ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- En su último encuentro en Zagreb, Benedicto XVI sintetizó el mensaje que ha traído en el testimonio dejado por un mártir, el beato cardenal Alojzije Stepinac (1898-1960), voz alzada contra el fascismo y el comunismo.
“Por su firme conciencia cristiana, supo resistir a todo totalitarismo, haciéndose defensor de los judíos, los ortodoxos y todos los perseguidos en el tiempo de la dictadura nazi y fascista, y después, en el período del comunismo, ‘abogado’ de sus fieles, especialmente de tantos sacerdotes perseguidos y asesinados”, afirmó el papa.
La visita del Santo Padre al país ha servido para aclarar el papel histórico de ese arzobispo de Zagreb entre 1937 y 1960, a quien el régimen comunista encarceló, fallecido a causa de la enfermedad contraída en al cárcel.
Durante décadas se ha propagado la acusación por la que fue encarcelado al llegar al poder los comunistas al final de la Segunda Guerra Mundial: colaboración con el régimen Ustacha de Ante Pavelić, títere de Hitler y líder del Estado Independiente de Croacia durante la Segunda Guerra Mundial.
La propaganda comunista sobre Stepinac, creado cardenal por el papa Pío XII en 1952 (motivo por el que Yugoslavia rompió relaciones diplomáticas con la Santa Sede), dejó sentir su influencia en la polémica mediática que surgió en 1998, cuando Juan Pablo II le beatificó, declarándole mártir.
Estas influencias ideológicas todavía se pueden constatar en algunas de las biografías de Stepinac publicadas, según idiomas, por Wikipedia.
Mientras que la versión española presenta al cardenal como colaborador del Eje nazi; en croata aparece como la voz que se alzó en su país contra las leyes nazis y la persecución de los judíos.
En inglés, la enciclopedia colaborativa subraya su obra a favor de los judíos y los perseguidos del nazismo, aunque le presenta como colaborador del régimen Ustacha; algo en lo que difiere la edición en francés, mostrando cómo apoyó al Estado Independiente Croata, pero condenó con fuerza los atropellos de su régimen.
Superación de las ideologías
Pasada la guerra fría, así como las sangrientas tensiones ideológicas de la guerra croata de independencia de la antigua Yugoslavia (1991-1995), la visita de Benedicto XVI ha contribuido a liberar su figura de cualquier manipulación política.
Dedicó a su figura el último discurso pronunciado en Zagreb, antes de dirigirse al aeropuerto para la ceremonia de despedida, con motivo de la celebración de las Vísperas con obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Catedral de Zagreb, donde se encuentra la tumba de Stepinac.
“Los méritos de este inolvidable obispo derivan esencialmente de su fe –aseguró el papa–: él tuvo en su vida la mirada fija siempre en Jesús, y siempre se configuró con Él, hasta el punto de convertirse en una viva imagen de Cristo, también en sus padecimientos”.
El obispo de Roma le definió como “abogado de Dios en esta tierra, pues defendió tenazmente la verdad y el derecho del hombre a vivir con Dios”.
Los artículos publicados en Croacia y en el exterior con motivo de esta visita del papa muestran en estos días cómo la propaganda ideológica de la guerra fría comienza a fragilizarse, y se abre una nueva etapa en la que el principal interés comienza a ser la verdad histórica.
A este objetivo debe contribuir el proceso de canonización de Stepinac, actualmente en curso.
Monseñor Juraj Batelja, postulador de su causa de canonización, invita a leer los discursos o cartas del purpurado para descubrir en Stepinac a una de las voces que se elevó con más fuerza a favor de la dignidad humana y contra el racismo en la Europa dominada por el nazismo.
Por Jesús Colina