ROMA, 13 mayo 2012 (ZENIT.org).- El pasado 11 de mayo, el cardenal Stanislao Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, entregó el decreto de aprobación definitiva de los estatutos de la comunidad católica Shalom, a los fundadores Moysès Louro do Azevedo Filho y Maria Emmir Oquendo Nogueira, quienes llegaron hasta las oficinas de dicho dicasterio en el Vaticano, acompañados de algunos misioneros brasileños –-lugar donde se fundó--, y de otros países donde está presente la comunidad.

Durante el acto de entrega y lectura del decreto, el cardenal Rylko les dijo: “Cada movimento eclesial cuando nace es una pequeña semilla que lleva dentro de sí el deseo de anunciar a Cristo hasta los confines de la tierra.”

“Creo que este ha sido también su deseo hace 30 años, cuando eran un pequeño grupo de jóvenes animados por el mismo deseo: llevar a Cristo a los otros jóvenes, al mundo entero. Esta profecía se realiza –-añadió el cardenal Rylko--, ahora que están presentes en 16 países del mundo. Hoy la Iglesia, les da como nueva comunidad, este sello definitivo de autenticidad de su carisma, un acto de confianza y de amor de la Iglesia y les agradece por su obra de evangelización en estos 30 años. Al mismo tiempo, les desea que, fieles a su carisma, puedan continuar a servir a la Iglesia y a toda la humanidad, con un compromiso renovado y creciente generosidad. Lo de hoy no es un punto de llegada sino de partida. La Iglesia los alienta, los envía y les dice: vayan y anuncien el evangelio al mundo entero”.

Después del cardenal Rylko, tomó la palabra Moyses Azevedo, el fundador de la comunidad católica Shalom, quien agradeció diciendo: “En la persona de los superiores de este dicasterio, que es la ‘casa de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades’, quisiera agradecer al santo padre. El ‘nuevo concepto de anunciadores’ de los movimientos y de las nuevas comunidades encuentra necesariamente apoyo en el soporte de un ministerio eclesial universal, en el papa, como garante del envío misionero y de la edificación de la única iglesia. Como decía el entonces cardenal Ratzinger, en el congreso mundial de los movimientos eclesiales de 1998: ‘el papado no ha creado los movimientos, pero ha sido el apoyo esencial en la estructura de la iglesia, su pilar eclesial’.

Y volviendo a los inicios de la Comunidad, el fundador narra aquel encuentro en el Congreso Eucarístico Nacional de 1980 que cambió su vida: “El encuentro entre alguien como yo, un joven de veinte años y el sucesor de Pedro, nuestro inolvidable Juan Pablo II. Yo había sido elegido para ofrececerle alguna cosa al papa en nombre de los jóvenes; y delante a Dios y a él, no quería ofrecerle otra cosa que no fuera mi juventud, toda mi vida a favor de la evangelización. Primero que todo, la evangelización de los jóvenes y, con ellos, de todos los hombres alejados de Cristo y de la iglesia.

Allí -–añade el fundador--, a los pies de Cristo y a los pies del sucesor de Pedro, he recibido una gracia que no podía prever, y que aún hoy es más grande que nosotros. De aquel encuentro ha brotado una gracia, que dos años despuès, el 9 de julio del año 1982, habría hecho nacer la comunidad católica Shalom.

Nuestros estatutos son el fruto de este camino que el Señor ha recorrido junto a nosotros. El camino de la paz, cuyos fundamentos se encuentran en el evangelio de Juan (cap. 20,19-29). En este pasaje, el Resucitado, que ha pasado por la cruz, encuentra a sus discípulos y les comunica el Shalom, la paz. Jesús les hace ver su corazón abierto, sopla sobre ellos el Espíritu Santo y los envía como un solo cuerpo, como testigos de su Resurrección”.

Y explicando este recorrido, el fundador concluyó citando los tres pilares sobre los que se basa la comunidad católica Shalom: contemplación, unidad y evangelización.