ROMA, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Con sólo 44 años y dos de experiencia episcopal, monseñor Valentine Tsamma Seane carga en sus jóvenes hombros una gran responsabilidad.
Ahora bien, este obispo de Gaborone, Botsuana, se propone un nuevo desafío para la Iglesia en el país, enseñar a los católicos no sólo a recibir, sino también a dar, como explica en esta entrevista concedida al programa de televisión “Dios llora en la Tierra” de la Catholic Radio and Television Network en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada.
–Botsuana es uno de los países más estables de África y tiene la democracia multipartidista más duradera. También es un gran productor de diamantes. ¿Cuál es la situación del cristianismo en Botsuana?
–Monseñor Seane: Bostwana es conocida por ser un país cristiano. Estadísticamente, la Iglesia católica representa del 5% al 6% y otras Iglesias cristianas: protestantes, pentecostales, espirituales y otras iglesias independientes suman el 67%. Así que se puede decir que es un país cristiano.
–¿Así que la Iglesia católica es una minoría?
–Monseñor Seane: Sí, en ese sentido, pero si se toma una por una a cada iglesia, como la anglicana o la luterana, la Iglesia católica es la denominación cristiana más grande. Si el resto de las iglesias se agrupan, conforman una gran parte de la población.
–¿Cómo es que los protestantes superan en número a los católicos?
–Monseñor Seane: Los protestantes fueron los primeros en llegar como misioneros y, durante muchos años, convencieron a los jefes de las tribus para que no permitieran la entrada de la Iglesia católica en el país. No se permitió misionar a la Iglesia católica hasta 1928. Para entonces las iglesias protestantes ya se habían establecido.
–Usted es un obispo reciente y una de las primeras cosas que ha escrito es: “Soy un Valentín de gran corazón”. ¿Por qué?
–Monseñor Seane: Me encanta trabajar con la gente, creo que debido a mi franqueza y a mi pasión por trabajar y servir a la gente. He descubierto también que mi personalidad y mi corazón contribuyen a esto: entrega a los demás, servicio a la Iglesia de Cristo.
–¿Cuál es su otro nombre?
–Monseñor Seane: Soy conocido también como Vala, que es Valentine abreviado. Muchos me conocen también como Tsamma, que significa bastón o vara para caminar. Mi abuelo me dio este nombre porque solía caminar con él y él decía que yo era su bastón. El nombre se me quedó.
–¿Por qué se hizo sacerdote?
–Monseñor Seane: Originariamente quería ser abogado, pero cuando vino un sacerdote a mi parroquia a predicar pensé que también podría servir a la gente como sacerdote. Fui al seminario y seguí hasta completarlo y descubrí que era mi vocación, servir al pueblo de Dios como sacerdote.
–La vocación sacerdotal no es fácil. Hay que vivir una vida célibe.
–Monseñor Seane: Sí, es muy exigente y es un don de Dios. No sólo es una decisión individual y una capacidad individual. Se pasan ocho años en el seminario y la vida espiritual es muy importante y es ella la que nos ayuda en este viaje, un viaje de servicio. Es difícil, no es fácil y exige entrega todo el tiempo.
–En su ordenación estaban presentes todas las personas importantes de Botsuana. ¿Por qué ocurrió en un acontecimiento como este?
–Monseñor Seane: Hay que recordar que mucha gente, incluyendo a los católicos, nunca había asistido a una ordenación. Mi predecesor fue obispo durante 27 años, por lo que la mayoría de la gente no había estado en su ordenación. Había 15.000 personas en el ayuntamiento, incluyendo a visitantes de países vecinos como Sudáfrica – trabajé como sacerdote en Pretoria. Vinieron también obispos de Botsuana y de Sudáfrica, así como muchas estrellas, empresarios y miembros del gobierno. Así que fue un acontecimiento nacional.
–Llovió durante su ordenación. Se consideró una señal especial. ¿Por qué?
–Monseñor Seane: Botsuana es muy árida, por la lluvia es algo muy valioso para nosotros. Incluso a nuestro dinero lo llamamos pula (lluvia). La lluvia trae vida. Como la lluvia es muy rara, cada vez que llueve es algo precioso y es visto como una bendición. Incluso en mi familia, durante las ocasiones especiales, si llueve es visto como una bendición. Aquel día empezó siendo soleado. No había nubes, pero al final del día llovió y se vio como una bendición, una ocasión especial. Dios estaba contento. Los antepasados estaban contentos, todo el mundo estaba contento.
–Usted ha escrito también que ha experimentado el amor de Dios. ¿De qué forma?
–Monseñor Seane: Lo he experimentado toda mi vida. Hemos crecido así. Somos cinco hermanos: dos hermanos y tres hermanas. He experimentado la mano invisible de Dios toda mi vida desde la infancia, en el colegio y en los diversos cambios durante mi crecimiento. Como usted ha mencionado, fui ordenado sacerdote con 27 años y la gente se asombraba de mi edad. Volvió a suceder cuando fui ordenado obispo. Cuando fui ordenado obispo sólo había 10 obispos más jóvenes que yo en el mundo. En nuestra conferencia soy el obispo más joven. Así que sigo experimentando hoy el amor de Dios y esto me ayuda a seguir adelante al servicio de su Iglesia.
–¿Qué lema eligió?
–Monseñor Seane: “Deus caritas est – Dios es amor”. Leí la encíclica del Papa, es algo que me tocó el corazón. Mi vida gira alrededor del amor de Dios. La mano invisible de Dios, ese amor es el que me guía. Así que sigo apreciando y agradeciéndole a Dios esto. He descubierto que es algo precioso y que me ayuda al intentar hacer mi trabajo.
