ROMA, miércoles 13 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Después de un intenso debate, la Cámara Baja del Parlamento Federal de Alemania -el Bundestag-, ha decidido y ha dado vía libre a la controvertida técnica de diagnosis preimplantacional, conocida también como PID (“Preimplantation Diagnosis”) o PDG (“Preimplantation Genetic Diagnosis”). Con una amplia mayoría, los diputados de Berlín aprobaron el 7 de julio, con 326 votos a favor (de 594), una propuesta de ley [1] presentada por Peter Hintze (CDU), subsecretario de Economía, y Ulrike Flach, vice-director de la FDP (liberales) en el Bundestag.
El texto (Bundestagsdrucksache 17/5451) permite someter a embriones concebidos in vitro a una investigación genética o “screening” cuando existe un alto riesgo de transmisión, por parte de los padres a la prole, de graves enfermedades o malformaciones hereditarias comprobadas, la posibilidad de un aborto espontáneo o de que el niño nazca muerto. Los elementos decisivos para permitir la PID son la gravedad de la patología o defecto genético y el criterio de la probabilidad. Para no incurrir en abusos, el proyecto de ley, apenas aprobado, prevé una consulta obligatoria especialista, el OK por parte de una comisión interdisciplinar y el consenso escrito de la mujer. El examen se realizará sólo en los centros autorizados. En el caso de un resultado “positivo”, el embrión “defectuoso” no se trasladará al útero de la futura madre sino que será destruido.
Al análisis de los diputados se sometieron también dos textos alternativos, pero que fueron descartados. El primero de estos dos diseños de ley (BT-Drucksache 17/5450), que recibió 260 votos favorables, fue el elaborado por Johannes Singhammer (CSU) y Birgit Bender (Bündnis 90/Die Grünen). La propuesta en cuestión, que fue apoyada por varios exponentes democristianos, entre los que destacar la canciller Angela Merkel, y el líder de la Unión de CDU/CSU en el Bundestag, Volker Kauder, y también ex ministro social-demócrata de Sanidad, Ulla Schmidt, excluía todos los recursos a la técnica. “Se trata de la ética de la vida”, recordó Kauder durante el debate (Welt Online, 7 de julio). “El derecho a la vida no puede ser puesto a disposición”, añadió otro partidario del “no”, el diputado y “Patientenbeauftragter”, es decir el mediador del Gobierno federal para los derechos del paciente), Wolfang Zöller (CSU).
La segunda propuesta suspendida por los diputados (BT-Drucksache 17/5452) era un texto de compromiso, un clásico “no, pero”. Rechazado enseguida (sólo 58 votos a favor), el proyecto en cuestión llevaba la firma del diputado socialdemocrático René Röspel y del presidente del Bundestag, el profesor Norbert Lammert (CDU). Como el texto precedente, mantenía la prohibición de la PID pero permitía algunas excepciones en circunstancias muy limitadas, es decir cuando la supervivencia del feto no estaba garantizada o cuando el nacido no habría superado el primer año de vida. Decisiva para consentir la PID era, en este caso, la previsión de supervivencia.
La aprobación de la propuesta de ley Hintze- Flach ha sido acogida con amargura por parte de la Iglesia católica, que en los meses y semanas precedentes al voto no había dejado de afirmar su oposición clara a la técnica. “Deploramos profundamente la decisión de hoy”, se lee en un comunicado publicado en la web de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), después de la votación (7 de julio). “Nosotros los obispos alemanes nos hemos comprometido intensamente con una clara prohibición de la PID”, recuerda el texto.
En el comunicado, firmado por Robert Zollitsch, obispo de Friburgo de Brisgovia (Baden-Württemberg) y presidente del organismo, los obispos alemanes afirman que la “selección de embriones humanos viola el precepto de la dignidad humana, que que respeta a todos los seres humanos desde el principio”. Para la DBK, “todo ser humano es único como persona y portador de una dignidad que no está disponible, prescindiendo de su nivel de desarrollo, de sus capacidades actuales, de sus talentos, de sus puntos fuertes o débiles o de su posición social, y esto en todas las fases de su existencia”.
Sólo pocos días antes del voto, monseñor Zollitsch había repetido, en una entrevista concedida a la agencia de prensa KNA y retomada por la Domradio de Colonia(3 de julio), que para la Iglesia católica el diagnóstico genético es “inaceptable porque seres humanos deciden que es digno de ser vivido y que no lo es”. “La vida humana inicia con la unión de un óvulo y un espermatozoide”, recordó además el presidente de la DBK, que junto al titular de la diócesis de Rottenburg-Stuttgart y presidente de la subcomisión de Bioética, monseñor Gebhard Fürst, envió a mitad de junio una carta a los diputados de Baden Württemberg.
En su carta conjunta, los dos obispos del “Land” o región sur-occidental de Alemania, afirmaron tener plena comprensión de los temores y preocupaciones de los padres que son portadores de enfermedades hereditarias graves, pero recordaron también que la selección de un embrión “sano” comporta siempre y consigo el rechazo de los embriones humanos “no sanos” (Domradio, 17 de junio). Para Zöllitsch y Fürst, este descarte de embriones tiene una marca clara eugenética y abre además la puerta a otra cosa: la selección embrional en base al sexo o al género.
En su batalla contra la PID -el titular de la diócesis de Múnster (Renania Septentrional-Westfalia), monseñor Félix Genn, no ha dudado en recordar la heroica oposición del cardenal Clemens August Graf von Galen a la ideología nacional socialista (Domradio, 5 de mayo)-, los obispos alemanes recibieron el apoyo de movimientos como la Senioren-Union de la CDU. “Si la PID -por muy limitada que esté- tiene que ser aprobada en Alemania, nuestra sociedad se encuentra verdaderamente ante un cambio de paradigma. Por primera vez no serían niños no queridos por sí mismos, sino a condición de que les falten características que hagan preocupar a sus padres”, se lee en el manifiesto “Kultur des Lebens” (Cultura de la vida), aprobado y publicado el pasado martes por la organización [2].
Estos llamamientos e intervenciones no han frenado, por tanto, a los promotores de la PID. EN los meses pasados, varias academias científicas- entre las que está la Academia Nacional de Ciencias Leopoldina, la Academia Alemana de las Ciencias Técnicas y la Academia de las Ciencias de Berlín-Brandemburgo- se habían pronunciado a favor de una autorización (al menos parcial) del diagnóstico genético preimplantación. En febrero pasado, también una Comisión de la Orden de los Médicos Alemanes (BÄK) había deseado un cambio de la ley a favor de la PID.
Lo que ha reabierto el debate sobre esta técnica en Alemania, prohibida por la Ley sobre la protección de los embriones del 13 de diciembre, ha sido una sentencia emitida hace exactamente un año -el 6 de julio de 2010- por el Tribunal Federal de Casación (BGH) de Lipsia, que había absuelto a un ginecólogo que en su estudio de Berlín había sometido a la PID a los embriones en probeta de tres parejas con una predisposición comprobada a enfermedades genéticas y transferido en el útero sólo embriones “sanos”.
[1] El texto está disponible en la web: http://dipbt.bundestag.de/dip21/btd/17/054/1705451.pdf [2] http://www.seniorenunion.de/images/stories/docs/110707-manifest-kultur-des-lebens.pdfPor Paul De Maeyer
[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]