CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 noviembre 2011 (ZENIT.org).- En la apertura de la Conferencia mundial de actualización de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se celebra en Durban, Sudáfrica, diversas voces han pedido tener en consideración los conocimientos de los pueblos indígenas.
Según informaba este martes el diario vaticano L’Osservatore Romano, “los pueblos indígenas son, en efecto, aquellos que provocan menos daños ecológicos, pero son también los más vulnerables al cambio climático y sufren las consecuencias del impacto de las intervenciones en el medio ambiente, como los cultivos destinados a los biocarburantes y los diques hidroeléctricos”.
En Durban hay delegaciones de 190 países y organizaciones de todo el mundo. El objetivo es renovar el Protocolo de Kioto, el único tratado internacional vinculante para reducir la emisión contaminante, cuya primera fase vencerá a finales de 2012, al cual no se ha adherido, entre otros, Estados Unidos y China, responsables de casi la mitad de las emisiones.
La Unión Europea ya dió su parecer sobre acordar al menos una prórroga del Protocolo, pero las divisiones siguen siendo profundas.
Muchos observadores ven en la crisis económica y financiera global un motivo o un pretexto para poner trabas a la institución de un fondo para el clima, a partir de 2020, de cien mil millones de dólares al año para ayudar a los países más pobres a reconvertir sus economías.
Técnicos y expertos miran con desconfianza a las divisiones dentro de la CMNUCC. “Encontrar una vía factible para ir hacia adelante en una situación tan compleja es la cuestión a definir en esta conferencia”, subrayó la responsable de la ONU para el clima Christiana Figueres.
Los países más industrializados están presentando obstáculos para obtener la revisión de las cuotas de emisiones que se han de reducir después de 2012, intentando ampliar la responsabilidad a los países emergentes como China, India, Brasil o Sudáfrica.
Si la renovación del Protocolo de Kioto fracasa –incluso sólo con opciones mínimas de prolongación o un régimen transitorio hasta 2020- “los esfuerzos por disminuir el cambio climático dependerán, en el futuro inmediato, de las acciones voluntarias puestas en práctica por cada uno de los países”, concluye el diario vaticano.