Formar presbíteros con habilidad para discernir los "signos de los tiempos"

Diálogo misionero con el rector del Colegio Urbano, padre Fernando Domingues

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Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, miércoles 28 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Este año, el papa Benedicto XVI ha centrado su mensaje misionero en la importancia de trabajar de una manera realista en los así llamados “territorios de misión”, a fin de que el evangelio sea proclamado con claridad aún en aquellos lugares donde hay hostilidad al cristianismo. Pero la gran pregunta es ¿cuáles son hoy los territorios de misión? El escenario ha cambiado desde que se ha comprendido, a través del reciente pero profundo magisterio sobre la Nueva Evangelización, que la misión se desarrolla tanto allí donde no conocen el mensaje salvífico, como en aquellos lugares que antiguamente lo aceptaban y hoy son indiferentes.

Sin embargo, la preparación en las iglesias jóvenes continúa sin pausa. En Roma hay un “semillero” donde se forman cerca de 165 seminaristas que irán a ejercer su ministerio a sus países, apenas terminen sus estudios y reciban la ordenación sacerdotal. Nos referimos al Colegio Urbano de Propaganda Fide, que tiene como rector al presbítero comboniano de origen portugués, padre Fernando Domingues.

Como encargado de estas jóvenes promesas de la Iglesia, el padre Fernando compartió con ZENIT su mirada del mensaje misionero del papa, así como la tarea que realizan día a día en el seminario con su equipo de trabajo. Él acaba de regresar de un viaje a Pakistán y nos cuenta hechos esperanzadores para los cristianos, que trabajan y esperan en ese país por cerca de cien años…

Usted acaba de regresar de una visita en Pakistán… ¿Cómo se está desarrollando la misión de la Iglesia en estos lugares?

–Padre Domingues: La misión de la Iglesia se lleva a cabo en tres direcciones principales: la evangelización y el desarrollo de las comunidades cristianas, la educación de los jóvenes en las escuelas, y los proyectos de desarrollo socioeconómico dirigidos a los segmentos más pobres de la población. La evangelización y el crecimiento de las comunidades cristianas sigue a buen ritmo. Las diócesis, al menos la de Lahore donde estuve yo, tiene un buen número de catequistas a tiempo completo. Tienen una sólida formación básica que dura varios años a tiempo completo, y un plan de formación permanente que le permite una renovación y una buena armonía con el camino de la Iglesia. Estos catequistas, acompañados y ayudados por su propia familia –esposa e hijos–, viven en las aldeas y animan la vida de la comunidad cristiana a la que pertenecen, al igual que otras comunidades de los pueblos en la misma zona.

¿Cómo es el trabajo pastoral en un país donde se es una minoría a nivel religioso?

–Padre Domingues: He visitado una parroquia, ubicada a cien kilómetros al norte de Lahore, que tiene setenta comunidades cristianas en muchas aldeas, animadas por quince catequistas, dos sacerdotes y dos comunidades de religiosas. Dado que tanto los catequistas, las religiosas y los presbíteros son casi todos nativos del país, la catequesis, las celebraciones litúrgicas y la organización práctica de la comunidad tienen un «sabor» pakistaní, que las hace muy vivaces, alegres y sobre todo acogedoras.

Nos habló también del trabajo educativo y social…

–Padre Domingues: Los esfuerzos de la Iglesia en el campo de la educación escolar es notable. A menudo, en la misma parroquia, hay una escuela católica en inglés y otra en idioma urdu. De este modo se abre la oferta educativa de la Iglesia sea a las familias acomodadas, en su mayoría musulmanas, como a las familias de menor nivel económico, donde la mayoría son católicos. Los proyectos de desarrollo socioeconómico son otro notable compromiso de la Iglesia, y cuentan con el apoyo generoso de las agencias internacionales, en especial de Caritas y de Missio.

¿Cómo es la convivencia entre cristianos y musulmanes? ¿Es cierto que existe un temor por la influencia de la Iglesia en materia de derechos fundamentales, o por las conversiones masivas?

–Padre Domingues: Pakistán es claramente un país donde la gran mayoría de la población profesa la fe islámica y es, por tanto, natural que la vida de la sociedad en su conjunto esté fuertemente marcada por esta religión. La Iglesia católica, presente en este país desde hace más de un siglo, tiene una presencia notable, aunque con frecuencia humilde y discreta en el territorio. Lo que a veces se oye decir entre nosotros, de que «en los países musulmanes está prohibido construir iglesias», es claramente desmentido con la presencia de las catedrales diocesanas y de muchas iglesias en los pueblos.

Por lo tanto, se convive…

–Padre Domingues: En general, las relaciones entre los musulmanes y los cristianos son de coexistencia pacífica, aunque no siempre libres de tensiones. La presencia de grupos de carácter terrorista está fuertemente combatida por el gobierno, que incluye en el momento presente a dos ministros cristianos, y se percibe como una amenaza y un peligro constante tanto para las comunidades musulmanas como para las cristianas. Al oír a los pastores locales, no podemos decir que hay una situación de persecución contra la Iglesia o contra la fe cristiana en general. Aparece clara una posición de desventaja de los cristianos en la sociedad, sea porque los cristianos tradicionalmente provienen de los estratos económicos más bajos, sea porque ser musulmán abre más puertas a las oportunidades de empleo en todos los niveles de la vida pública.

La Iglesia promueve también el diálogo, así como en Roma?

