Egipto: la primavera árabe se convierte en un otoño bárbaro

Represión violenta de una manifestación copta

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Por Robert Cheaib

ROMA, lunes 10 de octubre de 2011 (ZENIT.org). – Hasta ayer continuaba brillando en los ojos de la juventud la imagen de los egipcios, musulmanes y cristianos, unidos en un gemido que se convertía en grito, que despertó los deseos más nobles: el deseo de la libertad, de la justicia y de la esperanza de un futuro mejor.

Hasta ayer… porque la imagen de vehículos blindados aplastando de un modo bárbaro a los manifestantes paralizados ahoga el sueño y abre los ojos a un horizonte que turba el horizonte de la primavera árabe. El sueño -cuyos protagonistas eran los musulmanes y los cristianos de Egipto reunidos como un solo pueblo en la plaza Al-Tahrir- se desvanece bajo la máquina de la violencia y se convierte en una pesadilla con un escenario impredecible.

Una manifestación pacífica termina con escenas de violencia inaudita descritas por el periódico saudí Al-Hayat como “el suceso más sanguinario después de la revolución del ’25 de enero’ que llevó a la caída de la dictadura de Hosni Mubarak”. El número de las víctimas -según el ministerio de sanidad egipcio- es de 24 muertos y 212 heridos.

Todo comenzó el domingo 9 de octubre, con una manifestación pacífica de protesta de los cristianos coptos, indignados por el ataque realizado recientemente contra una iglesia en Assuan, en el sur de Egipto. Los manifestantes deploraban el silencio de las autoridades frente a lo sucedido. Los coptos pedían la dimisión del gobernador de la provincia de Assuan, Mustafa As-Sayyed, acusándolo de haber sido el causante del ataque. As-Sayyed declaró -como confirma el periódico Tariq Al-Akhbar– que la iglesia era ilegal, en cuanto a que el edificio había sido transformado en una iglesia a través de la manipulación de las autorizaciones. Los extremistas tomaron nota de estas declaraciones e incendiaron el lugar de culto cristiano.

Al día siguiente del ataque, As-Sayyed, en vez de condenar el ataque, afirmó que “no ha habido ningún ataque porque en Assuan no hay iglesias”, según la web cristiana Coptreal. Tales declaraciones fomentaron la indignación copta que condujo a la manifestación de ayer que partió del barrio de Shabra hasta la sede de la televisión nacional, pidiendo la tutela del estados para los lugares de culto cristiano y la paridad de derechos para todos los ciudadanos. Los manifestantes pedían también la dimisión de As-Sayyed acusándolos de simpatizar con los extremistas islámicos. La multitud, constituida no sólo por cristianos, también por musulmanes que apoyan sus derechos, deploraba también la línea adoptada por la televisión del estado de suscitar sentimientos anticristianos.

Durante la manifestación, algunos vándalos comenzaron a lanzar piedras y a disparar contra la multitud. Los coptos respondieron lanzando piedras a su vez. En aquel momento, las fuerzas del orden y el ejército intervinieron con violencia reprimiendo a los manifestantes incluso con vehículos blindados. Un sacerdote copto, el padre Daoud, declaró haber visto a un vehículo blindado arrollar a 5 manifestantes.

La situación degeneró en un caos total, el ejército y la policía comenzaron a disparar gases lacrimógenos y pelotas de goma contra los manifestantes, los que comenzaron a su vez a lanzar contra los primeros todo lo que tenían al alcance de la mano. La televisión del estado declaró que los manifestantes consiguieron quemar algunos coches de la policía.

Seguidamente, el ejército y la policía anti-disturbios intensificaron su presencia y han impuesto un toque de queda desde la mañana del lunes 10 de octubre.

Un informe de France Press ha informado de la situación de los heridos y de los muertos en el hospital copto del Cairo, contando que había visto diversos cadáveres totalmente desfigurados, irreconocibles.

Al-Hayat relata que por la noche un grupo de musulmanes pacíficos hicieron una marcha hacia el hospital copto elevando manifiestos y gritando: “cristianos y musulmanes, una sola mano”, y deplorando lo sucedido.

Reacción de la Iglesia copta

En un comunicado a Zenit, el Consejo de los Patriarcas y obispos católicos de Egipto comentó los lamentables sucesos, exhortando al consejo militar y al gobierno egipcio “a asumir sus responsabilidades nacionales y a gestionar la actual situación custodiando la justicia y tutelando la dignidad de todos los ciudadanos sin discriminaciones”.

Los prelados egipcios católicos afirmaron además que la Iglesia católica en Egipto “eleva sus oraciones a Dios para proteger Egipto y a su pueblo” y asegura la oración por las víctimas de los últimos episodios de violencia.

Egipto ha sido escenario de crecientes tensiones interreligiosas en los últimos meses. Diversas iglesias cristianas han sido objetivo de ataques terroristas.

Las nuevas autoridades egipcias han tratado de cambiar algunas leyes discriminatorias que ponían severas restricciones a la construcción de lugares de culto cristianos, pero tales leyes se enfrentan a una gran resistencia de corrientes fundamentalistas que aspiran al poder presidencial en las elecciones del próximo noviembre.

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]

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ZENIT Staff

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