Nigeria: Se utiliza la religión para incitar a la violencia

Parroquia católica destruida, hablan los obispos

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ABUJA, lunes 7 noviembre 2011 (ZENIT.org).- Los atentados que han sembrado el terror entre los nigerianos han alcanzado también a la Iglesia católica. Una parroquia, y también centros de culto musulmanes, fueron destruidos en Damataru, en el noreste de Nigeria. Hablan dos obispos del país africano que analizan las causas de esta violencia atribuída a grupos islamistas como Boko Haram.

“Damataru, a pesar de ser la capital del estado de Yobe, es parte de mi diócesis. En el asalto de ayer, también una Iglesia parroquial católica fue quemada y destruida”, declaró este 5 de noviembre a la agencia Fides monseñor Doeme, obispo de Maiduguri, capital del vecino estado de Borno.

El 4 de noviembre, en Damataru, una serie de ataques coordinados con explosivos tenía como objetivo la jefatura de policía, estaciones de policía y seis iglesias en el barrio cristiano de Jerusalén.

Las víctimas mortales, de acuerdo con las estimaciones provisionales, pasan ya de las 150, sin contar a los heridos.

Ya en días anteriores hubo varios atentados en Maiduguri y otras zonas vecinas. En Maiduguri, hubo tres atentados suicidas contra los cuarteles del ejército.

Los atentados se atribuyen a la secta islamista Boko Haram, que según varias fuentes, afirma Fides, ha formado una alianza con Al Qaeda en el Magreb Islámico.

Sobre las raíces de esta violencia que desde hace meses altera el noreste de Nigeria, y amenaza al resto del país (Boko Haram ha llevado a cabo dos atentados terroristas en Abuja, la capital federal), el obispo de Maiduguri, afirma: “Las causas de esta violencia son múltiples. Son sociales, económicas, políticas y religiosas. En particular, hay algunas personas de gran influencia en nuestra sociedad que están perdiendo su importancia y utilizan la religión para incitar a las mentes de los jóvenes sin educación a sembrar la violencia”.

“Hay un fuerte nivel de adoctrinamiento basado en la creencia de que si uno muere luchando por la causa van al cielo –denuncia monseñor Doeme–. Por lo tanto, estos malos maestros dicen, ‘¡matad sin problemas que iréis al cielo!’. De hecho, estos jóvenes son explotados por políticos codiciosos que están perdiendo relevancia, y que quieren permanecer en el poder para mejorar sus finanzas”.

Monseñor Doem no excluye que haya influencias extranjeras que alimentan la violencia, pero insiste en que “la corrupción es la raíz de todo el mal social, político y económico del país”.

Por su parte el arzobispo de Abuja John Olorunfemi Onaiyekan había declarado con anterioridad a estos atentados, cuando la violencia se centró en la capital, que la Iglesia en Nigeria no se dejaría acobardar por la inseguridad sembrada por la secta islamista Boko Haram.

“La vida sigue normalmente, al menos aquí en Abuja. No nos dejaremos intimidar por estas amenazas o advertencias. Seguiremos nuestra vida normal, confiando en Dios”, dijo el arzobispo, a raíz de las amenazas de los islamistas, con motivo de la celebración del aniversario de la independencia nacional, según informaba la agencia CISA.

“Al mismo tiempo, esperamos que las fuerzas de seguridad cumplan con su deber para garantizar la seguridad de todos”, añadió.

Mientras tanto, el arzobispo se desentendió de un comunicado de un grupo en el Delta del Niger, al sur del país, que se autodenomina Ijaw Joint Revolutionary Council, que amenazaba con tomar represalias contra Boko Haram si la secta no cesaba sus atentados.

“Los nigerianos están unidos en la búsqueda de la solución del problema suscitado por la secta Boko Haram. Sin embargo, no hay acuerdo en cómo afrontarlo –dijo monseñor Onaiyekan. Hay quienes hablan de entablar diálogo con miembros de la secta pero son una minoría. La mayoría de los nigerianos no piensan que sea posible hablar de diálogo con gente que mata a inocentes indiscriminadamente. No se puede hablar con asesinos”.

“Esta es la postura de la Conferencia Episcopal de Nigeria que, en un comunicado publicado hace unas semanas dice que el gobierno nigeriano debe satisfacer las legítimas demandas de paz, pero no se puede hablar de diálogo con criminales y asesinos”, concluyó monseñor Onaiyekan.

El papa Benedicto XVI se refirió este domingo, al final de la oración mariana del Angelus, a la violencia en Nigeria (ver: http://www.zenit.org/article-40826?l=spanish).   

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ZENIT Staff

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