Por Stefano Fontana*

VERONA, viernes 28 octubre 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos el artículo de Stefano Fontana, director del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân sobre Doctrina Social de la Iglesia, en el que reflexiona sobre la reciente nota pastoral de los obispos franceses.

Con una articulada nota pastoral del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal, con fecha 3 de octubre de 2011, los obispos de Francia hablan sobre las cuestiones morales implícitas en la próxima campaña electoral para la elección del presidente de la República y la renovación del Parlamento, prevista para 2012.

La nota comienza poniendo en evidencia las principales transformaciones en acto de la escena internacional y nacional: el aumento de los conocimientos científicos y tecnológicos que pone en las manos de los hombres un poder enorme sobre la misma vida humana, la pérdida de homogeneidad cultural de las sociedades europeas, seguido de los fenómenos de migración, la proliferación de los derechos subjetivos a detrimento de la cultura de los deberes.

Estas transformaciones cambian las costumbres, influencian las leyes y ponen un problema moral fundamental, dado que las leyes no pueden reducirse a seguir las costumbres.

Los cristianos deben tener en todas las circunstancias fe y empeñarse en la defensa de la dignidad de la persona humana y de los más débiles.

Con esto no se necesita esperar de la política –afirman los obispos- más de lo que ella nos puede dar. Las elecciones políticas no serán suficientes para afrontar los desafíos que esperan a los franceses. El modelo de economía y los estilos de vida muestran también límites y fragilidad que requieren un empeño más amplio de la misma política.

La nota afronta una serie de temas de principal importancia moral y política para las elecciones. Aquí el elenco: vida naciente, familia, educación, ciudad, ambiente, economía y justicia, cooperación internacional e inmigración, incapacitados, fin de la vida, patrimonio cultural, Europa, laicidad y convivencia social. Para cada argumento vienen brevemente expuestas las indicaciones éticas de los obispos.

La Nota se concluye con una invitación a tomar en mano la enseñanza social de la Iglesia y, con la ayuda de algunas citaciones del magisterio, se reitera el rol de la Iglesia en confrontación con las problemáticas políticas.

Esta es en resumen la exposición de la nota. Si ahora podemos permitirnos cualquier observación evaluadora, notamos que las indicaciones son prevalentemente ético-sociológicas. En gran parte, contienen consideraciones de moral común. No se encuentra una especificidad religiosa católica. No se menciona, por ejemplo, el “lugar de Dios en el mundo” y no se hace presente que continúa siendo fundamental la solución vertical de los problemas. De este modo las indicaciones ofrecidas por la nota son sobre todo horizontales, similares a otras indicaciones de otras agencias sociales o éticas.

Una segunda observación hace referencia a los principios no negociables. Todos los temas son presentados como si tuvieran la misma importancia para guiar al elector en su decisión electoral. Es verdad que algunos son puestos primero en el elenco – vida, familia, educación – pero no se dice que también deben ser los primeros en guiar el juicio político. Sin esta precisión, el elector católico pondrá sobre el mismo plano la defensa de la vida y las problemáticas de la inmigración, la protección de la familia y la consolidación del proceso de integración europea.

Se puede entender que en esta ocasión los obispos franceses tratan de hablar a todos y no sólo a los católicos. Seguramente por esto utilizan un lenguaje poco religioso y prevalentemente moral y social. Cuando se atenúa sin embargo la especificidad del lenguaje se termina por no satisfacer ni a los católicos ni a los otros ciudadanos. De la Iglesia todos esperan un mensaje primero que todo religioso y no genéricamente moralizante ya que la Iglesia considera todas las cuestiones morales, sociales y políticas, a la luz del Evangelio de Jesucristo. Esto no les impide poner en evidencia también la dimensión moral, social y política, con mayor razón.

* Stefano Fontana es director del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân