sociedad civil europea y las iglesias, porque, dentro de los estado europeos en los que la libertad religiosa está asegurada y se busca construir sociedades tendencialmente pluralistas, es importante tejer relaciones entre comunidades religiosas para poder contribuir lo más posible a una convivencia pacífica y armoniosa dentro de todas las sociedades”.

Hay, además, también “consecuencias muy prácticas como el compartir las capellanías de los hospitales, militares, penitenciarias y universitarias, que ofrecen ocasiones de diálogo concreto y no ocasional para desarrollar”. A esto se añade que “la inserción que revaloriza el proprium religioso implica un reanálisis de la identidad y de la necesidad, como se ha afirmado, que el Islam desarrolla una ‘teología de la inculturación’ dialogando con los puntos más destacados de reflexión ofrecidos por el contexto europeo”.

“El Islam -afirmó el arzobispo de Túnez, monseñor Maroun Lahham, llamado para intervenir en las relaciones entre cristianos y musulmanes de Oriente Medio y de África del Norte -no es un bloque monolítico y las diferencias son muchas según los contextos”. “Es más fácil que yo me entienda con el muftí de Hebrón que con el obispo de Estocolmo -prosiguió.- ya que a los palestinos y cristianos árabes el compartir 15 siglos de historia con los musulmanes de Oriente Medio nos hace conscientes de pertenecer a la misma cultura y mentalidad y este es un factor fuerte de coexistencia”. “Para un cristiano árabe, por ejemplo -destacó Lahham- el hecho de que Europa se niegue a la acogida es algo contrario a su cultura”.

La consecuencia negativa de esta convivencia secular es “el malentendido que equipara el cristiano con occidente y sus elecciones políticas y económicas”. En este ámbito “la familia, la mezquita y la escuela -las tres principales instituciones del mundo islámico- no hacen mucho para definir a los cristianos. Ni siquiera se habla de cristianos sino de ‘no musulmanes’”.

A propósito de los prejuicios, se destaca “Oriente Medio no es un foco de terrorismo y los movimientos no han sido creados contra los cristianos sino a causa de la situación política”. Se ha acogido de manera muy positiva, según Lahham, “la reencontrada unidad del pueblo palestino porque así el interlocutor del proceso de paz será uno solo” pero “es necesario que por parte de Israel haya una voluntad política en este sentido”, y “que no tenga miedo de la paz”.

También el obispo de Túnez ha expresado su confianza con respecto a los movimientos revolucionarios del norte de África “protagonizados por jóvenes cultos, hábiles en el uso de Internet y que no soportaban más los regímenes que les dominaban”. “Es necesario siempre mirar con optimismo a estos movimientos pro-democracia -concluyó Lahham- y confiar en estas situaciones que se aplicará también a los cristianos, seguramente en Túnez pero también en Egipto. Estoy convencido de que no se debe tener miedo”.

Por Chiara Santomiero. Traducción del italiano por Carmen Álvarez

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ZENIT Staff

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