ROMA, martes 14 de junio de 2011 (ZENIT.org).- El asesinato de un cristiano ortodoxo, padre de cuatro hijos, ocurrido el 31 de mayo en Mosul, ha aumentado la sensación de pesimismo entre los cristianos sobre la perspectiva de un futuro de paz en Iraq.
El arzobispo caldeo Bashar Warda de Erbil, en el norte curdo del país, ha compartido sus impresiones en una entrevista concedida a la asociación caritativa católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), que asiste a los cristianos perseguidos y sufrientes.
El prelado ha contado que el asesinato ocurrido ha llevado a alguno de sus fieles a sentir que “no hay futuro” para su país de origen, y que, sin embargo, es peligroso irse a otros países vecinos a causa del conflicto político que viven.
Arakan Yacob es la última víctima de una serie de ataques contra los cristianos en Iraq. Ya había sido objeto de dos intentos de rapto, y en el tercero los delincuentes consiguieron su objetivo, tomándolo como rehén. Tres semanas antes, otro joven cristiano, de 29 años de edad, Ashur Yacob Issa fue raptado y asesinado después de que su familia no pudiera pagar el rescate de más de 100.000 dólares exigido por los raptores.
Monseñor Warda contó que desde 2002 más de 570 cristianos han sido asesinados en episodios de violencia religiosa o política. Entre el 2006 y el 2010, 17 sacerdotes iraquíes y dos obispos fueron raptados y golpeados y torturados por sus secuestradores. De estos, un obispo, cuatro sacerdotes y tres subdiáconos fueron asesinados.
Aunque muchos quieren emigrar, los países que limitan con Iraq -Siria y Turquía- están viviendo ellos mismos, situaciones de inseguridad y de crisis. “También la situación en la vecina Turquía no es muy buena”, dijo el arzobispo, “y con lo que está sucediendo en Siria, cualquier familia que piensa en emigrar tiene un abanico de posibilidades muy limitado”.
Ya sea Turquía que Siria han absorbido ya a muchos miles de refugiados cristianos desde 2003, cuando el derrocamiento del régimen de Sadam Hussein vivió una escalada de violencia religiosa.
El arzobispo afirmó que la muerte de Yacob ha provocado una profunda sensación de pesimismo entre los fieles, pero se niega a desanimarse. “El mensaje de esperanza está siempre allí, la vida debe seguir”, declaró.
El prelado ha transmitido muchas veces el mensaje del sufrimiento de su pueblo a todo el mundo. Recientemente fue a Reino Unido y a Irlanda para presentar el informe de AIN sobre los cristianos perseguidos. En aquella ocasión afirmó que, en base a las estadísticas, desde los años ’80 los cristianos en Iraq han pasado de ser 1’4 millones a casi 150.000.
AIN apoya la posición de monseñor Warda a favor de los cristianos iraquíes, proveyendo de ayuda de emergencia a los refugiados en Iraq, Jordania y Turquía, alimentos para los desplazados cristianos en el norte iraquí y subvenciones para sacerdotes pobres y perseguidos, religiosas y seminaristas.