–Padre Domingues: Para hacer frente con serenidad a los prejuicios y tensiones que surgen a menudo entre las dos principales comunidades religiosas en el país, se han creado en todas las diócesis centros o grupos de diálogo islamo-cristiano, que tratan de disolver cualquier tensión y para cultivar juntos la paz. Mientras las comunidades locales practican el «diálogo de la vida», tratando de compartir en paz la vida cotidiana, el trabajo para mantener a sus propias familias, frecuentando la escuela juntos… En el ámbito de las comisiones regionales o diocesanas, se trata de cultivar entre todos el entendimiento mutuo y la coexistencia pacífica de todos los ciudadanos.

Ha comenzado un nuevo año académico en el Colegio Urbano de Propaganda Fide… ¿Cuántos seminaristas hay en este período y de qué realidades provienen?

–Padre Domingues: Tenemos este año una comunidad de 164 seminaristas, doce formadores y siete hermanas que colaboran, todos provenientes de treinta países diferentes. Tenga en cuenta que nuestros seminaristas son, en su mayor parte, del rito romano, pero también tenemos una importante presencia de seminaristas de las Iglesias católicas de Oriente como la Iglesia caldea, copta, maronita, siroantioquena, siromalabar y siromalancar.

¿Qué tipo de formación complementaria a la filosofía y a la teología, reciben los futuros presbíteros que deberán presentar a Cristo en territorios muchas veces hostiles a este mensaje?

–Padre Domingues: El proceso de formación que tratamos de hacer juntos en este seminario está fuertemente marcado por una sólida preparación filosófica y teológica, que se centra en el hecho de que el presbítero es, ante todo, quien anuncia a todos el Evangelio de Jesús y que sirve a la comunidad del pueblo de Dios como pastor y guía espiritual. Esto se ve tanto al presidir la celebración de los sacramentos en la comunidad, como en las muchas maneras en que es un animador de todos los que acceden a los diferentes servicios necesarios para la vida y misión de la comunidad cristiana. Cuando las situaciones no permiten un anuncio explícito y público de Cristo, siempre existe la posibilidad de estar presentes con el testimonio concreto de la caridad cristiana hacia todos
y un servicio prioritario a los últimos.

El santo padre Benedicto XVI en su mensaje para las Misiones de este año, dice que se deben «examinar los problemas, aspiraciones y esperanzas de la humanidad». Entonces se deben preparar seminaristas «realistas», ¿no?

–Padre Domingues: Me parece necesario hoy en día, en la vida de los presbíteros, una gran habilidad para discernir los «signos de los tiempos». Tenemos necesidad de mirar con simpatía y bondad nuestro mundo y a las comunidades humanas concretas en las que vivimos, con el fin de descubrir los signos de la presencia activa de Dios. Y para ser capaces de responder con el evangelio a esos deseos profundos, a aquellas “aperturas del corazón” de nuestros contemporáneos , que son, de hecho, ya el fruto de la presencia del Espíritu de Cristo.

En su mensaje, el papa también invita a los «países de misión» a ser misioneros. ¿Podría ayudar el personal de esos lugares a la nueva evangelización de Europa y de los países desarrollados?

–Padre Domingues: Creo que el mensaje del Santo Padre es una clara invitación a todos los cristianos, laicos, consagrados y ministros ordenados de todo nivel, a sentirse responsables de la evangelización. Estamos llamados primero a testifimoniar el Evangelio con nuestra forma de vida y luego también a proclamarlo explícitamente con nuestras palabras. En nuestros días, hablar de «países de misión» y de «países cristianos» ya no corresponde a la realidad.

¿Y porqué no?

–Padre Domingues: Es importante que todos estemos dispuestos a comunicar nuestra fe a las nuevas generaciones y a las personas que no conocen el Evangelio. La Iglesia es siempre y en todo lugar, una Iglesia misionera. Algunos y algunas de nosotros hemos sido llamados a llevar el Evangelio a países y entornos culturales muy lejos de los nuestros. Como nos lo recuerda ahora el reciente Sínodo de la Nueva Evangelización, esta es la evangelización de siempre, que hoy queremos hacer con renovado entusiasmo.

El papa se ha referido esta vez al beato John Henry Newman… ¿Cuál es la resonancia que tiene hoy su mensaje para la tarea misionera de la Iglesia?

–Padre Domingues: Newman, que por una feliz coincidencia se preparó para la ordenación sacerdotal en nuestro Seminario, es un brillante ejemplo de un cristiano que ha tenido la valentía de pensar con honestidad y profundidad en la fe en la que él creía. Nosotros en el templo de nuestro colegio tenemos su retrato, que nos recuerda la importancia de combinar la santidad, fe y razón. Incluso hoy en día, tenemos necesidad de formar pastores que sean personas de cultura iluminada y de fe evangélica profunda, capaces de conducir a un diálogo fructífero nuestra fe y las culturas en la que hemos nacido, y en las que ahora estamos llamados a ser misioneros y guías de las comunidades cristianas.

ZENIT celebra quince años de servicio… ¿Cuál sería su mensaje para nuestros lectores?

–Padre Domingues: Por los quince años de ZENIT, gracias por su valioso servicio. Siempre se ha caracterizado por la fidelidad a la verdad del Evangelio y por el coraje que siempre han tenido los grandes predicadores del Evangelio.

Para conocer más (en italiano): www.collegiourbano.org

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ZENIT Staff

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