Con la entrada en su tercer año del conflicto en Siria, la protección y el bienestar de los niños y niñas de este país siguen estando gravemente en peligro. A pesar de los ingentes esfuerzos de las organizaciones locales e internacionales, el colapso casi total de las infraestructuras esenciales está obstaculizando la prestación de servicios clave. La actual situación se ve agravada por la falta de fondos suficientes para la asistencia humanitaria. El Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) insta a la comunidad internacional a asegurar que la ayuda de emergencia llegue a las familias y a los niños y niñas más necesitados.

La educación de casi todos los niños y niñas sirios, que comprenden casi la mitad de la población, ha quedado interrumpida en mayor o menor grado por el conflicto. Además de sufrir el trauma de la guerra y de la escasez de alimentos y servicios básicos, el bienestar de los jóvenes se ve amenazado por la falta de acceso a la educación. Los riesgos para el bienestar de los jóvenes sirios están claramente detallados en el último informe de UNICEF, la agencia para la infancia de Naciones Unidas.

"La interrupción de la educación tiene un impacto negativo en el bienestar de los niños y las niñas, afectando a su autoestima, así como a su capacidad de interacción social y de expresarse. Combinar el apoyo educativo y el psicosocial es crucial para ayudar a los niños a enfrentarse a las pérdidas y al trauma", dice el director del SJR en Oriente Medio y Norte de África, Nawras Sammour SJ.

Con el aumento de los niveles de destrucción, los sirios se ven obligados a huir a otras ciudades y países. Cada vez son más las escuelas y edificios públicos que se necesitan como refugios. Así, por ejemplo, en la norteña ciudad de Alepo, sólo el seis por ciento de los niños están matriculados en las pocas escuelas disponibles.

El apoyo educativo y psicosocial a los niños en Damasco, Homs y Alepo en los centros y refugios escolares del SJR en Siria muestran claramente tanto los beneficios de la educación como las dificultades de ofrecerla durante una crisis. En Alepo, el SJR es el responsable directo de cuatro escuelas-refugio donde viven más de 200 familias desplazadas. Al no poder utilizar los edificios para las clases, el SJR ha colocado tiendas de campaña en los patios de la escuela, en las que maestros voluntarios imparten clases a los alumnos y alumnas.

En muchos casos, estos servicios de emergencia han sido la única educación que los niños sirios han recibido en casi dos años; en los lugares donde las escuelas regulares siguen funcionando, el apoyo suplementario del SJR también sirve como un importante amortiguador psicosocial para las personas traumatizadas por el conflicto.

"El apoyo que ofrecemos a los niños y a las niñas no sólo es importante desde el punto de vista educativo, sino también porque proporciona un entorno seguro durante unas horas al día y reduce la presión sobre los padres, que tratan de hacer frente a las realidades del conflicto. Los centros ofrecen rutina y estabilidad en medio del caos y un lugar donde los niños pueden sentirse seguros. En este tipo de entorno pueden aprender y expresarse mejor", añadió el padre Sammour.

Para más información: www.jrsmena.org; www.jrsusa.org; www.jrs.net.

El SJR ha estado presente en Oriente Medio desde 2008. Con proyectos en Turquía, Siria, Líbano y Jordania, atiende en esta región las necesidades de diferentes comunidades de refugiados y solicitantes de asilo que llegan de Irak, Afganistán, Sudán, Somalia, Irán y Siria.

Ante el hundimiento de la región en la crisis humanitaria derivada del conflicto en Siria, el SJR está respondiendo con ayuda de emergencia: mantas, colchones, zapatos y ropa de invierno, cestas de alimentos y comidas calientes, medicamentos básicos, vivienda y apoyo educativo y psicosocial. Además, ofrece transporte, kits escolares, comidas ligeras para los niños y material escolar en algunas escuelas públicas que están luchando para hacer frente a las circunstancias.

En toda la región, más de 50.000 familias han recibido el apoyo del JRS en 2012. La ayuda de emergencia se lleva a cabo en Siria, Líbano y Jordania, si bien continúan los proyectos habituales con las comunidades de refugiados en Turquía y Jordania.

El SJR trabaja en más de 50 países de todo el mundo. La organización cuenta con más de 1.200 empleados entre laicos, jesuitas y otros religiosos para responder, entre otras, a las necesidades educativas, sanitarias y sociales de unos 700.000 refugiados y desplazados internos, más de la mitad de los cuales son mujeres. Sus servicios se ofrecen a los refugiados independientemente de su raza, origen étnico o creencias religiosas.