–Usted ha recibido mucho. ¿Qué es lo primero que quiere dar a su diócesis?
–Monseñor Seane: Quiero fomentar las vocaciones locales al sacerdocio y a la vida religiosa. Quiero que el pueblo indígena sea capaz de discernir y responder al llamado de Dios para que la Iglesia esté en manos de gente local que comprende la cultura del pueblo. Hasta ahora esto resulta prometedor porque hay 16 jóvenes en el seminario mayor. El futuro es prometedor. Como nuevo obispo ya he ordenado tres sacerdotes. La segunda cosa es la de promover la propagación y autosuficiencia de la Iglesia.
–¿Qué significa esto?
–Monseñor Seane: Significa que la gente tiene que estar dispuesta a participar en la edificación de la Iglesia, económicamente y de otras maneras. A pesar de que son pobres, pueden aportar de otras formas: su tiempo, sus capacidades y recursos para beneficio de la Iglesia. La gente sabe que durante una época han estado recibiendo y ahora es el momento de dar. Cuando vea que la Iglesia se sostiene a sí misma y se propaga por sus propios medios, seré feliz.
–El sida es también un problema. ¿Cuál es su respuesta a esta plaga?
–Monseñor Seane: Botsuana tuvo la fortuna de que cuando se descubrió el sida el gobierno dio un paso adelante y habló con claridad: tenemos este problema. Querían que el mundo lo supiera y, de este modo, Botsuana recibiera ayuda. El gobierno además presupuestó y proveyó de medicamentos gratuitos así como educación sobre el sida desde la primaria hasta la universidad. Quienes tenían la enfermedad recibieron antivirales ARVS y se distribuyeron en todos los hospitales de modo gratuito para aquellos que lo necesitaran. Ha estado bien porque estas personas han sido aceptadas y el estado aceptó que había un problema, y el gobierno pudo asignar recursos para este fin.
Sin embargo, no estamos de acuerdo en el aspecto educativo. El gobierno, por ejemplo, promueve el uso de preservativos. “Sentido condón” en vez de sentido comú
n. La Iglesia habla de sentido común porque la Iglesia comprende que, como seres humanos, somos seres inteligentes con la capacidad de controlarnos y podemos hacerlo si somos educados. Hacemos más hincapié en el programa de “Educación para la Vida”.Aunque el gobierno hace todo lo posible por ayudar a la gente con medicinas, declara que tiene que haber un ataque en todos los frentes, incluyendo, por supuesto, la distribución de condones, que nosotros no promovemos. La Iglesia promueve la “Educación para la Vida”.
El gobierno y las ONGs perdieron el rumbo desde el principio. Sólo ahora están cambiando y poco a poco ven la sabiduría de la Iglesia con el problema de las parejas múltiples. Están viendo el problema y afrontándolo a través de la educación.
–¿Por parejas múltiples, se refiere usted a la poligamia?
–Monseñor Seane: No, la poligamia no es una práctica común en Botsuana. Está en la cultura pero no en la práctica común. La cuestión tiene que ver con las parejas múltiples antes o incluso después del matrimonio, y no con esposas múltiples. Esto es lo que ha hecho aumentar el problema. Esperamos que el mensaje de la Iglesia sea escuchado y ayude al país a tomar las decisiones acertadas para el bien del país.
–¿Están los jóvenes dispuestos a escuchar este mensaje de la Iglesia?
–Monseñor Seane: Sí, los jóvenes lo están. Se trata de formar las conciencias de la gente y, en último término, la elección es suya, pero sólo pueden basarse en sus conocimientos si se les informa. Así que los hacemos es dar a la gente conocimientos e información y, luego, se les deja que hagan su elección, porque la conciencia es el “tribunal de apelación más alto”. En última instancia, su conciencia tendrá que elegir: podemos elegir lo que dice la cultura, podemos elegir lo que promueve el estado, o podemos elegir lo que dice la Iglesia.
–¿Está viendo el gobierno la sabiduría de la Iglesia en la cuestión del sida?
–Monseñor Seane: Sí, lentamente, poco a poco lo van viendo. No puedes pensar que distribuyendo preservativos a la gente puedes decir que estás haciendo algo. Si se condiciona a la gente, se vuelven totalmente dependientes y, entonces, pierden su capacidad de contenerse y uno termina comportándose según sus impulsos, sus sentimientos y sentidos y se olvida que se tiene la capacidad de decir “sí” o “no” y olvidar que se es una persona responsable.
–¿Cómo es la relación entre la Iglesia y el gobierno sobre todo ahora que usted es obispo?
–Monseñor Seane: Afortunadamente el gobierno de Botsuana tiene una historia de buenas relaciones con la Iglesia, porque, cuando la Iglesia comenzó a trabajar en el país en 1928, el gobierno de la época no podía construir escuelas ni clínicas y los misioneros lo pudieron hacer. Siempre se ha dado esta colaboración. Es por eso que se comprende que la Iglesia está también para ayudar a la persona humana no sólo espiritualmente, sino también en su conjunto.
–¿Cuál es su esperanza para el futuro de la Iglesia católica en Botsuana?
–Monseñor Seane: Mi esperanza es que la Iglesia siga creciendo en Botsuana – en vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, en autosostenibilidad, y ver más familias católicas, más gente que se casa en la Iglesia, el robustecimiento de los fundamentos de la vida familiar. A todo esto añadiría que nuestra nación sea una nación y un país mejor para todos.
Esta entrevista fue realizada por Marie-Pauline Meyer para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.