CIUDAD DEL VATICANO, jueves 20 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Fe, honestidad y humildad son los elementos clave para la acción de la Iglesia en Australia, afirmó el Papa este jueves al recibir a los obispos del país con motivo de su visita ad Limina.

“Es cierto que la vuestra es una preocupación pastoral que se ha hecho más pesada por pecados pasados y errores de otros, lamentablemente incluidos sacerdotes y religiosos”, reconoció Benedicto XVI.

“Pero la tarea que recae ahora sobre vosotros consiste en reparar los errores del pasado con honestidad y apertura, para construir, con humildad y determinación, un futuro mejor para los afectados”, destacó.

“Por lo tanto -añadió-, os animo a continuar siendo pastores de almas que, junto a vuestros sacerdotes, estén siempre preparados para dar un paso más en al amor y la verdad por el bien de las conciencias del rebaño confiado a vosotros, tratando de preservar su santidad, enseñarles humildemente y conducirlos irreprochablemente por los caminos de la fe católica”.

Momentos de gracia

El Papa recordó después dos “momentos de gracia especiales” que la Iglesia en Australia ha vivido en los últimos años: la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) celebrada en 2008 en Sydney y la canonización de la primera santa australiana, Mary MacKillop, en 2010.

“Bendecida por un gran éxito -dijo en referencia a la JMJ- tuvo un “impacto persistente”, como muestra el elevado número de vocaciones actuales al sacerdocio y a la vida religiosa.

“El Espíritu Santo no cesa de despertar en los corazones jóvenes el deseo de santidad y celo apostólico”, indicó.

Y exhortó a los obispos a “continuar fomentando el acercamiento radical a la persona de Jesucristo, cuya atracción les inspire a dar sus vidas completamente a Él y al servicio del Evangelio en la Iglesia”.

Respecto a la canonización, celebrada el 17 de octubre de 2010, habló de Mary MacKillop como “ejemplo de santidad y de dedicación para los australianos y para la Iglesia en todo el mundo, especialmente para las religiosas y para todos los que se dedican a la educación de los jóvenes”.

En circunstancias a menudo difíciles, constató el Pontífice, “Santa María permaneció firme, una madre espiritual amorosa para las mujeres y los niños a su cuidado, una maestra innovadora para los jóvenes y un modelo de energía para los que están preocupados con la excelencia en la educación”.

La importancia de la formación

La respuesta valiente de la santa a las dificultades presentadas durante su vida, explicó Benedicto XVI, puede ser fuente de inspiración también para muchos católicos de hoy que se disponen “a colaborar con la Nueva Evangelización y los serios desafíos que plantea la difusión del Evangelio en la sociedad en su conjunto”.

“Todos los miembros de la Iglesia necesitan ser formados en su fe, desde una catequesis de calidad para los niños y una educación religiosa impartida en sus escuelas católicas hasta los muy necesarios programas de catequesis para adultos”, indicó.

También “los sacerdotes y religiosos deben ser asistidos y alentados por una formación continua de los suyos, con una profunda vida espiritual en un mundo donde la rápida secularización nos rodea”, dijo.

El Papa destacó a los prelados la urgencia de “asegurarse de que todos los que están confiados a vuestro cargo entiendan, acepten y propongan la fe católica de forma inteligente y voluntariosa a los demás”.

“Vosotros, vuestros sacerdotes y vuestra gente dará testimonio de su fe con la palabra y el ejemplo de una forma convincente y atractiva -afirmó-. La gente de buena voluntad, viendo vuestro testimonio, responderá con naturalidad a la verdad, a la bondad y a la esperanza que vosotros representáis”.

Liturgia

Después recordó el “deber particular” de los obispos de preocuparse por las celebraciones de la liturgia. El Papa indicó que la nueva traducción del Misal Romano “pretende enriquecer y profundizar el sacrificio de alabanza ofrecido a Dios por su pueblo”.

“Ayudad a vuestro clero a acoger y valorar lo que se ha logrado, para que a su vez ellos puedan asistir a los fieles a acostumbrarse a la nueva traducción”, exhortó.

“Haced todo lo que podáis para ayudar a los catequistas y músicos en sus respectivas preparaciones para hacer de la celebración del rito romano en vuestras diócesis un momento de gracia y de belleza, que sea digno del Señor y espiritualmente enriquecedor para todos, añadió.

Año de la Gracia

En su saludo al Papa al principio de la audiencia, el presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, el arzobispo de Adelaide, monseñor Philip Edward Wilson, anunció que la Iglesia australiana celebrará un Año de la Gracia, desde Pentecostés de 2012 hasta la misma fiesta de 2013.

La idea, explicó, es “volver a partir desde Cristo”, informa L'Osservatore Romano en su edición de este viernes.

“Este año intentaremos precisamente contemplar el rostro de Jesús y escuchar la voz en una nueva profundidad, en la certeza de que sólo Él puede guiarnos hacia el futuro y hacer de nosotros una sola cosa en la fe, en la esperanza y en la caridad”.

En este periodo, añadió, se implorará “un nuevo descendimiento del Espíritu Santo porque sólo él puede infundir nueva vida en la Iglesia”.